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- Autor, Redacción
- Título del autor, BBC News Mundo
La consternación en México por los hallazgos realizados en el Rancho Izaguirre aumenta con el paso de los días.
Desde principios de marzo, el país viene siendo estremecido por el goteo de informaciones sobre un centro empleado por presuntos miembros del Cartel Jalisco Nueva Generación no solo para reclutar y entrenar a jóvenes que se sumarían a sus comandos, sino también para exterminar a aquellos que se interpusieran en su camino.
La difusión de imágenes de cientos de zapatos, cráneos y huesos calcinados, casquillos de bala y cartas de despedida en la finca localizada en una región agrícola de Teuchitlán, a una hora de la ciudad de Guadalajara, en el oeste del país, ha conmocionando a parte de la sociedad mexicana.
Sin embargo, la confirmación de que las autoridades policiales y militares encontraron el sitio a finales de 2024, pero que en ese momento no hallaron pruebas que les hicieran sospechar sobre la magnitud de lo ocurrido allí, y que hubiera que esperar meses hasta que una organización ciudadana diera con las evidencias, está provocando un acalorado debate.

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Las llamadas anónimas
El Rancho Izaguirre es un terreno rectangular, con unas construcciones ligeras y rodeado de muros perimetrales, en medio de tierras de cultivo.
La presencia de miembros del crimen organizado en la finca fue confirmada por las autoridades militares y judiciales mexicanas el 18 de septiembre pasado, cuando durante un operativo, efectivos de la Guardia Nacional se enfrentaron a unos hombres armados.
Diez personas fueron detenidas en el procedimiento, mientras otras más huyeron.
Asimismo, dos secuestrados fueron rescatados y se encontró un cadáver, informó la Fiscalía de Jalisco.
La presencia del fallecido llevó a las autoridades a iniciar una revisión del predio, el cual, según la prensa local, tiene unos 10.000 metros cuadrados de extensión.
Y aunque durante semanas “más de 10 personas, (una) retroexcavadora, medidores de compactación de suelo y binomios caninos” estuvieron rastreando la zona, no hallaron nada, explicó esta semana el fiscal Salvador González.
Sin embargo, todo eso cambió a principios de este mes cuando los miembros de Guerreros Buscadores de Jalisco, una organización civil conformada por familiares de desaparecidos por la violencia, ingresaron al terreno y encontraron restos óseos en fosas clandestinas e indicios de que los cuerpos habían sido calcinados.
“Dimos [con el lugar] porque teníamos varias llamadas anónimas… Y pues nos encontramos con restos calcinados, restos de cuerpos humanos calcinados en fosas”, aseguró Indira Navarro, vocera de la agrupación y quien desde 2015 busca a su hermano, Jesús Hernán Navarro, desparecido en el estado de Sonora.

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Asimismo, militares que también participaron en esta nueva revisión encontraron tres hornos enterrados, reportó el diario mexicano El Universal.
Estos nuevos hallazgos, así como las decenas de prendas (493, según la Fiscalía de Jalisco) y de restos humanos encontrados hacen temer a las autoridades que se hayan producido múltiples asesinatos en el sitio.
Hasta ahora, los investigadores han confirmado la existencia de “seis lotes óseos en cuatro espacios” y han asegurado que la ropa y demás pertenencias halladas corresponden tanto a personas involucradas en “actos ilícitos” como a víctimas de estos.
Según la investigación, se corroboró “una modalidad que no había sido utilizada por el grupo criminal: además de calcinar los restos, éstos fueron ocultados bajo una losa de ladrillo y una capa de tierra”.
Los buscadores de víctimas denunciaron que el sitio no estaba custodiado, una anomalía que la presidenta del país, Claudia Sheinbaum, pidió investigar.
Al ingresar a la finca nuevamente, se encontraron con cientos de objetos personales que les indicaban que por ahí pudieron haber pasado un gran número de personas.
“Desde el inicio encontramos ropa, montículos de ropa, muchísima ropa. Encontramos calzado, que esto fue algo que se hizo viral, porque lo comparaban con unas fotos de la antigüedad, de guerras, de sitios de exterminio. Realmente esto era un sitio de exterminio (…), porque ahí mismo terminaban con la vida de las personas”, explicó Navarro a AFP.
Después hallaron las libretas con las listas de sobrenombres, algunas fotografías, una carta y una identificación. Además, recolectaron casi un centenar de casquillos de bala.

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Dudas más que razonables
¿Cómo es posible que las autoridades no hubieran realizado estos hallazgos antes? Esta pregunta está recorriendo México.
“No es creíble que una situación de esa naturaleza no hubiera sido conocida por las autoridades locales y del Estado”, denunció esta semana el fiscal general de México, Alejandro Gertz Manero, quien anunció que su despacho no solo asumirá las riendas de la investigación, sino que también indagará en el rol desempeñado por las autoridades locales.
La idea ya había sido asomada horas antes por la presidenta Sheinbaum, quien tras calificar de “dolorosas” las revelaciones, respaldó que el asunto sea investigado a nivel federal.
“Hay que saber realmente qué pasó ahí antes de cualquier cosa (y que) se deslinden las responsabilidades que se tienen que deslindar”, expresó la mandataria en su conferencia matutina de este 12 de marzo.
El alcalde de Teuchitlán, José Ascensión Murgía Santiago, se mostró dispuesto a ser investigado. No obstante, pidió no ser el único.
“Así como me pueden investigar a mí, que investiguen a los demás”, declaró el funcionario en una entrevista a un diario local, mientras que el gobernador Pablo Lemus aseguró que en el estado “nadie se lava las manos”.

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Por su parte, desde la Fiscalía de Jalisco admitieron que sus primeras averiguaciones fueron “insuficientes” y anunciaron que investigarían lo ocurrido.
Sin embargo, algunos familiares de víctimas han dejado entrever que las fallas han podido ser simplemente eso: fallas.
“Ellos (los militares) fueron los que entraron primero al rancho, porque estaban las puertas de par en par; ya cuando vieron que no había peligro, que no había nadie, nos hicieron el llamado y ya nos acercamos, pero lamentablemente oscureció y en ese tiempo todavía había sembradío, estaba muy peligroso. Haz de cuenta que estábamos en una cueva de lobos”, explicó Virginia Ponce, miembro de las Madres Buscadoras, al diario mexicano Animal Político.
Los obispos mexicanos, por su parte, aprovecharon el caso para exigir a las autoridades “liberar a México” de la “decandencia moral”.
¿Cómo? “Rompiendo definitivamente con las alianzas que pudieran existir entre el crimen organizado y algunos ambientes políticos”, dijeron los prelados.
Por su parte, desde Guerreros Buscadores de Jalisco solicitaron que se les permita participar en las averiguaciones.

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Una cruel escuela-prisión
Los hallazgos son otra prueba de la gravedad de la violencia que sacude a México.
Además de la ropa y otros artículos personales, el grupo de buscadores encontró múltiples libretas en las que presuntos secuestrados y reclutados forzados por los narcotraficantes escribieron cartas de despedida a sus seres queridos.
“Mi amor, si algún día ya no regreso, solo te pido que recuerdes lo mucho que te amo. Y digas: se me fue mi enojón, berrinchón y celoso”, reza una de las cartas encontradas.
El texto fue firmado por Eduardo Lerma Nito, junto con su fecha de nacimiento, su lugar de origen – Guanajuato – y tres siglas: JGL.
Desde la Fiscalía estatal, aseguraron que el autor de la misiva “está vivo” y volvió con su familia “desde octubre de 2024”.
Desde hace varios años, Guerreros Buscadores de Jalisco y otras organizaciones similares han denunciado que los jóvenes son atraídos por grupos criminales con ofertas de empleo engañosas y promesas de sueldos atractivos, y que las víctimas terminan en sitios como el de Teuchitlán para ser entrenados en el crimen o morir.
En declaraciones a los medios locales, Navarro aseguró que por el Rancho Izaguirre han podido pasar hasta 1.500 jóvenes en los últimos años, muchos de los cuales fueron sometidos a prácticas inhumanas, incluidas torturas, e incluso les extraían órganos para venderlos.
Un informe publicado en 2023 por la organización mexicana Tejiendo Redes Infancia indica que entre 30.000 y 35.000 menores de edad son víctimas de reclutamiento forzado cada año en México.
Por su parte, unas 121.000 personas han desaparecido en los últimos años, 4.000 de ellas desde que Sheinbaum asumió la presidencia, de acuerdo con datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).

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En Jalisco, la desaparición de jóvenes para ser reclutados por el Cartel Jalisco Nueva Generación ha sido documentada en el pasado.
Y aunque las autoridades consideran que es pronto para confirmar si el rancho era un centro de adiestramiento, sí identificaron que en el terreno “había un área de entrenamiento táctico y otra de acondicionamiento físico”, así como armas, chalecos y casquillos.
Engrosando la lista
El Rancho Izaguirre no es el primer sitio que los grupos criminales utilizan para entrenar a sus comandos y para exterminar a personas.
El diario El Universal recordó que en las últimas dos décadas las autoridades mexicanas han encontrado al menos cinco recintos similares en distintos estados del país, los cuales fueron empleados por distintas organizaciones criminales para desaparecer a personas.
En 2009 Santiago Meza López, uno de los cabecillas del Cártel de Tijuana, conmocionó al país al confesar que unos 300 cuerpos habían sido disueltos en soda cáustica en predios ubicados en las afueras de Tijuana.
Los crímenes ocurrieron a lo largo de nueve años, recordó el periódico.

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Cortesía de BBC Noticias
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