Tres lugares con intriga que siguen fascinando a arqueólogos e historiadores

Estas imágenes muestran algunos rincones del mundo que están envueltos en un halo de misterio. Nunca han dejado de atraer a historiadores, arqueólogos o simples curiosos y siguen despertando nuestra fascinación.

Torre de Hércules

Este emblema de A Coruña es el único faro romano en funcionamiento desde sus orígenes –fue construido muy probablemente en la segunda mitad del siglo I de nuestra era por un arquitecto de Coimbra llamado Gaio Sevio Lupo– hasta la actualidad. Sobre dichos orígenes se extiende una sombra de fábulas y leyendas en las que ha buceado la historiografía desde el siglo XVI, sin lograr nunca aclarar del todo la bruma.

De ellas destacan la del rey celta Breogán –de origen irlandés–, al que hoy honra una estatua muy cerca de la torre, cuya ciudad de Brigantia algunos identificaron con Betanzos o la misma Coruña; y, claro, la de Hércules, de tradición grecolatina. Según recogió Alfonso X el Sabio en su Estoria de Espanna, el héroe mitológico habría viajado a estas tierras para librar batalla contra un gigante que las tenía sometidas. Hércules le cortó la cabeza y la enterró junto al mar y, para conmemorar tal victoria, se erigió esta torre-faro.

Torre de Hércules
La Torre de Hércules, faro romano en A Coruña. Foto: AGE.

Quinta da Regaleira

Es este uno de los lugares más cargados de simbolismo ocultista del mundo, y lo es porque así lo quiso su más famoso propietario, el millonario católico y masón portugués António Augusto Carvalho Monteiro. Tras adquirir la quinta –finca, en Portugal–, rodeada de exuberante vegetación en la sierra de Sintra, a finales del siglo XIX, la rediseñó con la colaboración del arquitecto italiano Luigi Manni para convertirla en un enigmático cruce de símbolos e iconos relacionados con los templarios, la alquimia, la masonería y los rosacruces, diseminados entre el palacio, los jardines, el lago, la capilla, etc.

Lo más inquietante de la Quinta da Regaleira es este pozo iniciático, una galería subterránea a la que se desciende por una escalera en espiral con nueve rellanos circulares –inspirados en Dante, claro– y en cuyo fondo hay una cruz de la Orden del Temple.

Quinta da Regaleira
Pozo iniciático de la Quinta da Regaleira. Foto: Getty.

Mont Saint-Michel

Entre Normandía y Bretaña, en la costa atlántica, se yergue este islote –hoy una de las grandes atracciones turísticas de Francia– al fondo de una bahía arenosa, coronado por la intrigante abadía del mismo nombre.

Dice la leyenda que el obispo Aubert de Avranches, en el año 709, fundó allí el santuario original tras ser testigo de tres apariciones del arcángel San Miguel, al que está consagrado el lugar. En 966 se establecieron los benedictinos, que desde entonces agrandaron incesantemente el bello conjunto arquitectónico, que incluye partes prerrománicas, románicas y góticas.

Mont Saint-Michel
Conjunto arquitectónico del Mont Saint-Michel. Foto: AGE.

Cortesía de Muy Interesante



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