Los pies son más importantes para el cuerpo humano de lo que se suele pensar. Permiten moverse a cualquier parte, sostienen el peso de una persona, ayudan a mantener una correcta postura y amortiguan cada paso. Por desgracia, rara vez se les presta la atención que realmente merecen, especialmente a la hora de elegir calzado que los proteja.
Comprar zapatos no es solo cuestión de estilo, tampoco basta con elegir la talla correcta. Un calzado inadecuado puede provocar dolor, problemas en los pies y hasta afectar la postura. Una podóloga finesa llamada Elina Wasenius sugiere que, a la hora de elegir zapatos nuevos, hay que asegurarse de dejar el espacio suficiente entre los dedos y la punta de estas prendas.
No solo se trata de tallas
De acuerdo con Wasenius, desde el dedo más largo deben quedar al menos 12 milímetros libres, en el caso de los niños, el espacio debe ser de 18 milímetros. Advierte que un zapato demasiado apretado puede limitar el movimiento natural de pie, mientras que uno demasiado amplio permite que el pie se desplace dentro del calzado y altera la forma en que se camina.
La especialista también señala que el ancho también juega un papel clave. Una horma muy estrecha puede comprimir los dedos, mientras que una demasiado ancha le resta estabilidad. La clave es buscar el equilibrio y tomarse el tiempo en elegir un zapato con una base lo suficientemente ancha que no apriete, pero con la sujeción justa para que no “baile” al caminar.
A esto hay que agregar otro consejo útil: elegir el calzado adecuado en función del clima. Wasenius explica que se debe tener en cuenta las necesidades del pie en cada estación, ya que no son las mismas en invierno que en verano. Recalca que un zapato mal elegido puede provocar molestias a largo plazo, como aparición de venas varicosas o neuroma de Morton.
El problema con tacones y plataformas
Sobre los zapatos de tacón, Wasenius lo tiene claro: no los recomienda. Advierte que usarlos a diario puede tener consecuencias negativas para el cuerpo. Un tacón elevado obliga a distribuir el peso del cuerpo de forma que la pelvis se vea desplazada hacia adelante. Esto genera una reacción en cadena que afecta la postura completa. La punta estrecha puede llevar a deformaciones como los juanetes.
Los zapatos de plataforma no son una mejor opción según la podóloga. Este tipo de calzado obliga al pie a trabajar de más, ya que la suela gruesa dificulta que el pie sienta lo que está pasando en el suelo. “No es un modelo de zapato adecuado desde el inicio“, advierte Wasenius acerca de este modelo de prendas.
También hay que tomar en cuenta la calidad del calzado antes de adquirirlo. De acuerdo con otra podóloga Eusebia Benítez, unos zapatos fabricados con materiales sintéticos o muy rígidos impiden la buena oxigenación. Además pueden provocar lesiones en los pies como callos, hongos, fascitis plantares y dedos de garra. Benítez recuerda que, en caso de ser necesario, se debe optar por el uso de plantillas.
Cortesía de Xataka
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