Antes de Cristo y después de Cristo: cómo los arqueólogos datan sus hallazgos

¿Cuántas veces nos hemos topado con las abreviaciones a.C. y d.C. al leer un ensayo histórico? Cientos, si no miles. La datación de los hallazgos arqueológicos supone una de las tareas más complejas y cruciales en cualquier investigación. Uno de los desafíos más significativos a los que se enfrenta la arqueología consiste en determinar la antigüedad de los hallazgos. Y es que la capacidad de fechar objetos y estructuras con precisión resulta esencial para reconstruir la historia de las civilizaciones del pasado. Para ello, los arqueólogos utilizan una variedad de técnicas que les permiten establecer y afinar la datación de cada pieza, y que se dividen en dos categorías principales: la datación absoluta y la datación relativa. En este artículo, examinaremos los principales métodos empleados por la arqueología para fechar con precisión cada descubrimiento. Analizaremos las técnicas más utilizadas, como el carbono 14 y la dendrocronología, y cómo estas herramientas han transformado nuestra comprensión del pasado.

Cronología absoluta y relativa

En arqueología, la datación se divide en dos tipos principales: la cronología absoluta y la cronología relativa. La cronología absoluta se refiere a la asignación de una fecha específica a un objeto o evento, mientras que la cronología relativa establece una secuencia temporal sin proporcionar una fecha exacta.

La cronología relativa se basa en la estratigrafía, el estudio de las capas de tierra y cómo se superponen. El principio de superposición establece que las capas más profundas son más antiguas que las más superficiales. Este método permite a los arqueólogos establecer una secuencia temporal de los eventos, aunque no proporcione fechas exactas.

Por otro lado, la cronología absoluta utiliza métodos científicos para asignar fechas específicas. Uno de los métodos más conocidos es el carbono 14 (C14), que se basa en el análisis de la descomposición radiactiva del carbono en los restos orgánicos. Este método ha revolucionado la arqueología al permitir fechar materiales con una precisión de varios cientos de años.

Ruinas del templo de Hércules
Ruinas de un templo. Fuente: Pixabay

El carbono 14: una herramienta revolucionaria

El carbono 14 es un método de datación absoluta que se utiliza para fechar restos orgánicos, como huesos, madera y carbón. Fue desarrollado en 1949 por el químico Willard Libby, quien recibió el Premio Nobel de Química por su descubrimiento.

El método se basa en el hecho de que todos los seres vivos absorben carbono de la atmósfera, incluido una pequeña cantidad de carbono 14, un isótopo radiactivo. Cuando un organismo muere, deja de absorber carbono, y el carbono 14 comienza a descomponerse a un ritmo constante. Al medir la cantidad de carbono 14 restante en una muestra, los científicos pueden calcular cuánto tiempo ha pasado desde la muerte del organismo.

Sin embargo, el carbono 14 no es infalible. Muestra un margen de error de varios cientos de años y solo es efectivo para datar materiales de hasta 50000 años de antigüedad. Además, la muestra debe estar libre de contaminación, ya que la presencia de carbono moderno puede distorsionar los resultados. A pesar de estas limitaciones, el carbono 14 ha sido fundamental para fechar muchos hallazgos arqueológicos, desde restos humanos hasta artefactos de madera.

Anillos en un tronco de árbol
La dendrocronología permite fechar los hallazgos arqueológicos. Fuente: Pixabay

La dendrocronología: los anillos de los árboles como relojes naturales

Otro método importante de datación absoluta es la dendrocronología. En esta técnica, se utilizan los anillos de crecimiento de los árboles para determinar la edad de la madera. Cada año que pasa, los árboles forman un nuevo anillo. Además, el grosor de estos anillos varía según las condiciones climáticas. Al comparar los patrones de los anillos de una muestra de madera con una secuencia cronológica conocida, los arqueólogos pueden determinar la fecha exacta en que el árbol fue cortado.

La dendrocronología resulta especialmente útil para fechar estructuras de madera y objetos arqueológicos en regiones donde los árboles de larga vida, como los pinos bristlecone en California, han dejado registros que se extienden por miles de años. Además de proporcionar fechas precisas, este método también ofrece información valiosa sobre el clima y las condiciones ambientales del pasado.

Otros métodos de datación absoluta

Además del carbono 14 y la dendrocronología, los arqueólogos utilizan otros métodos de datación absoluta, como la termoluminiscencia. Esta técnica se aplica a las cerámicas y los objetos de piedra. También pueden recurrir a la datación por uranio-torio, utilizada para fechar formaciones de coral y cuevas. Cada método tiene sus propias ventajas y limitaciones. La elección del método depende, por tanto, del tipo de material que se está fechando y del contexto arqueológico de trabajo.

Cronología relativa: el arte de la estratigrafía

Mientras que los métodos de datación absoluta proporcionan fechas específicas, la cronología relativa se basa en la comparación de objetos y estratos para establecer una secuencia temporal. La estratigrafía es una herramienta fundamental en este proceso. Al excavar un yacimiento, los arqueólogos documentan cuidadosamente las capas de tierra y cómo se relacionan entre sí. Las capas más profundas suelen ser más antiguas que las más superficiales, lo que permite establecer una secuencia temporal de los eventos y de los objetos contenidos en cada una de esas capas.

La estratigrafía no solo ayuda a determinar la antigüedad relativa de los objetos, sino que también proporciona información sobre cómo se formó el yacimiento y cómo fue utilizado a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en un yacimiento urbano, los arqueólogos pueden encontrar capas que representan diferentes períodos de ocupación, desde la época romana hasta la contemporánea.

Cráneos humanos
Cráneos. Fuente: Pixabay

La importancia de la cronología en la arqueología

La capacidad de fechar los hallazgos arqueológicos con precisión es esencial para reconstruir la historia de las civilizaciones antiguas. Sin una cronología precisa, sería imposible entender cómo cambiaron las sociedades, cómo interactuaron entre sí y de qué manera respondieron a los cambios ambientales y culturales.

Además, la cronología permite a los arqueólogos comparar hallazgos de diferentes regiones y períodos, lo que ayuda a construir una imagen más completa del pasado. Por ejemplo, la datación de cerámicas y herramientas en diferentes yacimientos puede revelar patrones de comercio y migración en la antigüedad.

Cuestión de fechas

Datar los yacimientos y los restos arqueológicos hallados es una tarea compleja, pero esencial, en la investigación arqueológica. Los métodos de datación absoluta, como el carbono 14 y la dendrocronología, han revolucionado nuestra capacidad para fechar objetos y estructuras con precisión. Al mismo tiempo, la cronología relativa, basada en la estratigrafía, sigue ejerciendo de herramienta fundamental para establecer secuencias temporales en los yacimientos.

A medida que avanzan las técnicas científicas y se mejoran las técnicas de análisis, los arqueólogos continúan refinando sus métodos de datación, lo que permite una comprensión cada vez más precisa del pasado. La combinación de estas técnicas no solo nos ayuda a fechar hallazgos, sino también a reconstruir la historia de las civilizaciones antiguas y a entender cómo vivían, pensaban e interactuaban con su entorno.

Referencias

  • Barba Colmenero, Vicente y Alberto Fernández Ordóñez. 2021. Todo lo que hay que saber de arqueología. Una introducción a la ciencia del pasado. Madrid: Pinolia.

Cortesía de Muy Interesante



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