Que la ciudad de Pompeya se ha convertido en una de las joyas arqueológicas más importantes del mundo es un hecho indiscutible. La célebre urbe romana sepulta bajo la lava y las cenizas del Vesubio ha vuelto a sorprender con un descubrimiento de gran relevancia. En esta ocasión, se trata de un fresco monumental de temática dionisíaca que ha salido a la luz en la Villa dei Misteri o Villa de los Misterios. Este hallazgo se suma a la ya vasta colección de representaciones pictóricas de la inmortal ciudad romana.
Un nuevo hallazgo en la Villa dei Misteri
Un descubrimiento en el Oecus 50
Mientras trabajaban en la Regio IX, Insula 10, los arqueólogos desenterraron una impresionante megalografía del llamado segundo estilo pompeyano. Fechado entre los años 40 y 30 a.C., este fresco del Oecus 50 presenta figuras humanas en tamaño ligeramente inferior al natural y se mantiene en un excepcional estado de conservación. El equipo del Parco Arqueológico de Pompeya, responsable del descubrimiento, está encabezado por el director Gabriel Zuchtriegel, quien ha destacado la singularidad de la obra.
Un hallazgo fortuito durante la consolidación de la Insula 19, Regio IX
La excavación se llevó a cabo en el marco del proyecto de restauración y consolidación de la Insula 10 de la Regio IX. Este proyecto tenía como objetivo de reintegrar esta zona al entramado urbano de Pompeya.
Durante la campaña, los investigadores encontraron evidencias de que el área había sido saqueada en el siglo XVIII por expoliadores en busca de mármol y objetos de valor. Afortunadamente, estos ignoraron por completo la megalografía. Así, buena parte de la pintura ha llegado hasta nosotros en un notable estado de conservación que ha permitido un análisis detallado tanto de su iconografía como de la técnica pictórica.

Una megalografía en Pompeya: ¿qué es?
El término “megalografía” hace referencia a los frescos con figuras de gran tamaño, algo poco común en la pintura romana. En Pompeya, el ejemplo más famoso lo representa el friso de la Villa dei Misteri.
La nueva megalografía descubierta presenta una estructura similar que podría arrojar nueva luz sobre la función de estos espacios decorados. Se estima que estos lugares domésticos se relacionan con el culto dionisíaco y con ceremonias iniciáticas de los Misterios.
La sala en la que se encuentra la pintura se estructura como un espacio de recepción donde, posiblemente, también se celebraban banquetes rituales. Es probable que los propietarios de la casa, junto a sus invitados, hubiesen participado en ceremonias vinculadas a Dioniso en estos espacios.

Las escenas representadas en el fresco
Una representación en 17 paneles
El fresco se despliega en 17 paneles entre las columnas pintadas de la sala. La composición está dominada por un tíaso dionisíaco, el séquito del dios conformado por bacantes y sátiros en estado de éxtasis. Destaca la figura de una mujer vestida con una túnica verde, quien mira directamente al espectador, lo que podría interpretarse como la representación de una iniciada en los Misterios de Dioniso.
Sátiros, bacantes y silenos
Entre las figuras más llamativas se encuentran sátiros tocando instrumentos musicales, bacantes danzando con frenesí y una figura barbada, posiblemente un sileno, que guía a la joven iniciada. Los gestos y posturas de los personajes transmiten una sensación de movimiento y exacerbación extática, que coincide con las representaciones teatrales de los seguidores de Dioniso en la antigüedad.
Un ejemplo del segundo estilo pompeyano
La técnica utilizada sigue los principios del segundo estilo pompeyano, con un fondo arquitectónico pintado que simula una columnata. La pintura emplea colores intensos, con predominio de los tonos rojos y ocres característicos de esta fase decorativa.
Un detalle interesante se encuentra en la forma en que se representa a las figuras sobre pedestales. Esto podría aludir a la idea de estatuas vivientes, un recurso que ya aparece en la literatura griega y en la iconografía dionisíaca de otras regiones del mundo helenístico.

¿Quién fue Dioniso?
Una divinidad transgresora
Dioniso, el dios del vino, el éxtasis y el teatro, tuvo un papel central en la religión y el arte griego y romano. Su culto incluía rituales de iniciación y experiencias extáticas, a menudo relacionadas con la transgresión de las normas sociales.
En la religión romana, Dioniso se sincretizó con Baco y su culto se extendió con fuerza en los siglos I a.C. y I d.C. Se le asociaba con la promesa de una vida después de la muerte, lo que explica la presencia de frescos de temática dionisíaca en contextos de culto mistérico. Por otro lado, el dios representaba la disolución de las jerarquías sociales y la comunión con lo divino a través del vino y la danza.

La inspiración en Las bacantes de Eurípides
La representación de Dioniso y su séquito en Pompeya recuerda las descripciones incluidas en Las bacantes, la famosa tragedia de Eurípides. En la obra, el dios llega a Tebas para imponer su culto y castigar a los incrédulos, lo que desencadena un frenesí de danza y locura entre las mujeres de la ciudad.
El fresco pompeyano podría reflejar esta dicotomía entre orden y caos al mostrar la transformación de los iniciados a través del contacto con la divinidad. El paralelismo con la tragedia de Eurípides sugiere que estas imágenes parietales buscaban no solo decorar, sino también transmitir un mensaje de contenido simbólico. La historia de Penteo, rey tebano castigado por resistirse al culto dionisíaco, podría haber servido como advertencia a quienes se oponían a la naturaleza liberadora y transgresora de Dioniso.

Un descubrimiento de excepcional importancia
Este descubrimiento es uno de los más significativos en Pompeya en las últimas décadas. La nueva megalografía ofrece una oportunidad única para profundizar en la presencia y el impacto de los misterios dionisíacos en la ciudad y entender mejor la relación entre arte, religión y vida cotidiana en el mundo romano.
El fresco también refuerza la hipótesis de que Pompeya operó como un centro clave para la difusión del culto de Dioniso. La recurrencia de frescos con esta temática sugiere que los cultos mistéricos dionisíacos tuvieron un peso importante en la cultura pompeyana.
A medida que continúen los trabajos de excavación y restauración, los arqueólogos esperan encontrar más pistas sobre el significado de este espacio y su relación con la Villa de los Misterios. La posibilidad de que aparezcan nuevos elementos arquitectónicos, decorativos o epigráficos adicionales podría permitir reconstruir con mayor precisión la experiencia religiosa de los habitantes de Pompeya en el siglo I a.C.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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