Hace poco te contamos cómo el platillo insignia de Japón, el ramen, se ha ido encareciendo debido al aumento en los costos de los insumos. Esta situación ha llevado a muchos locales a que cerrar, ya que entre los habitantes de la isla existe “el muro de los 1,000 yenes“. Esta es una barrera psicológica que, en muchos casos, les impide pagar más de esta cantidad por un cuenco de ramen.
Uno de los ingredientes primordiales es el cashu, una forma de cerdo asado que con los años se ha vuelto imprescindible en el ramen. No obstante, en el último año los precios de importación de la carne de este animal, especialmente desde Dinamarca, han aumentado 6%, y alcanzaron entre 810 y 830 yenes por kilogramo (alrededor de 113 pesos).
No solo es Dinamarca
La principal razón detrás de este aumento de precio son que la guerra en Ucrania ha encarecido la alimentación de los cerdos. Además, los cierres de plantas procesadoras en Europa, el debilitamiento de la economía china y la depreciación del yen son otros factores que influyeron en la subida de precios de las importaciones.
Otro gran problema global viene de Alemania. En enero de 2025 se detectó en el país un brote de fiebre aftosa. Esta enfermedad que afecta al ganado ha generado un nuevo desafío, ya que aunque Japón no importa carne de cerdo de aquel país, otros países como Corea del Sur y Reino Unido sí los hacían. Ahora buscan nuevos proveedores en Europa y esto aumenta la presión en los precios globales de la carne de cerdo.
Ante eso, Japón ha buscado una alternativa más barata en América, concretamente en Brasil. De acuerdo con Nikkei Asia, las adquisiciones japonesas de carne sorpresa a su nuevo proveedor se triplicaron durante 2024, al punto de alcanzar las 10,131 toneladas en noviembre. Por desgracia, esto no ha mitigado los costes del ramen, pues muchos de sus otros ingredientes también se han ido encareciendo.
Impacto y bancarrota
Por su fuera poco, los locales de ramen también se enfrentan a otros retos como los aumentos en los costos laborales y las rentas. 72 negocios de ramen se declararon en bancarrota y cerraron debido a este problema en 2024. Estos locales, según Nikei Asia, arrastraban deudas superiores a os 10 millones de yenes, lo que los llevó a la bancarrota.
Algunas cadenas de ramen, como Yamaokaya, optaron por aumentar los precios de algunos de los platillos de sus menús, como el ramen de chashu. Otros han decidido hacerlo gradualmente para superar el coste promedio de 700 yenes por cuenco (98 pesos). Sin embargo, el 61.5% de los negocios prefirió vender con pérdidas para no perder clientes.
Hasta hace poco, el ramen parecía ser una oportunidad para levantar economías en Japón. No obstante, ahora parece conducir a muchos negocios a la bancarrota. Las medidas tomadas por los propietarios de los restaurantes no parecen ser suficientes para aliviar la presión financiera de muchos establecimientos, los cuales ya luchan por salir a flote en un rubro altamente competitivo.
Cortesía de Xataka
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