Durante décadas, los restos humanos hallados en los yacimientos prehistóricos del sur de Texas habían pasado desapercibidos como simples fragmentos arqueológicos. Sin embargo, una reciente revisión de estas piezas ha arrojado una sorpresa: uno de los huesos, un húmero humano, había sido meticulosamente tallado para crear un instrumento musical, con ranuras regulares que recuerdan a un raspador. Este objeto, según el análisis forense y comparativo de los grabados, podría estar emulando un tipo de instrumento ceremonial conocido en las culturas mesoamericanas como omichicahuaztli.
El descubrimiento fue realizado por el investigador Matthew Taylor, quien examinó 29 artefactos óseos modificados procedentes de yacimientos del periodo Prehistórico Tardío, en la región costera occidental del Golfo de México. Lo que parecía una simple colección de huesos humanos con cortes pasó a convertirse en evidencia de una práctica ritual o musical sorprendentemente sofisticada para una sociedad que, hasta ahora, se creía culturalmente aislada de las influencias mesoamericanas.
Una tribu sin nombre que no temía a los huesos
Los pueblos indígenas del sur de Texas entre los años 1300 y 1528 d.C. vivían sin agricultura, sin grandes asentamientos, y se dedicaban a la caza, la recolección y la pesca. Su modo de vida era nómada, y a diferencia de otras culturas prehispánicas, no dejaron tras de sí pirámides ni grandes centros ceremoniales. Sin embargo, lo que sí han dejado son estos pequeños objetos trabajados con una precisión que desmiente su aparente simplicidad.
La mayoría de los huesos modificados que Taylor estudió provienen de extremidades humanas, especialmente fémures y húmeros. Utilizaban una técnica conocida como “ranurado y quiebre”, en la que el hueso se corta en su circunferencia con una herramienta afilada hasta alcanzar el canal medular, y luego se rompe limpiamente. Este proceso, lejos de ser improvisado, requería tiempo, destreza y herramientas especializadas.
Curiosamente, el estudio revela que no hay evidencia sólida de que estos huesos hayan sido usados como trofeos de guerra o elementos de canibalismo ritual. No hay restos de marcas de cocción, ni contexto funerario que lo sugiera. Más bien, los huesos parecen haber sido manipulados cuidadosamente, quizás como una forma de homenaje, transformación o creación simbólica.

Una conexión con Mesoamérica que cambia el mapa cultural
Lo más intrigante del hallazgo es la semejanza del instrumento óseo con los omichicahuaztli, artefactos rituales aztecas fabricados habitualmente con fémures humanos y decorados con diseños geométricos. Aunque los instrumentos mesoamericanos conocidos proceden del altiplano central de México, este ejemplar texano sugiere que tales prácticas —o al menos su influencia estética o espiritual— pudieron haber llegado mucho más al norte de lo que se pensaba.
El hueso hallado tiene 29 muescas talladas a lo largo de uno de sus lados y un patrón zigzagueante grabado en el reverso. Estas marcas no solo son decorativas, sino que también parecen funcionales: al raspar un objeto contra las ranuras, el hueso produce un sonido rítmico similar a otro instrumento aún usado en muchas culturas americanas.
Hasta ahora, no se conocían objetos de este tipo en Texas. Que hayan aparecido en este contexto plantea preguntas profundas: ¿existía algún tipo de intercambio cultural o comercial entre esta tribu y los pueblos del centro de México? ¿Es posible que comerciantes, chamanes o exploradores mesoamericanos llegaran hasta la costa del Golfo, llevando con ellos sus ideas y tecnologías rituales?
La hipótesis más plausible es la de una imitación o reinterpretación local. En lugar de una réplica exacta de los instrumentos mexicas, estaríamos ante una versión adaptada a los recursos y creencias de la región. Esto refuerza la idea de que las fronteras culturales precolombinas eran mucho más porosas y complejas de lo que la historiografía tradicional ha aceptado.
Más allá de la música: ¿rituales, chamanismo o transformación espiritual?
El uso de huesos humanos como instrumentos no tiene por qué asociarse automáticamente con violencia o profanación. En muchas culturas indígenas del continente americano, el cuerpo humano era considerado un vehículo de poder espiritual. Transformar los restos de un ser querido, un chamán o incluso un enemigo en un objeto ritual podía ser una forma de canalizar su energía, conservar su memoria o conectarse con el mundo espiritual.

En otras regiones de América del Norte y del Sur, se han documentado prácticas similares de modificación de huesos humanos con fines ceremoniales. En algunas comunidades del Amazonas, por ejemplo, los huesos de los ancestros eran desenterrados, limpiados, pintados y reutilizados en contextos rituales. En Centroamérica, se han hallado flautas hechas con huesos humanos que se utilizaban en ceremonias funerarias o invocaciones chamánicas.
En el caso texano, lo más notable es que este tipo de objeto no se encuentra en contextos funerarios ni junto a restos de viviendas. Han sido hallados, más bien, de forma aislada, como si hubieran sido depositados con intención. Esto refuerza la idea de su valor simbólico o ritual.
¿Un nuevo capítulo en la historia prehispánica de América del Norte?
El estudio de Taylor marca un punto de inflexión en nuestra comprensión de los pueblos indígenas del sur de Estados Unidos. Hasta ahora, estas sociedades eran consideradas como relativamente aisladas, sin grandes desarrollos culturales en comparación con sus vecinos mesoamericanos. Pero este instrumento —único en su tipo hasta ahora— sugiere lo contrario: existía sofisticación técnica, sensibilidad estética y quizás un universo simbólico mucho más profundo de lo que se pensaba.
Más allá de su impacto arqueológico, el hallazgo abre la puerta a nuevas investigaciones. ¿Existen otros instrumentos similares en colecciones aún no estudiadas? ¿Qué otros indicios de contacto cultural podrían haberse pasado por alto?
La música hecha con huesos humanos nos conecta con un pasado donde los límites entre lo sagrado y lo cotidiano, lo físico y lo espiritual, eran mucho más difusos que hoy. Este hallazgo, tan inquietante como fascinante, nos recuerda que la historia aún guarda secretos esperando a ser revelados, incluso entre los silenciosos restos de nuestros antepasados.
Referencias
- Taylor, M. (2025), An Analysis of Pre-Columbian Modified Human Bone Artifacts From the Western Gulf Coastal Plain of North America. Int J Osteoarchaeol e3402. DOI:10.1002/oa.3402
Cortesía de Muy Interesante
Dejanos un comentario: