Pocas civilizaciones han dejado una marca tan profunda y duradera en la historia como Roma. Aunque han pasado más de mil años desde la caída del Imperio Romano de Occidente, sus costumbres, instituciones y avances continúan moldeando nuestra sociedad. Desde las ciudades que habitamos hasta las leyes que rigen nuestras vidas, el mundo moderno sigue impregnado de legado romano.
Sin darnos cuenta, seguimos utilizando estructuras, sistemas y términos que tienen su origen en Roma. Nuestros calendarios, el derecho que nos protege y hasta la organización de las ciudades deben mucho a esta civilización. Pero ¿hasta qué punto seguimos siendo romanos en la actualidad?
El derecho romano y su influencia en la legislación moderna
Uno de los pilares más sólidos del legado romano es su sistema legal. El Derecho Romano es la base sobre la que se construyeron los sistemas jurídicos de muchas naciones actuales, especialmente en Europa y América Latina. Conceptos como la propiedad privada, los contratos, las obligaciones y los testamentos se desarrollaron en Roma y siguen vigentes hoy en día.
Las categorías legales romanas siguen siendo fundamentales. El principio de “in dubio pro reo“, que establece que en caso de duda se debe favorecer al acusado, proviene directamente del Derecho Romano. Además, la división entre el derecho público y privado se mantiene en la mayoría de los sistemas judiciales modernos.
Roma también nos legó el concepto de codificación del derecho, ejemplificado en el Código de Justiniano, una recopilación de leyes que inspiró la creación de los códigos civiles modernos, como el de Napoleón en el siglo XIX.
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Ciudades romanas y el urbanismo moderno
Si paseamos por cualquier ciudad europea o americana, es probable que su diseño tenga influencias romanas. El urbanismo romano estableció patrones que seguimos usando hoy en día. La cuadrícula ortogonal, con calles perpendiculares formando manzanas regulares, es una invención romana aplicada en ciudades como Barcelona y Buenos Aires.
El foro romano, centro de la vida política y comercial, tiene su equivalente en las plazas centrales de muchas ciudades actuales. Los romanos también popularizaron la construcción de acueductos, cloacas y carreteras pavimentadas, infraestructuras esenciales que todavía forman parte de nuestro día a día.
Además de la importancia del foro, los romanos perfeccionaron el trazado ortogonal en la planificación urbana. Inspirado en modelos griegos, este diseño consistía en calles dispuestas en ángulos rectos, formando manzanas regulares que facilitaban la movilidad y la distribución del espacio. Ciudades como Timgad en Argelia, Augusta Emerita (Mérida, España) o Pompeya muestran este patrón de cuadrícula, que permitía una mejor organización del tráfico y las construcciones. Con el tiempo, este modelo fue adoptado en la planificación de muchas ciudades coloniales en América y sigue presente en el urbanismo moderno.
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El latín y las lenguas romances
No hace falta estudiar filología para notar la influencia del latín en nuestra manera de hablar. El español, el francés, el italiano, el portugués y el rumano son lenguas romances, es decir, derivadas del latín vulgar hablado por los romanos.
Pero la influencia lingüística de Roma no se limita a estas lenguas. El inglés, aunque germánico, tiene más del 60% de su vocabulario de origen latino. Términos como “agenda”, “referendum”, “etcetera” y “curriculum” son ejemplos claros de expresiones que hemos heredado directamente de Roma.
Instituciones políticas y legado administrativo
Las democracias modernas han tomado muchos elementos de las estructuras políticas romanas. Aunque Roma no era una democracia en el sentido moderno, su modelo republicano influyó en la organización de los gobiernos actuales.
El concepto de “Senado” proviene directamente de Roma, y países como Estados Unidos y Francia han adoptado este nombre para una de sus cámaras legislativas. Además, el principio de la representación popular a través de magistraturas electas también tiene raíces en la República Romana.
La burocracia también es un legado romano. El Imperio Romano desarrolló un sistema administrativo eficiente que sirvió como modelo para la gestión de los Estados modernos. Desde el registro de impuestos hasta la división territorial en provincias, muchas prácticas siguen vigentes.
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Costumbres y entretenimiento: de los gladiadores a los estadios
El ocio y el entretenimiento tampoco escaparon a la influencia de Roma. Los anfiteatros y coliseos romanos fueron los precursores de los estadios modernos. La disposición en gradas y la organización de espectáculos masivos inspiraron la arquitectura de recintos deportivos actuales.
Los romanos también popularizaron las apuestas y los juegos de azar, costumbre que sigue presente en muchas sociedades. Incluso algunas festividades, como la Navidad, tienen raíces en celebraciones romanas como las Saturnales, fiestas en honor a Saturno que incluían banquetes, regalos y decoraciones.
Entonces, ¿seguimos siendo romanos?
A pesar del paso de los siglos, Roma sigue viva en nuestra cultura, nuestras ciudades y nuestras instituciones. Sus avances en derecho, urbanismo, lenguaje y política siguen vigentes en el mundo moderno.
Si miramos a nuestro alrededor, encontramos huellas de Roma en cada rincón: en el idioma que hablamos, en las leyes que nos rigen y en la forma en que organizamos nuestras sociedades. Puede que el Imperio haya caído hace siglos, pero su legado sigue moldeando nuestra realidad. En muchos sentidos, todavía somos romanos.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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