Esta mujer autodidacta se inspiró en Arquímedes y cambió la historia de las matemáticas sin apoyo académico ni reconocimiento: la historia de Sophie Germain

En el año de su llegada al mundo, se encendía la llama de la Revolución Americana. Solo trece años después, el mismo fuego revolucionario prendía en su propia tierra, con el inicio de la Revolución Francesa. En medio de estos vientos de cambio, Sophie Germain (1776-1831) hizo su entrada en escena, y de muchas maneras, llevó consigo el espíritu de revuelta que la rodeaba desde su nacimiento. Sophie Germain nació el 1 de abril de 1776, como hija de un mercader, Ambroise-François Germain.

El mismo año en que descubría su amor por los números, la Bastilla fue asaltada. A pesar de que su padre tenía éxito económico, los miembros de la familia de Sophie no pertenecían a la aristocracia. Si hubiera nacido en la alta sociedad, su estudio de las matemáticas podría haber sido más aceptado desde un principio. Aunque a las mujeres aristocráticas no se les alentaba activamente a estudiar matemáticas, se esperaba que tuvieran suficiente conocimiento del tema para poder discutirlo en caso de que surgiera durante una conversación.

El origen de todo: una biblioteca paterna y la historia de Arquímedes

El evento que cambió su vida ocurrió un día mientras exploraba la biblioteca de su padre y se topó con el libro Historia de las Matemáticas de Jean-Étienne Montucla. El capítulo que capturó su imaginación fue el ensayo de Montucla sobre la vida de Arquímedes. Su relato de los descubrimientos de Arquímedes era sin duda interesante, pero lo que realmente encendió su fascinación fue la historia que rodeaba su muerte. 

Arquímedes había pasado su vida en Siracusa estudiando matemáticas en relativa tranquilidad, pero cuando tenía casi 80 años, la paz se vio perturbada por la invasión del ejército romano. La leyenda cuenta que, durante la invasión, Arquímedes estaba tan absorto en el estudio de una figura geométrica en la arena que no respondió al llamamiento de un soldado romano. Como resultado, fue atravesado por una espada. Germain llegó a la conclusión de que si alguien podía estar tan absorto en un problema geométrico como para que ello llevara a su muerte, entonces las matemáticas debían ser la materia más cautivadora del mundo. De inmediato, se propuso aprender por sí misma los conceptos básicos de la teoría de números y el cálculo, y pronto pasaba horas nocturnas estudiando las obras de Euler y Newton. Sin embargo, este repentino interés por una materia considerada poco femenina preocupó a sus padres, quienes intentaron desesperadamente disuadirla. Pero ella estaba decidida en su empeño y no abandonaría.

Sophie Germain. Fuente: Wikipedia

Una puerta abierta a las matemáticas

Germain nunca se casó y a lo largo de su carrera, su padre financió sus investigaciones y respaldó sus esfuerzos para integrarse a la comunidad de matemáticos. Durante muchos años, este fue el único estímulo que recibió. No había matemáticos en la familia que pudieran introducirla a las últimas ideas y sus tutores se negaban a tomarla en serio. Pero pronto cambiaría todo.

En 1794, se fundó en París la Ecole Polytechnique, una academia de excelencia destinada a formar matemáticos y científicos para la nación. Esto habría sido un lugar ideal para que Germain desarrollara sus habilidades matemáticas, excepto por el hecho de que era una institución reservada únicamente para hombres. Su timidez natural le impidió desafiar a las autoridades de la academia, así que optó por estudiar en secreto en la Ecole asumiendo la identidad de un antiguo estudiante de la academia, Monsieur Antoine-August Le Blanc. Todo iba según lo planeado, hasta que el supervisor del curso Joseph-Louis Lagrange ya no pudo ignorar la absoluta corrección de las respuestas a los ejercicios realizadas por Le Blanc. Se trataba de soluciones verdaderamente ingeniosas. Lagrange, uno de los mejores matemáticos del siglo XIX, solicitó una reunión con el enigmático estudiante y Germain se vio obligada a revelar su verdadera identidad. Entonces fue cuando Lagrange quedó asombrado y complacido de conocer a la joven mujer, por lo que se convertiría en su mentor y amigo. ¡Por fin se le abrían las puertas a las matemáticas!

‘Arquímedes pensativo’. Óleo sobre tela del pintor Domenico Fetti (1620). Fuente: Wikipedia

Su trabajo en elasticidad y la Academia de Ciencias

En 1809, la Academia de Ciencias de París lanzó un concurso para desarrollar una teoría matemática sobre la vibración de superficies elásticas, basado en los experimentos de Ernst Chladni. A pesar de la complejidad del tema y la falta de formación formal en física, Germain decidió participar. Su primer intento en 1811 no obtuvo el premio, pero su trabajo fue lo suficientemente prometedor como para recibir comentarios de los jueces. No se rindió y presentó dos versiones más de su investigación en 1813 y 1816. En esta última ocasión, logró ganar el premio extraordinario, convirtiéndose en la primera mujer en recibir un reconocimiento de la Academia de Ciencias.

Sin embargo, su ecuación final, aunque innovadora, tenía ciertas inexactitudes que afectaban la precisión de sus predicciones experimentales. Aun así, su trabajo sentó bases importantes en la teoría de elasticidad, influyendo en futuros desarrollos en el área.

Trabajo sobre elasticidad de Sophie Germain. Fuente: Wikipedia

Último teorema de Ferman

A pesar de los obstáculos sociales, su pasión y determinación la llevaron a explorar áreas como la teoría de números y el último teorema de Fermat. Sus ideas abrieron nuevas perspectivas en matemáticas, especialmente al encontrar conexiones entre diferentes tipos de números primos. Por otra parte, su enfoque en problemas matemáticos más generales influyó en la forma en que se abordaban las cuestiones matemáticas. 

Un cáncer de mama acabó con su vida en 1831, cuando tenía 55 años. Sin embargo, trabajó hasta el final de sus días. Sophie Germain dejó un legado duradero en el mundo de las matemáticas al desafiar las limitaciones de género y perseverar en un campo dominado por los hombres. Su valentía y determinación allanaron el camino para futuras generaciones de mujeres en la ciencia, demostrando que la pasión y el talento pueden superar cualquier barrera. A pesar de las dificultades que enfrentó en su vida, su contribución sigue inspirando a investigadores y estudiantes a nivel mundial, recordándonos que el amor por el conocimiento y el deseo de aprender son fuerzas poderosas capaces de trascender cualquier obstáculo.

Cortesía de Muy Interesante



Dejanos un comentario: