Una nueva investigación podría cambiar la forma en que cuidamos nuestra salud oral: el consumo de almidón influye en la composición del microbioma oral y en el riesgo de enfermedades dentales, de acuerdo al hallazgo. El estudio publicado en Microorganisms analiza cómo la interacción entre la cantidad de copias del gen AMY1 y el consumo de almidón afecta la formación de biopelículas bacterianas en la boca, lo que podría tener implicaciones en la aparición de caries y enfermedad periodontal.
El papel del gen AMY1 en la digestión del almidón
El gen AMY1 codifica la amilasa salival, una enzima encargada de descomponer el almidón en azúcares simples. La cantidad de copias de este gen varía entre individuos, lo que influye en la rapidez y eficiencia con la que se procesa el almidón en la boca. Investigaciones previas han vinculado el AMY1 con un mayor riesgo de caries y enfermedad periodontal, pero la relación exacta entre este gen, el almidón y la microbiota oral aún no estaba clara.
“A la mayoría de la gente se le ha advertido de que si come mucho azúcar, debe cepillarse los dientes”, dijo en un comunicado Angela Poole, autora principal y profesora adjunta de nutrición molecular en la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida y en la Facultad de Ecología Humana. “El hallazgo para llevar aquí es que dependiendo de su número de copia AMY1, es posible que desee ser igual de vigilantes sobre el cepillado de los dientes después de comer esos almidones digeribles.”
Cómo se realizó el estudio
Los investigadores analizaron muestras de saliva de 31 personas con diferentes cantidades de copias del gen AMY1. Se cultivaron biopelículas bacterianas en laboratorio utilizando medios de crecimiento con y sin almidón para evaluar cómo la presencia de este carbohidrato influye en la composición bacteriana. Posteriormente, se utilizaron técnicas de secuenciación de ADN para identificar los microorganismos presentes en los cultivos.

Resultados principales: el almidón altera la microbiota oral
El análisis reveló que la presencia de almidón en el medio de cultivo disminuyó la diversidad bacteriana en las biopelículas. Además, se observó una interacción significativa entre el AMY1 y el almidón que afectó la abundancia de ciertos géneros bacterianos, en particular Veillonella y Atopobium, ambos relacionados con la formación de caries y enfermedad periodontal.
En las muestras con mayor cantidad de copias del AMY1, la presencia de almidón redujo la abundancia de Veillonella y Atopobium. En contraste, cuando el almidón no estaba presente, estos géneros eran más abundantes, lo que sugiere que el tipo de carbohidrato disponible puede influir en la proliferación de estas bacterias.
El impacto en la salud oral
Los resultados sugieren que las personas con un alto número de copias del AMY1 podrían tener una composición bacteriana en la boca que responde de manera diferente al almidón en comparación con aquellas que tienen menos copias de este gen. Esto podría influir en la susceptibilidad a caries y enfermedades periodontales según el tipo de carbohidratos que consuman.

“Las poblaciones que históricamente tenían mayor acceso al almidón tienden a tener más copias,” dijo Poole, “lo que tiene sentido desde un punto de vista práctico, ya que le habría dado una ventaja de supervivencia cuando la comida es escasa, para ser capaz de romper esos almidones de manera más eficiente.”
¿Cómo determinar cuántas copias de AMY1 tienes?
Hasta el momento, no hay pruebas de consumo masivo específicas para medir el número de copias del AMY1, pero hay algunos indicadores y opciones disponibles:
- Percepción del sabor. Las personas con un alto número de copias del AMY1 suelen percibir un sabor dulce al masticar alimentos ricos en almidón, como pan o arroz, debido a la rápida conversión del almidón en azúcares.
- Pruebas genéticas. Algunas empresas de pruebas de ADN pueden analizar la variación del AMY1 a través de la secuenciación genética.
- Medición de la actividad de la amilasa salival. Algunos laboratorios pueden evaluar la actividad de esta enzima en la saliva, lo que puede estar relacionado con el número de copias del gen.
- Orígenes genéticos. Estudios han mostrado que poblaciones con una larga historia de agricultura tienden a tener más copias de AMY1, en comparación con aquellas con antecedentes de cazadores-recolectores.
Alimentos ricos en almidón y su impacto en la salud oral
No todos los alimentos ricos en almidón afectan la boca de la misma manera. Los almidones refinados y de rápida digestión pueden promover el crecimiento de bacterias asociadas con la caries y la enfermedad periodontal. Algunos de los principales alimentos a tener en cuenta incluyen:
- Pan blanco y bollería: Se descomponen rápidamente en azúcares simples que alimentan las bacterias productoras de ácidos en la boca.
- Galletas y crackers: Suelen quedarse atrapados entre los dientes y en las encías, favoreciendo la proliferación bacteriana.
- Papas fritas y chips: Su textura pegajosa hace que los residuos se adhieran a los dientes, aumentando el riesgo de caries.
- Pastas y arroces refinados: Se convierten en azúcares en la boca, alimentando las bacterias que contribuyen a la desmineralización del esmalte dental.
- Cereales procesados y barras de granola: Muchos contienen almidón refinado y azúcares añadidos que favorecen el desarrollo de placa bacteriana.
Por otro lado, los almidones complejos y de digestión lenta, como los que se encuentran en cereales integrales, legumbres y verduras, tienen un menor impacto en la microbiota oral, ya que su degradación ocurre en mayor medida en el sistema digestivo en lugar de en la boca.

¿Cómo afecta esto el cuidado dental?
Este estudio podría abrir la puerta a recomendaciones personalizadas en salud dental. En el futuro, los dentistas podrían evaluar el número de copias del AMY1 de pacientes para ofrecer consejos específicos sobre la dieta y la higiene. Los científicos apuntan algunas estrategias de cuidado de la salud oral, los cuales incluyen:
- Cepillarse los dientes después de consumir alimentos ricos en almidón.
- Reducir el consumo de almidones refinados, que pueden favorecer el crecimiento de bacterias asociadas a la caries.
- Mantener una buena higiene bucal con el uso de hilo dental y enjuague antibacteriano para controlar la acumulación de biopelículas.
El almidón, la genética y la salud dental: un vínculo que podría cambiar la forma en que cuidamos nuestra boca
El estudio destaca la compleja relación entre la genética, la dieta y la salud oral. La cantidad de copias del gen AMY1 podría influir en la manera en que el almidón afecta la microbiota bucal y, en consecuencia, el riesgo de enfermedades dentales. Estos hallazgos podrían ser clave para el desarrollo de estrategias personalizadas en el cuidado de la salud bucal y la prevención de patologías como la caries y la periodontitis.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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