“Se cooompran…”: el grito del fierro viejo cumple 20 años; esta es la historia del pregón de CDMX

La CDMX tiene un ecosistema sonoro que define su identidad: desde el pitido de los camotes hasta el silbido del afilador. Pero hay un pregón que, tras más de 20 años, sigue vigente: el grito del fierro viejo.

El pregón, de una voz femenina e infantil, es parte del día a día de lxs chilangxs: se cuela en las juntas del home office o interrumpe llamadas.

Los camiones, triciclos o carretones la reproducen con un solo objetivo: anunciar la compra de electrodomésticos descompuestos y muebles en desuso.

¿Quién es la voz del fierro viejo?

Marco Antonio Terrón Aguilar era un payasito que animaba fiestas infantiles con trucos de magia y chistes. Sin embargo, la vida lo llevó al oficio de la compra y venta de chatarra.

Entró al negocio por invitación de su hermano, pero pronto emprendió por su cuenta con un carretón improvisado. Salía a las 10 de la mañana y regresaba al atardecer con la garganta destrozada.

“Hice un embudo de cartón con el que gritaba. Iba calle por calle gritando. Era cansado. En tiempos de frío, la garganta se te cierra, y en tiempos de calor, el polvo…”, recordó en entrevista con Chilango.

Foto: Sarahí Rosas/ Chilango

Para evitar el desgaste, a don Antonio se le ocurrió grabar su pregón en un cassette. Pidió ayuda a su hija María del Mar, quien tenía 10 años, sin imaginar que su voz dejaría huella en la CDMX.

Les tomó una noche. Tuvieron que hacerlo en una toma porque no contaban con equipo para editar el audio. Marimar, como le dicen de cariño, leyó un guion con dibujos para no olvidar las líneas que hoy son parte del folclore urbano.

“Se nos dificultó porque empezaba un perro a ladrar, el vecino buscando a la novia con el chiflidito; o sea, cualquier cosa, un ruido externo se colaba en la grabación”, recuerda Marimar.

Foto: Sarahí Rosas/ Chilango

La voz del fierro viejo hace eco en CDMX

Horas después de grabar el cassette, la familia Terrón salió a trabajar. Con ilusiones y problemas a cuestas, pusieron la grabación por primera vez. Don Antonio adaptó un estéreo de auto y unas bocinas para hacer retumbar las calles con la voz de Marimar.

Los primeros sorprendidos fueron sus colegas chatarreros, quienes pronto pidieron copias de la grabación. La familia lo compartió sin imaginar que se extendería por todo México.

“Les decía: ‘págame nada más lo del cassette, cinco pesos’. Nunca les cobré lo de la grabación”, explicó el padre de familia. Un año después, su creación ya era un éxito.

Foto: Sarahí Rosas/ Chilango

El reportaje que dio rostro a la voz

Pasaron 10 años. La voz del fierro viejo era conocida en toda la ciudad, pero nadie sabía quién estaba detrás.

Fue hasta que Marimar vio una entrevista de la periodista Cristina Pacheco a un chatarrero a quien preguntaba sobre el origen del pregón, pero no obtenía respuestas claras. En un acto más de justicia que de ambición, se puso en contacto con el programa Aquí nos tocó vivir.

“Le mandamos un mensaje por Facebook. Le dijimos: ‘soy María del Mar Terrón Martínez, la voz original del fierro viejo. Si le interesa hacernos una entrevista para que conozca la historia real’. Como a los 10 minutos recibimos la contestación de la señora Cristina Pacheco: ‘Sí me interesa, ¿cuándo nos podemos ver?’ Y de ahí fue que se desató la bomba”, narró la joven.

La entrevista se transmitió por Canal Once y, desde entonces, la familia Terrón recibió solicitudes de la prensa. Luego, decidieron registrar el pregón, antes que algún “vivo” intentara apropiárselo.

Ahora, Marimar y don Antonio reciben una compensación si alguien usa la grabación o su letra en canciones, series o películas. Además, Marimar realiza campañas publicitarias con su voz.

“Son experiencias muy bonitas. Nunca me había imaginado hacer algo así”, confesó.

Aunque las regalías son un ingreso extra, la familia Terrón sigue recorriendo las calles en busca de fierro viejo. Y, por supuesto, su altavoz sigue reproduciendo el pregón que les cambió la vida:

“Se compran: colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendan”.

Cortesía de Chilango



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