Ford construyó uno de los autos más radicales de su historia en 1984. Se llamaba RS200 y fue creado con un solo objetivo: dominar el Grupo B del Campeonato Mundial de Rally. Con apenas 1,000 kilos de peso y una potencia descomunal, estaba hecho para volar sobre la tierra. Pero su historia tomó un giro inesperado. Cuatro unidades fueron pintadas en un tono que no pertenecía al catálogo de Ford: el icónico Rosso Corsa, mejor conocido como Rojo Ferrari. Hoy, uno de esos ejemplares únicos será subastado y su valor ya compite con el de un Ferrari real.
El RS200 nació como respuesta a los monstruos del Grupo B, una categoría que permitió a las marcas crear autos extremos siempre y cuando fabricaran 200 versiones de calle. Ford cumplió con el requisito y luego fue más allá. Produjo 20 unidades RS200 S, una edición especial con mejoras mecánicas firmadas por el canadiense Murray DeWert. Estas versiones entregaban 300 caballos de fuerza, apenas 100 menos que los autos de competencia, y mantenían la tracción total, el motor turboalimentado Cosworth de 1.8 litros y una agilidad que los hacía únicos.
Pero lo que realmente separa a este RS200 S del resto no es su potencia ni su ingeniería, sino su color. Cuatro unidades fueron entregadas en Rosso Corsa, una petición personalizada que Ford aceptó como un gesto extraordinario hacia algunos de sus clientes más exclusivos. De esas cuatro, solo se tiene constancia de que dos siguen existiendo. Una de ellas, la número 138, salió a subasta el pasado 22 de febrero a través de la casa Iconic Auctioneers. Sin embargo, el auto no se vendió.
Este coche, con apenas 32,186 kilómetros, ha sido mantenido en condiciones impecables. Conserva sus llantas Speedline originales, el interior intacto y un estado mecánico verificado por expertos. Aunque originalmente tenía el volante del lado izquierdo, Ford lo modificó a la derecha para adaptarlo al mercado británico. Aun así, incluye las piezas originales para revertir esa modificación.
Ford RS200 S.
Los expertos estimaban que su precio podría superar los 340,000 euros, 7,701,771 pesos aproximadamente, una cifra que lo pone al nivel de deportivos italianos contemporáneos. Pero más allá del costo, lo que vuelve irresistible a esta pieza es su rareza. Es un Ford traje de Ferrari, una contradicción histórica que solo puede explicarse por la locura creativa que reinaba en los años dorados del rally. Hoy, este RS200 S no solo es un tributo a aquella época, sino una joya irrepetible que une velocidad, peligro y una pincelada de color italiano.
Lo más irónico es que Ford y Ferrari arrastran una rivalidad que nació en las 24 Horas de Le Mans. En 1966, luego de que Enzo Ferrari humillara a Henry Ford II al rechazar una compra de su compañía, la marca estadounidense respondió ganando la carrera más prestigiosa del mundo con el legendario GT40. Aquella victoria no solo marcó un antes y un después en la historia del automovilismo, sino que selló una enemistad icónica. Por eso, ver un Ford pintado de rojo Ferrari no es solo una rareza estética: es casi una provocación.
Cortesía de Xataka
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