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- Autor, Matt Fitzpatrick
- Título del autor, The Conversation *
Ucrania no fue invitada a la reunión clave entre funcionarios estadounidenses y rusos en Arabia Saudita esta semana para decidir cómo podría ser la paz en el país.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, dijo que Ucrania “nunca aceptará” ninguna decisión sin su participación en las negociaciones para poner fin a la guerra con Rusia.
La decisión de negociar la soberanía de los ucranianos sin ellos –así como el intento descaradamente desmesurado del presidente estadounidense Donald Trump de reclamar la mitad de la riqueza de minerales raros de Ucrania como precio por el continuo apoyo estadounidense– revela mucho sobre cómo Trump ve a Ucrania y Europa.
Pero esta no es la primera vez que las grandes potencias se han coludido para negociar nuevas fronteras o esferas de influencia sin la participación de la gente que vive en esos territorios.
Esa política de poder autoritaria rara vez termina bien para los afectados, como muestran estos siete ejemplos históricos.

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1. El reparto de África
En el invierno de 1884-1885, el líder alemán Otto von Bismarck invitó a las potencias de Europa a Berlín para una conferencia en la que se formalizaría el reparto entre ellas de todo el continente africano.
Ni un solo africano estuvo presente en la conferencia que llegaría a conocerse como “El reparto de África”.
Entre otras cosas, la conferencia condujo a la creación del Estado Libre del Congo bajo control belga, el lugar donde se produjeron terribles atrocidades coloniales y donde murieron millones de personas.
Alemania también estableció la colonia del África Sudoccidental Alemana (actual Namibia), donde más tarde se perpetró el primer genocidio del siglo XX contra los pueblos colonizados.

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2. La Convención Tripartita
No fue sólo África la que se dividió de esta manera. En 1899, Alemania y Estados Unidos celebraron una conferencia y forzaron a los samoanos a un acuerdo para dividir sus islas entre las dos potencias.
Esto se produjo a pesar de que los samoanos expresaron su deseo de autogobierno o de una confederación de Estados del Pacífico con Hawái.
Como “compensación” por no haber obtenido Samoa, Reino Unido recibió el control de Tonga.
La Samoa Alemana quedó bajo el dominio de Nueva Zelanda después de la Primera Guerra Mundial y siguió así hasta 1962. La Samoa Estadounidense (además de varias otras islas del Pacífico) sigue siendo territorio de Estados Unidos hasta el día de hoy.

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3. El Acuerdo Sykes-Picot
Cuando la Primera Guerra Mundial estaba en pleno apogeo, los representantes británicos y franceses se sentaron para acordar cómo dividirían el Imperio Otomano una vez que terminara el conflicto.
Como potencia enemiga, los otomanos no fueron invitados a las conversaciones.
Juntos, el inglés Mark Sykes y el francés François Georges-Picot rediseñaron las fronteras de Medio Oriente en función de los intereses de sus respectivas naciones.
El Acuerdo Sykes-Picot contradecía los compromisos asumidos en una serie de cartas conocidas como la correspondencia Hussein-McMahon. En estas cartas Reino Unido prometía apoyar la independencia árabe del dominio turco.
El Acuerdo Sykes-Picot también contradecía las promesas que hizo Reino Unido en la Declaración de Balfour de respaldar a los sionistas que querían construir una nueva patria judía en la Palestina otomana.
El acuerdo se convirtió en la fuente de décadas de conflicto y mala gestión colonial en Medio Oriente, cuyas consecuencias siguen sintiéndose hoy.
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4. El Acuerdo de Múnich
En septiembre de 1938, el primer ministro británico, Neville Chamberlain, y el primer ministro francés, Édouard Daladier, se reunieron con el dictador fascista italiano Benito Mussolini y con el alemán Adolf Hitler para firmar lo que se conocería como el Acuerdo de Múnich.
Los líderes intentaron evitar la propagación de la guerra por toda Europa después de que los nazis de Hitler fomentaran un levantamiento y comenzaran a atacar las zonas de habla alemana de Checoslovaquia conocidas como los Sudetes. Lo hicieron con el pretexto de proteger a las minorías alemanas. Ningún checoslovaco fue invitado a la reunión.
Muchos todavía consideran la reunión como la “traición de Múnich”, un ejemplo clásico de un intento fallido de apaciguar a una potencia beligerante con la falsa esperanza de evitar la guerra.
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5. La Conferencia de Évian
En 1938, 32 países se reunieron en Évian-les-Bains, Francia, para decidir qué hacer con los refugiados judíos que huían de la persecución en la Alemania nazi.
Antes de que comenzara la conferencia, Reino Unido y Estados Unidos habían acordado no presionarse mutuamente para elevar la cuota de judíos que aceptarían en suelo estadounidense o en la Palestina británica.
Si bien Golda Meir (la futura líder israelí) asistió a la conferencia como observadora, ni a ella ni a ningún otro representante del pueblo judío se les permitió participar en las negociaciones.
Los asistentes en gran medida no lograron llegar a un acuerdo sobre la aceptación de refugiados judíos, con la excepción de República Dominicana. Y la mayoría de los judíos en Alemania no pudieron irse antes de que el nazismo empezara con el Holocausto.

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6. El Pacto Molotov-Ribbentrop
Mientras Hitler planeaba su invasión de Europa del Este, quedó claro que su principal obstáculo era la Unión Soviética. Su respuesta fue firmar un tratado inverosímil de no agresión con la URSS.
El tratado, que lleva el nombre de Vyacheslav Molotov y Joachim von Ribbentrop (los ministros de Asuntos Exteriores soviético y alemán), garantizaba que la Unión Soviética no respondería cuando Hitler invadiera Polonia.
También dividió Europa en esferas nazi y soviética. Esto permitió a los soviéticos expandirse a Rumania y los estados bálticos, atacar Finlandia y tomar su propia parte del territorio polaco.
No es de extrañar que algunos en Europa del Este vean las actuales conversaciones entre Estados Unidos y Rusia sobre el futuro de Ucrania como el renacimiento de este tipo de diplomacia secreta que dividió a las naciones más pequeñas de Europa entre las grandes potencias en la Segunda Guerra Mundial.

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7. La Conferencia de Yalta
Con la inminente derrota de la Alemania nazi, el primer ministro británico Winston Churchill, el dictador soviético Josef Stalin y el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt se reunieron en 1945 para decidir el destino de la Europa de posguerra.
Esta reunión llegó a conocerse como la Conferencia de Yalta.
Junto con la Conferencia de Potsdam varios meses después, Yalta creó la arquitectura política que conduciría a la división de la Europa de la Guerra Fría.
En Yalta, los “tres grandes” decidieron la división de Alemania, mientras que a Stalin también se le ofreció una esfera de interés en Europa del Este.
Esto adoptó la forma de una serie de Estados amortiguadores controlados políticamente en Europa del Este, un modelo que algunos creen que Putin pretende emular hoy.

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* Matt Fitzpatrick es profesor de historia internacional de la Universidad de Flinders, en Australia. Este artículo apareció en The Conversation. Puedes leer la versión original en inglés aquí.
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Cortesía de BBC Noticias
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