Desde hace bastantes décadas la historia de la navegación ha tratado de desentrañar el origen y difusión de algo tan cotidiano como la vela. No hay duda que las primeras embarcaciones conservadas, fechadas entre el IX y VIII milenio a.C., como la canoa de Pesse (Países Bajos), carecían de ellas y su propulsión era exclusivamente a remo. Para la primera aparición de la vela tendremos que esperar al menos 2000 años, acontecimiento que tuvo lugar en el golfo Pérsico en el VI milenio a.C., por lo que sabemos actualmente. La nueva tecnología de propulsión se extendería posteriormente al Egipto predinástico a finales del IV milenio a.C, quizás por los contactos con Mesopotamia que son visibles en diferentes ámbitos. En el Mediterráneo oriental la vela no se documentará, con seguridad al menos, hasta la segunda mitad del III milenio a.C.
La vela implica no solo conocer la naturaleza del viento, sino también su adaptación a un objeto flotante y su maniobrabilidad, así como el diseño de mecanismos que permitan su aprovechamiento óptimo sin peligro para la embarcación y sus tripulantes. Por ello, su difusión resulta compleja. Ya fuera por migración, contacto o imitación, vemos que la propulsión a vela se fue extendiendo con lentitud, pero podemos concluir que a finales del II milenio a.C. su empleo estaba generalizado en la mayor parte del viejo mundo, desde China a la fachada atlántica europea.
A este respecto, como ocurre con otras innovaciones tecnológicas que tuvieron lugar en la Prehistoria, cabe preguntarse: ¿Es posible que la vela surgiese en diferentes lugares sin conexión entre sí? Las implicaciones de estas cuestiones resultan de enorme trascendencia, dado que nos ayudarían a entender procesos de transformación cultural muy complejos, ya que la navegación a vela permite la interacción a larga distancia entre sociedades con una infraestructura relativamente reducida.
Laja Alta, un abrigo singular en el universo del arte esquemático
En este debate, un pequeño enclave situado cerca del Estrecho de Gibraltar ha venido a cuestionar algunos de los planteamientos tenidos hasta ahora como seguros. Se trata de Laja Alta, un abrigo rocoso de origen eólico, que se encuentra en el término municipal de Jimena de la Frontera (Cádiz). Esta zona del extremo meridional de la Península Ibérica está ocupada por las sierras más occidentales de las Cordilleras Béticas, que separan las vertientes atlántica y mediterránea, dentro del complejo de sierras del Campo de Gibraltar. Se trata de un territorio muy accidentado, aunque no alcanza una altitud elevada, donde se encuentran algunos de los bosques más intrincados de España, dentro del Parque Natural de los Alcornocales.
El abrigo se encuentra a 370 m. de altitud, en un estrecho valle que se abre al cauce del río Hozgarganta, afluente del Guadiaro. Este último, que recorre buena parte de la Serranía de Ronda, desemboca en el Mediterráneo a unos 30 km. de distancia. Laja Alta se encuentra en el recorrido de una cañada ganadera histórica que conecta con el río Barbate, que va a desaguar al Atlántico, tras atravesar la antigua laguna de La Janda, hoy desecada.
Las pinturas rupestres de Laja Alta fueron dadas a conocer por primera vez en 1978 por parte de los investigadores R. Corzo, F. Giles y C. Barroso. Inmediatamente llamaron la atención por la presencia de siete embarcaciones (una octava se ha identificado en 2013) que mostraban una arquitectura naval compleja y que estaban dotadas de velas y remos. Estas naves se encontraban junto a motivos pintados habituales del llamado “arte esquemático”, como eran signos antropomorfos, zoomorfos, ídolos oculados o figuras astrales, entre otros.

Desde las primeras publicaciones los barcos de Laja Alta fueron adscritos por la mayoría de los autores al I milenio a.C. Ello significaba vincularlos con la colonización fenicia o con la población local tartésica. De esta manera, las embarcaciones se quisieron separar de las representaciones consideradas típicamente esquemáticas o bien interpretar todo el abrigo como coetáneo, lo que suponía plantear que este arte llegaría hasta la Edad del Hierro.
Sin embargo, otros trabajos propusieron fechas de finales de la Edad del Bronce, relacionando los barcos con navegaciones chipriotas o micénicas, pero a lo largo de estos casi 50 años no han faltado estudiosos que han apuntado fechas de la Segunda Guerra Púnica, época medieval o incluso los siglos XVI-XVIII. Solo algún autor defendió, prácticamente en solitario, una datación prehistórica de la Edad del Cobre para Laja Alta. Todas estas variadas propuestas se basaron únicamente en estudios comparativos y estilísticos, pero no en pruebas de laboratorio.
El proyecto de investigación 2013-2025
En 2013, gestado en las discusiones que albergó el II Congreso de Prehistoria de Andalucía, el proyecto de investigación de la Universidad de Granada Archaeoscience, se marcó como objeto el realizar un estudio de Laja Alta partiendo de una base documental más amplia y desde una perspectiva interdisciplinar. Los métodos aplicados incluyeron un levantamiento 3D del abrigo, obtenido mediante escáner laser, además de un análisis fotogramétrico con tratamiento de imágenes y dataciones absolutas de carbono 14 y termoluminiscencia.
Como novedad se aplicó una espectrometría de reflectancia óptica, técnica no destructiva y absolutamente inocua, que permite mediante la reflexión de la luz determinar la similitud de componentes químicos de los materiales analizados. El análisis se ha completado por un estudio iconográfico detallado de cada motivo pintado en el abrigo, su posición dentro de la microtopografía del abrigo y el análisis de su presencia en otros lugares con representaciones prehistóricas esquemáticas de la península Ibérica. Los resultados de estos trabajos se han publicado en 2018 y 2025.
El escaneado 3D y la documentación de imágenes ha permitido una mejor comprensión de la forma real de las paredes del abrigo. Hasta ahora todas las reproducciones se habían hecho como si fuera una superficie plana. Sin embargo, la cavidad está constituida por un gran alveolo central que contiene seis de las ocho embarcaciones documentadas, que ocupan, sin duda, la posición más central y privilegiada. Este estudio de imágenes ha permitido también descubrir representaciones que estaban prácticamente desaparecidas. De los 34 motivos conocidos originalmente se ha pasado a los 59 que se contabilizan actualmente, esto es, 25 más.

La espectrometría de reflectancia ha permitido conocer, a través de la composición de los pigmentos empleados (negro y rojo), las similitudes que se dan entre las diferentes representaciones. Las conclusiones han permitido conocer que diversas embarcaciones se relacionan con ciertos motivos esquemáticos, indicándonos la similitud de su composición físico-química. Por tanto, cabe plantear una similitud temporal en su realización.
Respecto a la cronología de Laja Alta hemos conseguido dos fechas absolutas. La primera ha sido mediante Carbono 14 que se ha obtenido de un pigmento negro de uno de los motivos esquemáticos. Esta muestra ha arrojado una fecha entre los años 3938 y 3649 a.C. Esta fecha ha sido calibrada por dendrocronología, con un 96% de probabilidad.
Resulta muy significativo señalar que en Laja Alta todos los motivos en negro se superponen a los pintados en rojo. Las naves están realizadas precisamente en este último tono. Ello apuntaría la posibilidad de que estas embarcaciones puedan tener una mayor antigüedad de la indicada por el laboratorio. Por otro lado, se obtuvo otra fecha por termoluminiscencia partiendo de una cerámica obtenida en los niveles arqueológicos del abrigo. La fecha de este fragmento ha proporcionado una cronología entre los años 3470 y 2808 a.C. Estos datos, determinados por dos laboratorios diferentes y por distintas técnicas físico-químicas, nos sitúan en un momento del IV milenio e inicios del III a.C. Culturalmente estas fechas nos sitúan en el Neolítico Final e inicios de la Edad del Cobre.
Laja Alta y la navegación prehistórica: significado y perspectivas
Como conclusión, con todos los datos aportados por la investigación realizada en Laja Alta, podemos señalar que este abrigo supone un testimonio fundamental en la aparición de la primera navegación a vela en el Mediterráneo. Como hemos señalado antes, hasta ahora se venía considerando que esta tecnología se había conocido en este ámbito en la segunda mitad del III milenio a.C., extendiéndose a lo largo del siguiente, ya en la Edad del Bronce. Un adelanto de este acontecimiento al IV y III milenio a.C. supondría un giro importante en nuestra comprensión de lo que fue el final del Neolítico y el inicio de la Edad del Cobre en esta amplia región.
Los testimonios conocidos en el Mediterráneo se remontaban hasta ahora al Egipto predinástico, donde en la cultura de Naqada II aparecen embarcaciones a vela pintadas en vasos cerámicos o en relieves sobre piezas suntuarias con una fecha de la segunda mitad del IV milenio a.C. Problemática aparte plantean una serie de grabados con naves a vela en otros lugares, como la cueva de Ásfendos (Creta) que se han querido fechar de manera amplia entre el Mesolítico-Neolítico y la Edad del Bronce o los que aparecen en el templo megalítico de Tarxien (Malta), con una posible datación en el IV-III milenio a.C.

En el ámbito atlántico hay que señalar la presencia de otro grabado con una embarcación dotada de un aparente mástil en el dolmen de Mané Lud, en la Bretaña francesa, cuya construcción se ha fechado entre el V-IV milenio, lo que no significa en absoluto que esta representación tenga tal antigüedad. La imposibilidad actual de poder fechar con métodos de laboratorio las citadas representaciones viene a situar a Laja Alta en el centro del debate, dado que este abrigo sí cuenta con cronologías absolutas, además de la relación entre naves y motivos típicamente esquemáticos.
Puesto que para el Mediterráneo occidental se carecía de este tipo de testimonios,hasta ahora se había planteado una llegada tardía de la navegación a vela, centrándose las propuestas en el II milenio a.C. De este modo, Laja Alta nos obliga a modificar este paradigma tradicional, dado que las embarcaciones se encuentran en su alveolo central, el mejor lugar y más apropiado para iniciar una labor y dotar de significado simbólico al abrigo rocoso y no en su periferia, donde encontramos otros motivos. A ello se añade la directa relación que hay entre estos últimos y las naves, revelada por los análisis espectrométricos.
A este respecto, las representaciones esquemáticas encuentran sus paralelos en el mundo simbólico del Neolítico y la Edad del Cobre de la península Ibérica. Incluso algunos de éstos, caso de los ídolos oculados, tienen claras dataciones absolutas en manifestaciones de arte mueble del IV y III milenio a.C. en diversos tipos de soporte.
Por ello, a la luz de las investigaciones realizadas, hay que concluir que Laja Alta alberga actualmente las representaciones de barcos a vela más antiguas de Europa que están dotadas de una cronología firme, por delante de los testimonios que existen en Egipto y en el Mediterráneo oriental.
De este modo quedan abiertas muchas cuestiones: ¿Cuál es el origen de estas naves? ¿Son foráneas o autóctonas? ¿Cómo era su arquitectura naval? ¿Qué rutas utilizaban? ¿Tiene Laja Alta una intención narrativa o se trata de motivos aislados? ¿Estamos ante un posible relato mítico o hecho un hecho real? ¿Se trata de una versión local de la llegada de naves de otros lugares o un reflejo de la vida de la propia sociedad que las pintó? ¿Es Laja Alta un santuario o un lugar de memoria? Habrá que buscar las respuestas en el futuro con nuevas investigaciones y, quizás, algunas de ellas nunca tendrán respuesta.
Referencias
- Antonio Morgado Rodríguez, Eduardo García Alfonso, Luis F. García del Moral, José Antonio Benavides y Francisco J. Rodríguez Tovar y José A. Esquivel (2018). Embarcaciones prehistóricas y representaciones rupestres. Nuevos datos del abrigo de Laja Alta (Jimena de la Frontera, Cádiz), Complutum, 29 (2), pp. 239-265. doi: doi.org/10.5209/CMPL.62580
- Antonio Morgado Rodríguez, Eduardo García Alfonso, Luis F. García del Moral, Francisco Javier Esquivel, José Antonio Benavides y Francisco Javier Esquivel (2025). Las representaciones prehistóricas del abrigo de Laja Alta (Jimena de la Frontera, Cádiz). Controversias y datos científicos, Pyrenae, 56 (I), pp. 49-79. doi: doi.org/10.1344/Pyrenae2025.vol56num1.2
Cortesía de Muy Interesante
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