La salvación de los sapiens: un hallazgo sorprendente revela que un ‘protector solar’ ancestral y la ropa ajustada salvaron a Homo sapiens frente a los neandertales hace 41.000 años

Hace unos 41.000 años, el cielo de Europa no era como el de hoy. Auroras verdes y doradas iluminaban regiones tan al sur como el norte de África. El fenómeno no era simplemente un espectáculo natural, sino un aviso: algo en la Tierra estaba terriblemente mal. El campo magnético que nos protege de la radiación solar había colapsado casi por completo. Y con él, la estabilidad ambiental de todo el planeta.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan, liderado por Agnit Mukhopadhyay, ha reconstruido por primera vez cómo fue aquel periodo conocido como la Excursión de Laschamps, un episodio de caos magnético que redujo la fuerza del campo terrestre al 10 % de su nivel actual y permitió que la radiación cósmica atravesara la atmósfera con efectos impredecibles. Su investigación, publicada en la revista Science Advances, ofrece una mirada fascinante al vínculo entre fenómenos geofísicos extremos y la evolución humana, y plantea una hipótesis tan inesperada como sugerente: la supervivencia de Homo sapiens pudo depender del uso de ocre, ropa ajustada y cuevas.

Una Tierra sin escudo

El campo magnético terrestre es generado por el movimiento del núcleo externo líquido de la Tierra, compuesto de hierro fundido. Este movimiento crea corrientes eléctricas que actúan como un escudo invisible contra el bombardeo constante de partículas solares y radiación cósmica. Cuando ese escudo falla, como ocurrió durante la excursión de Laschamps entre hace 42.200 y 41.500 años, la superficie terrestre se convierte en una zona de impacto directo para partículas de alta energía.

Utilizando un modelo tridimensional del sistema geoespacial terrestre, los investigadores recrearon cómo era el entorno espacial del planeta durante aquella época. Lo que hallaron fue asombroso: el campo magnético no solo se debilitó, sino que se inclinó hasta 76 grados respecto al eje geográfico, lo que provocó que los polos magnéticos se desplazaran hacia el ecuador. Este cambio hizo que las auroras, normalmente restringidas a las zonas polares, fueran visibles en lugares tan inesperados como el Mediterráneo o el centro de Asia.

Pero el espectáculo visual no era lo más preocupante. El debilitamiento del campo permitió que la radiación ultravioleta y los rayos cósmicos alcanzaran la superficie en zonas donde nunca antes lo habían hecho, alterando la química atmosférica y aumentando drásticamente la exposición a radiación en latitudes medias.

Recreación artística de cómo podrían haberse visto las auroras durante una inversión de los polos magnéticos ocurrida hace unos 41.000 años
Recreación artística de cómo podrían haberse visto las auroras durante una inversión de los polos magnéticos ocurrida hace unos 41.000 años. Fuente: Maximilian Schanner (GFZ Helmholtz Centre for Geosciences, Potsdam, Germany)/Christian Pérez

El arte de sobrevivir

Y justo en ese contexto, aparecen los rastros de Homo sapiens tomando decisiones cruciales. Según la nota de prensa oficial de la Universidad de Michigan, los modelos geoespaciales del estudio coinciden de forma sorprendente con zonas de actividad humana durante el mismo periodo. Particularmente, se observa una intensificación en el uso de cuevas, el aumento en la producción de ocre y la aparición de tecnologías asociadas a la confección de ropa a medida.

El ocre, una mezcla de óxidos de hierro, arcilla y sílice, ha sido empleado desde tiempos remotos como pigmento. Pero investigaciones recientes indican que también posee propiedades protectoras frente a la radiación UV. El equipo sugiere que su aplicación sobre la piel —documentada en múltiples yacimientos— pudo actuar como una forma primitiva de protector solar natural, algo así como una crema solar prehistórica.

Por otro lado, los restos arqueológicos muestran un salto tecnológico notable en los asentamientos de Homo sapiens: agujas de hueso, punzones y raspadores que permiten confeccionar ropa ajustada, mucho más eficaz contra el frío y la radiación que las capas que probablemente usaban los neandertales. Estos avances habrían permitido también mayor movilidad, lo que facilitó la expansión por Eurasia en un momento de fuertes cambios climáticos.

El declive neandertal en clave cósmica

Mientras Homo sapiens desarrollaba estrategias de adaptación, los neandertales desaparecían. Su extinción, ocurrida en torno al 40.000 a.C., ha sido objeto de múltiples teorías: desde la competencia por recursos hasta la incapacidad para adaptarse al cambio climático o a nuevas enfermedades. Pero este nuevo estudio ofrece un ángulo complementario: ¿y si simplemente no estaban preparados para un planeta sin campo magnético?

A diferencia de sus primos modernos, los neandertales no muestran evidencias arqueológicas claras del uso de agujas o del uso intensivo de ocre con fines protectores. Tampoco se les asocia con una expansión significativa durante este periodo crítico. El aumento de la radiación podría haber tenido consecuencias dramáticas: mayores tasas de infertilidad, enfermedades, daños genéticos e incluso trastornos del desarrollo en neonatos.

Es importante subrayar que la correlación no implica causalidad, como señalan los autores del estudio. Pero la coincidencia entre la expansión de Homo sapiens, el uso de tecnologías de protección solar y la excursión magnética es difícil de ignorar.

Interpretación artística de cómo se habrían manifestado las auroras en la Tierra hace aproximadamente 41.000 años
Interpretación artística de cómo se habrían manifestado las auroras en la Tierra hace aproximadamente 41.000 años. Fuente: Maximilian Schanner (GFZ Helmholtz Centre for Geosciences, Potsdam, Germany)/Christian Pérez

Un espejo hacia el futuro

Más allá del pasado, los investigadores advierten que este tipo de eventos no son cosa del pasado remoto. La última inversión completa de polos magnéticos ocurrió hace unos 780.000 años, pero las excursiones, como Laschamps, son más frecuentes. El campo magnético de la Tierra ha perdido un 10 % de su fuerza en los últimos dos siglos y sigue debilitándose. Aunque no hay evidencia de una inversión inminente, el estudio sirve como advertencia: un colapso magnético hoy colapsaría satélites, comunicaciones y redes eléctricas en cuestión de horas.

Lo fascinante es que hace 41.000 años, la humanidad sobrevivió a ese colapso con ocre, agujas y cuevas. Hoy, con toda nuestra tecnología, podríamos ser más vulnerables de lo que imaginamos.

Referencias

  • Mukhopadhyay A, Panovska S, Garvey R, et al. Wandering of the auroral oval 41,000 years ago. Sci Adv. 2025;11(16):eadq7275. doi:10.1126/sciadv.adq7275

Cortesía de Muy Interesante



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