Ocho mujeres que cambiaron la farmacología

Ilustración de mujer científica / Uncle Leo | Shuterstock

¿Sabía quién desarrolló el primer fármaco efectivo contra la leucemia? ¿O cómo se evitó que la talidomida se cobrara cientos de víctimas en Estados Unidos? ¿O qué investigadora descubrió uno de los principales tratamientos contra la malaria? En la historia de la farmacología, muchas mujeres han hecho contribuciones científicas cruciales, aunque a menudo sus logros, como ha ocurrido tantas veces, no han tenido la visibilidad que merecían.

Aquí recordamos ocho de esas figuras decisivas para el avance de la medicina.

1. Alice Ball (1892–1916): el “método Ball” contra la lepra

Alice Augusta Ball. Wikimedia Commons, CC BY

Esta química y farmacéutica estadounidense desarrolló el primer tratamiento efectivo para tratar la lepra: una solución soluble en agua de los principios activos del aceite de una planta llamada Chaulmoogra (Hydnocarpus wightianus) que podía ser inyectada.

El “método Ball” no sólo era una terapia eficaz y segura, sino que además contribuyó a paliar el estigma de los enfermos con lepra. Por desgracia, la científica murió con sólo 24 años y un colega científico dio continuidad su trabajo. Tuvieron que pasar 90 años para que el avance de Ball fuese reconocido por la Universidad de Hawái.

2. Zoe Rosinach Pedrol (1894-1973): tratamientos farmacológicos personalizados

Zoe Rosinach Pedrol. Real Academia de la Historia

Primera farmacéutica y doctora en Farmacia de España, pionera en ciencias médicas en Cataluña, Rosinach contribuyó significativamente a la mejora y personalización de los tratamientos farmacológicos. Su revelador enfoque consistió en considerar las características fisiológicas y metabólicas de los pacientes, especialmente en la población pediátrica y en mujeres.

3.Leila Denmark (1898–2012): primera victoria contra la tos ferina

Leila Denmark. Mujeres con Ciencia

Durante los años veinte y treinta del siglo pasado, Denmark colaboró en el desarrollo de la primera vacuna eficaz contra la tos ferina, que incluía bacterias muertas de Bordetella pertussis. La inmunización protegió a millones de niños y niñas de esta enfermedad infecciosa mortal y actualmente sigue incluyéndose en los programas de vacunación de los sistemas de salud en combinación con las vacunas contra el tétanos y la difteria.

Leila trabajó hasta los 103 años y su labor sentó bases sólidas en los campos de la pediatría y la inmunología.

4. Dorothy Crowfoot Hodgkin (1910–1994): tras los secretos de las biomoléculas

Dorothy Crowfoot Hodgkin. Wikimedia Commons

La química y cristalógrafa británica Dorothy Hodgkin utilizó técnicas de difracción de rayos X (herramienta que permite estudiar la geometría tridimensional dentro de un cristal) para determinar la estructura de muchas biomoléculas, como la vitamina B12, la insulina y la penicilina. Conocer la estructura de esta última permitió el desarrollo de nuevos antibióticos, mientras que descifrar la de la insulina supuso una revolución en el tratamiento de la diabetes.

Hodgkin recibió el Premio Nobel de Química en 1964, y siguió siendo fuente de inspiración para muchas mujeres científicas.

5. Frances Oldham Kelsey (1914-2015): ella evitó una catástrofe

Frances Oldham Kelsey. Wikimedia Commons

La labor de esta farmacóloga canadiense, contratada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), fue clave para evitar la aprobación de la talidomida en EE. UU., ya que exigió más estudios para garantizar su seguridad. Su insistencia era justificada, como se demostró trágicamente más tarde: aprobado en Europa y África, el fármaco prescrito para aliviar las náuseas y los vómitos de las embarazadas causó graves malformaciones congénitas en más de 10 000 bebés en 46 países.

La audacia y perseverancia de Frances Oldham Kelsey no solo evitó la tragedia en EE. UU., sino que también sentó bases sólidas para la investigación en la seguridad de los medicamentos.

6. Gertrude Belle Elion (1918–1999): llegan los antimetabolitos

Gertrude Belle Elion. Wikimedia Commons

Esta bioquímica y farmacóloga estadounidense estudió las diferencias bioquímicas entre células humanas normales y patógenas para diseñar fármacos que pudieran atacar estas células causantes de enfermedades sin dañar las huéspedes.

Su investigación se centró en el uso de antimetabolitos, sustancias con estructura química muy similar a metabolitos específicos de nuestro cuerpo, con los que pueden competir o reemplazarlos. El trabajo de Elion permitió desarrollar la 6-mercaptopurina, el primer fármaco anticanceroso eficaz contra la leucemia, y la azatioprina, primer agente útil para evitar el rechazo inmunológico tras un trasplante de órgano. Además, una vez retirada, ayudó como investigadora emérita en la creación del primer fármaco contra el sida: la zidovudina.

Gertrude Belle Elion recibió el Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 1988.

7. Elisabeth Bugie Gregory (1920-2001): relegada en el hallazgo de la estreptomicina

Elizabeth Gregory. Mujeres con Ciencia

Miembro del equipo investigador del bioquímico y microbiólogo estadounidense Selman Waksman, esta microbióloga colaboró activamente en el descubrimiento de la estreptomicina, primer antibiótico eficaz contra la tuberculosis, que era la principal causa de muerte en el mundo en la década de 1940.

Cuando el fármaco fue patentado, su nombre no apareció junto al de sus compañeros. “Algún día te casarás y tendrás una familia y no es importante que tu nombre esté en la patente”, le dijeron. Waksman recibió en 1952 en Premio Nobel en Fisiología o Medicina por este descubrimiento.

8. Tu Youyou (1930): paso decisivo en la lucha contra la malaria

Tu Youyou. Wikimedia Commons

Tu Youyou, científica, médica y química farmacéutica china, investigó recetas de la medicina china tradicional con el método científico. Así descubrió la artemisinina, una sustancia extraída de una planta de la familia Asteraceae que es actualmente uno de los fármacos más eficaces en el tratamiento de la malaria, sobre todo en los casos resistentes a otros medicamentos.

Ganadora del Premio Nobel en Fisiología o Medicina en 2015, su trabajo es un excelente ejemplo de cómo conjugar la ciencia moderna con la tradición.

En el siglo XXI, investigadoras españolas también han realizado contribuciones significativas en la investigación farmacológica. Entre ellas, cabe citar a Margarita Salas (sus estudios sobre la replicación del ADN sentaron las bases para el desarrollo de nuevos fármacos para el tratamiento del cáncer), Ángeles Pérez-Medina (ha creado nuevas herramientas de diagnóstico que permiten la personalización de los tratamientos farmacológicos) o Margarita del Val (su trabajo ha sido clave para mejorar las respuestas inmunológicas y la eficacia de las vacunas), entre muchas otras.

El legado de todas estas mujeres es una fuente de inspiración y empoderamiento para las científicas de hoy y de las generaciones futuras.

The Conversation

Cortesía de El Periodico



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