Con tantos estudios en manos de Microsoft, muchos podrían estar esperando las grandes producciones como Forza, Halo o el mismísimo Doom, pero la realidad es que algunos de sus talentos también cumplen una función muy importante: crear aventuras que, aunque con presupuestos más modestos, valen la pena.
Ese es el caso de South of Midnight, un juego que fácilmente podría pasar desapercibido entre el mar de lanzamientos semanales, pero tener la posibilidad de jugarlo a través de Game Pass en Xbox o PC es la oportunidad perfecta para disfrutar de una gran experiencia durante un fin de semana.
MICROSOFT, XBOX y la histórica compra de ACTIVISION BLIZZARD explicada en TRES minutos
La magia del relato
Para quienes no conozcan el título, estamos ante una aventura desarrollada por Compulsion Games (Contrast y We Happy Few), con un impacto social notable, ya que su historia está inspirada en leyendas y relatos del llamado “Sur profundo” de Estados Unidos. Esto no significa que sea difícil de entender, pero sí ayuda mucho estar familiarizado con su ambientación para dejarse llevar por completo.
La historia se puede abordar desde dos perspectivas: la realista, en la que se presenta una búsqueda angustiante por encontrar a la madre de la protagonista tras una tormenta devastadora, y la fantástica, en la que emergen monstruos gigantescos que pueden ser tanto enemigos como entidades filosóficas con un trasfondo más profundo.
Sin entrar en muchos detalles, la narrativa logra captar la atención desde el inicio. No sabemos exactamente qué ocurre, pero no podemos dejar de jugar. Retomar este tipo de historias le da mucho valor a la narrativa, y sin duda es algo que otros estudios podrían adoptar. Aquí, la forma en la que se plantea y ejecuta la historia es realmente interesante.

El que mucho abarca…
La jugabilidad también tiene una propuesta interesante, con un mundo semiabierto que comienza con una exploración básica. Con un poco de curiosidad encontraremos caminos ocultos y elementos coleccionables que nos animan a seguir adelante.
Aunque al inicio todo parece sencillo, la exploración evoluciona con rapidez. Pronto podremos realizar doble salto, planear y correr por las paredes. Estas habilidades hacen que las secuencias de plataformeo se sientan más como una pausa dinámica que rompe con el ritmo tradicional, sin convertirse en un reto frustrante. La forma en que se adaptan los escenarios demuestra un esfuerzo que se agradece.

El sistema de combate también crece con pocas horas de juego. En cierto punto se siente como un hack’n slash, donde hay que medir los tiempos, combinar golpes y esquivar ataques. No destaca por su dificultad, pero sí por lo satisfactorio que resulta dominarlo.
El problema es que, aunque las bases son sólidas, los enemigos se sienten decorativos. Incluso las batallas con jefes tienden a seguir el mismo patrón. Podemos desbloquear ataques y habilidades con puntos, pero el juego no exige que busquemos cada uno de estos elementos: simplemente los encontramos conforme avanzamos.

Esto podría ser un punto negativo para quienes buscan un reto o mecánicas complejas. El estudio optó por mecánicas sencillas que funcionan como vehículos para contar la historia y explorar sus escenarios. Guardando las proporciones, recuerda al primer Hellblade, donde los combates servían más para alargar la duración que para proponer un reto significativo.
South of Midnight apuesta más por contar una historia. No es un juego completamente fácil, ni uno orientado a completistas. Sus sistemas están al servicio de la narrativa.

Menos es más
No queremos dar la impresión de que el juego no lleva a ningún lado. Todo lo contrario: su historia es lo suficientemente entretenida, y junto a sus personajes y escenarios, te mantiene con ganas de saber más. Es una aventura oscura, con misterio constante, y que al finalizar te deja con la sensación de querer seguir explorando su mundo.
Desde lo social también cumple un rol importante, mostrando un sector de Estados Unidos que pocas veces tiene este tipo de representación. Incluso sirve para conocer mejor sus creencias, motivaciones y costumbres. La evolución de la protagonista también es notoria, descubriendo a lo largo del viaje lo que realmente importa, mientras vive una historia que se balancea entre la fantasía y el peligro.

El apartado artístico es destacable: los escenarios son encantadores, los monstruos parecen salidos de pesadillas infantiles y todo encaja en el rompecabezas narrativo. Gráficamente, sin embargo, el juego queda a deber. Las texturas son simples y los modelados carecen de profundidad. Entendemos que se trata de una producción AA, pero hay estudios pequeños que han logrado resultados superiores.
Desde su presentación, uno de los aspectos más llamativos fue su estilo visual con técnica stop-motion, similar a la animación de Spider-Man: Into the Spider-Verse. En las cinemáticas luce muy bien, pero durante el gameplay esa sensación no siempre se mantiene. El estudio incluso incluyó una opción para desactivar este efecto durante el juego, aunque las animaciones fueron diseñadas para sacarle provecho. Es un recurso interesante, aunque no tan efectivo como se esperaba. Vale recordar que juegos como Spider-Man: Miles Morales lograron integrar este efecto de forma fluida sin afectar el rendimiento.

Siempre es bueno un respiro
El título no cuenta con doblaje latino, únicamente tiene subtítulos en español, algo que se ha vuelto común en producciones de Microsoft que no están dentro de su línea AAA.
South of Midnight puede presentar carencias importantes, pero su historia merece ser contada y vivida. Terminarlo no toma ni 10 horas, y puede disfrutarse durante un fin de semana sin presiones. La ambientación, el estilo musical —con melodías que probablemente estén entre lo mejor de 2025—, y su enfoque narrativo hacen que valga la pena.

Estamos ante una aventura narrativa disfrazada de juego de acción. Tiene espacio para mejorar, pero gracias a su disponibilidad en Game Pass, representa una oportunidad imperdible. Es un buen respiro frente a los juegos que abruman con sus decenas de horas o que exigen atención constante. Aquí, menos es más.
Cortesía de Xataka
Dejanos un comentario: