Un hallazgo sorprendente en España: arqueólogos descubren una megafortaleza de 5.000 años y la tumba de un hombre romano de 1.800 años con un puñal colocado en la espalda

En un rincón de la provincia de Badajoz, un equipo de arqueólogos de Tera S.L. ha hecho un descubrimiento tan inquietante como revelador. Mientras supervisaban la construcción de un parque solar en las proximidades de Almendralejo, se toparon con los restos de una fortaleza milenaria. Pero lo que realmente dejó perplejos a los expertos fue un entierro aislado, en el que un hombre había sido sepultado boca abajo, con los pies amputados y un puñal sobre su espalda.

Este tipo de sepultura no es común en los rituales funerarios romanos, lo que sugiere que el difunto no recibió un entierro honorable. Más bien, parece haber sido una forma de castigo póstumo, un mensaje claro de que su muerte no fue un acto de gloria, sino de ignominia. El puñal hallado junto al cuerpo, identificado como un pugio, era un arma habitual entre los legionarios romanos, lo que ha llevado a los investigadores a teorizar que el hombre podría haber sido un soldado caído en desgracia.

La posición del cuerpo y la ausencia de los pies refuerzan esta hipótesis. En el ejército romano, las sanciones por traición, deserción o robo podían ser extremas. La mutilación de los pies podría haber sido un castigo en vida o una forma de asegurarse de que, incluso en la muerte, su espíritu no pudiera encontrar descanso. ¿Fue un desertor ejecutado? ¿Un traidor castigado con la humillación eterna? Las respuestas aún se escapan, pero las pistas sugieren una historia de condena y castigo.

Una fortaleza milenaria con un violento pasado

El hallazgo no se produjo en un terreno cualquiera. El lugar donde se encontró la tumba es el yacimiento de Cortijo Lobato, una fortaleza que data de hace casi 5.000 años. Construida en plena Edad del Cobre, su diseño era impresionante para la época: muros concéntricos de hasta cinco metros de altura, 25 bastiones defensivos y un sistema de fosos que protegía su interior. Era un bastión inexpugnable… hasta que dejó de serlo.

Imagen aérea de la fortaleza, cuyos orígenes se remontan a la lejana Edad del Cobre
Imagen aérea de la fortaleza, cuyos orígenes se remontan a la lejana Edad del Cobre. Foto: TERA SL

Las excavaciones han revelado que la fortaleza fue incendiada y destruida por un enemigo desconocido, dejando tras de sí un paisaje de ruinas y cenizas. Tras su abandono, la historia del lugar quedó en silencio durante casi 2.700 años, hasta que en el siglo II o III d.C., en plena época romana, alguien volvió a utilizar el terreno para enterrar a este misterioso individuo.

La relación entre el hombre sepultado y la antigua fortaleza sigue siendo un misterio. No hay indicios de que en la época romana el lugar fuera utilizado como un asentamiento o un puesto militar. Su entierro en un foso defensivo sugiere más un acto apresurado que un entierro planificado. La crudeza de su sepultura indica que no se trataba de alguien con rango o estatus, sino de alguien que, probablemente, había sido condenado al olvido.

La clave: el puñal romano y el castigo de los legionarios

Entre las pistas más intrigantes del caso se encuentra el pugio hallado junto al cadáver. Esta daga corta, característica de los legionarios romanos, fue un arma icónica durante los primeros siglos del Imperio. Aunque su uso militar se fue reduciendo con el tiempo, siguió siendo un símbolo de la disciplina y el código de honor del ejército romano.

El puñal (pugio) romano, sorprendentemente bien conservado, permanecía aún dentro de su vaina intacta
El puñal (pugio) romano, sorprendentemente bien conservado, permanecía aún dentro de su vaina intacta. Foto: TERA SL

El hecho de que el puñal estuviera colocado en la espalda del difunto ha generado diversas interpretaciones. Algunos arqueólogos creen que pudo haber sido una forma de marcarlo como traidor, mientras que otros sugieren que el arma pudo haber sido depositada en un gesto simbólico de desprecio. En el mundo romano, la manera en que una persona era enterrada decía mucho sobre su vida y su muerte. Un entierro boca abajo era visto como un castigo post-mortem, un modo de impedir que el alma alcanzara la paz en el más allá.

Si realmente pertenecía a la Legio VII Gemina, la única legión romana activa en Hispania en el 74 d.C., es posible que hubiera sido juzgado por crímenes militares. Las legiones no perdonaban la traición, y la ejecución de soldados por deserción o cobardía no era infrecuente. La pérdida de los pies podría ser una señal de que intentó huir, o quizás una mutilación posterior a su muerte para reforzar su castigo.

Imagen aérea de la fortaleza, cuyos orígenes se remontan a la lejana Edad del Cobre
Imagen aérea de la fortaleza, cuyos orígenes se remontan a la lejana Edad del Cobre. Foto: TERA SL

El legado de una tumba enigmática

Este descubrimiento arroja luz sobre un periodo menos documentado de la presencia romana en Hispania. A diferencia de los relatos grandilocuentes sobre emperadores y conquistas, este es un fragmento de historia cotidiana, una muestra de cómo la disciplina militar y las normas de la época podían transformar a un hombre en un paria incluso después de muerto.

El equipo arqueológico continúa analizando el esqueleto y el arma hallada, con la esperanza de desentrañar más detalles sobre la identidad y el destino de este soldado. Mientras tanto, su tumba sigue planteando más preguntas que respuestas. ¿Qué crimen cometió? ¿Quién decidió su castigo? ¿Hubo otros como él?

Más de 1.800 años después, el enigma sigue abierto.

Referencias

Cortesía de Muy Interesante



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