Descubre diez famosos banquetes que hicieron historia: del rey Midas a Mitterrand

Reyes, reinas, emperadores y altos mandatarios de todo tiempo y lugar –y hasta el mismísimo hijo de Dios– se dieron grandes homenajes en la mesa. He aquí una decena de estos banquetes, unos célebres por su magnitud o por la cantidad de comparecientes, otros por su elevado coste, otros por su elegancia e incluso alguno por los hechos extraordinarios acaecidos supuestamente en el convite.

1. Banquete de Asurnasirpal II

879 a.C.

Este rey asirio ha pasado a la historia por sus campañas militares –se tiene constancia de 14 en su reinado (883-859 a.C.)–, que hicieron de Asiria una gran potencia, por haber refundado la ciudad de Kalhu – luego Nimrud– en 879 a.C. como una fastuosa capital y por el colosal ágape celebrado para la ocasión.

De él da cuenta la “estela del banquete”: duró 10 días, hubo 69.574 comensales y se consumieron, entre otras viandas, 1.000 bueyes, 14.000 cabritos, 10.000 pescados y 500 antílopes (y, para “pasarlo”, 10.000 odres de vino y otros tantos de cerveza).

Relieve de Asurnasirpal II del Palacio Nimrud, hoy en el Museo Británico
Asurnasirpal II en un relieve del Palacio de
Nimrud, hoy en el Museo Británico. Foto: Getty.

2. Funeral del rey Midas

696 a.C.

Rey de Frigia (Anatolia, Turquía) entre 740 a.C. y el año de su muerte, la mitología griega hace de Midas el hijo de Gordias –el del nudo gordiano– y un avaro al que Dioniso mató de inanición al concederle el don de convertir en oro cuanto tocase (también la comida). Pero los que no murieron de hambre ni sed fueron los asistentes a su festín funerario.

Los restos se hallaron en 1957 y su análisis (1999) determinó un menú compuesto de cabra y cordero a la barbacoa, legumbres con hinojo y anís y 375 litros de kykeon, una mezcla de vino, cerveza y miel.

Rey Midas
El Rey Midas y Dioniso, ambos en un óleo de J. G. Bergmüller, siglo XVIII. Foto: Álbum.

3. Cena de los diez millones de sestercios

41 a.C.

No siempre la opulencia de un banquete se mide por la amplitud de la carta o de las libaciones. Si no, que se lo digan a la mítica Cleopatra, última reina de Egipto, y a su amante Marco Antonio, insigne político romano.

La chispa entre ambos, dicen, prendió precisamente en esta cena, la más cara de la historia –al cambio, más de diez millones de euros–, celebrada en Tarso (Cilicia, Turquía) para negociar su coalición. El fabuloso coste se debió a que Cleopatra, para impresionar al triunviro, apostó que podría consumir diez millones de sestercios de una sentada: acto seguido, disolvió dos grandes perlas en una copa de vinagre y la apuró sin dejar gota.

Cena entre Marco Antonio y Cleopatra
Cena de los diez millones de sestercios entre Marco Antonio y Cleopatra. Foto: Álbum.

4. Bodas de Caná

Siglo I

La historicidad de este banquete, como la de todo el relato evangélico, es cuestionable. Aparece en el Evangelio de San Juan y contiene el primer –y famoso– milagro de un joven Jesús.

Convidado junto a su madre y sus discípulos a una boda en la que se supone que es la actual ciudad libanesa de Qana, en su Galilea natal, el Mesías, al acabarse el vino, mandó llenar de agua seis tinajas de 100 litros y llevarlas al maestresala. Este, que desconocía su procedencia, cató el líquido y se asombró ante el novio: “Todos sirven primero el vino bueno, ¡y tú lo has guardado para el final!”.

Bodas de Caná según Michael Damaskenos
Bodas de Caná, óleo del pintor bizantino Michael Damaskenos, siglo XVI. Foto: Álbum.

5. Desayuno de Clodio Albino

Siglo II

Poco se sabe a ciencia cierta de este efímero usurpador del Imperio Romano (147- 197): que cogobernó brevemente con Septimio Severo tras el asesinato de Pertinax en el año 193 y que luego guerreó contra aquel, perdió y murió en combate. Pero, según una leyenda, muy frugal no era: en un prolongado desayuno, habría ingerido nada menos que 500 higos, 100 melocotones, 10 melones, 48 ostras y 2 kilos de uvas. Eso es empezar el día con energía…

Busto de Clodio Albino
Busto de Clodio Albino (Museos Capitolinos de Roma). Foto: ASC.

6. Banquete nupcial de Enrique IV y María de Médici

17 de diciembre de 1600

Cuentan las malas lenguas de la historia que la noche de su boda de conveniencia con el rey de Francialos Médici, banqueros, aportaron una dote de 600.000 escudos de oro– fue un calvario para María de Médici: Enrique primero le presentó a su amante favorita y luego, ya en el lecho conyugal, la dejó noqueada con el hedor de sus axilas.

Menos mal que el banquete había sido uno de los más refinados de todos los tiempos. Tuvo lugar en Florencia, donde, tras una majestuosa ceremonia en la catedral, se sirvió un convite para 300 personas, diseñado por el gran artista toscano Bernardo Buontalenti, que incluyó más de 50 platos exquisitos, sorbetes de leche y miel y una encantadora sorpresa: pájaros bajo las servilletas, que salían volando al desplegarlas los invitados.

Boda entre Enrique IV y María de Médici, de Jacopo Chimenti
Boda entre Enrique IV y María de Médici, óleo de Jacopo Chimenti (1600). Foto: ASC.

7. Festín de Vatel

22-25 de abril de 1671

Aunque, en cuanto a exquisitez y extravagancia, nada supera al también llamado Festín de los Tres Días, elaborado por el genial chef François Vatel en Versalles para honrar a Luis XIV. Eso duró la circense exhibición culinaria llevada al cine en 2000 por Roland Joffé (Vatel), que incluyó la –discutida– invención del chantillí, candelabros de masa de pan, centros de flores de caramelo y un banquete de pescado servido en un mar de hielo que se malogró por no llegar a tiempo los peces… ¡lo que llevó al cocinero a suicidarse!

Vatel, de Roland Joffé
Fotograma de la película Vatel, de Roland Joffé (2000). Foto: Alamy.

8. Banquete del Regente

18 de enero de 1817

Antes de ser rey de Inglaterra entre 1820 y su muerte en 1830, Jorge IV fue príncipe regente largos años debido a la locura de su padre, Jorge III, y enseguida se hizo célebre por sus comilonas y su abultado abdomen –según la malicia popular, al desabrocharse el corsé le llegaba a las rodillas–.

Pero su fama de glotón subió muchos enteros cuando contrató al ilustre cocinero francés Carême para preparar esta cena en honor del gran duque Nicolás de Rusia: una exuberante decoración sirvió de marco a 100 platos salados (sopas, guisos y estofados) y 20 postres.

La indigestión del Regente, caricatura de James Gillray
La indigestión del Regente, caricatura de James Gillray, 1792. Foto: Álbum.

9. Cena de los Tres Emperadores

7 de junio de 1867

En el transcurso de la segunda Exposición Universal de París y en un elegante reservado del Café Anglais, dos emperadores en activo –Guillermo I de Prusia y el zar ruso Alejandro II– y uno por venir –el hijo de este último, Alejandro III–, más el canciller prusiano Bismarck, se pusieron las botas gracias al buen hacer del eminente Adolphe Dugieré: champán Roederer en botella de vidrio de plomo, 8 vinos y 16 platos; entre ellos, potaje Imperátrice, langosta a la parisién, berenjenas a la española, pato asado relleno y suflé de pollo y trufas.

Café Anglais
El parisino Café Anglais. Foto: ASC.

10. Último festín de Mitterrand

24 de diciembre de 1995

Siempre se supo que el político socialista galo, presidente de la República más tiempo que nadie –de 1981 a 1995–, era muy aficionado a la buena mesa. Sin embargo, fue la publicación de El último Mitterrand (1996), del periodista Georges-Marc Benamou, lo que sacó a la luz un escabroso detalle de su última cena de Nochebuena, que tuvo lugar en su finca de las Landas dos semanas antes de que muriese de un cáncer de próstata.

La anécdota que indignó a los ecologistas franceses fue que, tras tomar ostras de Marennes y capón con foie, Mitterrand y sus invitados degustaron un prohibidísimo plato: hortelano, un pájaro amenazado de extinción y cuya caza está perseguida, que además se cocina con extrema crueldad (se le ciega para que engorde, se le despluma vivo y se le ahoga en armañac antes de asarlo).

Mitterrand en 1994
El presidente francés François Mitterrand en 1994. Foto: Getty.

Cortesía de Muy Interesante



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