“Hubo un zumbido de drones y dos explosiones”

El doctor Carlos Trotta podría estar jubilado ya –83 años–, disfrutando unos mates en su casa. Pero optó por intentar ir a Gaza en el barco que fue atacado por drones frente a las costas de Malta el viernes pasado. Egresado de la UBA, fue médico rural en un ingenio azucarero de Jujuy, se especializó como cirujano en EE.UU. donde observó la discriminación sanitaria de los negros, luego trabajó en el hospital público argentino 30 años y ahora es miembro de Médicos Sin Fronteras. Ha estado en Sudán, Kenia, Haití, Filipinas, Siria, Sri Lanka y Gaza.

–¿Cómo fue el ataque a su buque?

–En los primeros minutos del viernes, a las 0:33 horas, el barco Conciencia estaba anclado a 15 millas de la costa de Malta, con todo listo para zarpar al día siguiente hacia Gaza, esperanzados en acercar un abrazo y material de ayuda. Y de pronto los compañeros que estaban ya a bordo –yo iba a subir a la mañana siguiente– sintieron el zumbido de drones, después llegaron dos fuertes explosiones, fuego en la popa y el buque inundado con el peligro inminente de hundirse, desesperados por saber cómo estaban todos los demás compañeros. Tuvieron que enfrentar todo en medio del humo, sin recibir la ayuda inmediata que estipulan las leyes del mar por parte del gobierno de Malta. Al contrario, las lanchas que se acercaron no hicieron nada para combatir el fuego al principio. En otras ocasiones, nos habían impedido zapar de diversas maneras; está vez, directamente nos atacaron en aguas internacionales en las narices de los europeos. Pero sigue la impunidad, siguen cruzando la línea roja; esto ya no es solo un acto político, esto es barbarie, esto es una crisis de humanidad transmitida en directo.

–¿Quiénes son las personas que organizan esta acción de solidaridad?

–Esta actividad está encabezada por la coalición La Flotilla de la Libertad, una organización que actúa hace años. Tuvimos tres intentos fructíferos de llevar ayuda a Gaza en el pasado, y el resto de los siete intentos fracasaron. El año pasado yo estuve en Estambul cuando íbamos a llevar 5.500 toneladas de ayuda con equipos electrógenos, medicinas, alimentos no perecederos, y no se pudo salir. A último momento, la presión de Israel sobre el gobierno turco hizo que fracasáramos y no se pudiera zarpar por cuestiones del tipo de bandera. Israel mandó a inspeccionar la carga y por supuesto no encontraron absolutamente nada, porque este es un movimiento que desde su inicio es absolutamente no violento, es ayuda humanitaria por parte de una coalición desde más de 20 países que contribuyen monetariamente. No son empresas ni bancos, es gente común que apoya esta causa humanitaria. En base a esa experiencia de estar anclados en un puerto y no poder salir, se decidió este año que el buque que iba a llevar la carga, iba a anclar en aguas internacionales. Y se iba a tratar de llevar a cabo la acción con absoluta reserva para estar a salvo de los servicios secretos israelíes. Pero no fue así: se enteraron y nos atacaron con drones. Afortunadamente, nadie murió. Hubo heridas menores, quemaduras por los intentos de apagar el incendio. El buque quedó inutilizado, prácticamente a la deriva, con gente a bordo, preocupados ante la posibilidad de otro ataque. Aquí en Malta estamos con unos 80 observadores de derechos humanos de 15 países. Yo iba a ser el médico de la expedición. Todos nos movilizamos ayer frente al edificio de la Armada de Malta, reclamando que se permitiera a esos compañeros en el barco –sin electricidad a bordo en plena noche– pudieran acercarse al puerto de Malta a recibir la asistencia que normalmente recibe cualquier buque que está en peligro. Pero la Guardia Costera lo impidió. Transcurrió toda la noche y afortunadamente, el buque no fue atacado, quizá porque todo tuvo repercusión en la prensa. Así que el barco sigue a la deriva. Ahora hemos alquilado veleros para acercarnos, pero no podemos abordar el buque. Los saludan para que se sientan de alguna forma acompañados.

–Usted lleva años involucrado en el tema Palestina y ha estado bajo las bombas en Gaza.

–Todo esto es un gesto de tipo humanitario para abrazar a los habitantes de Gaza, sometidos a ataques de tipo. Ya llevan más de dos meses en que no han recibido ningún tipo de alimento, de agua, de nada. Lo nuestro busca también hacer evidente el rechazo al bloqueo a que está siendo sometida la franja de Gaza. El nuestro es un movimiento absolutamente no violento, donde más allá del análisis político, social y económico –que es necesario para entender el origen de lo que está pasando— creemos que hay que entender que no solo estamos ante una crisis humanitaria, sino una crisis de humanidad. Estamos siendo testigos directos –y nadie puede decir que no lo sabe– de lo que está sucediendo en Gaza. Es inaceptable para cualquier trabajador de la salud como yo, que se bombardeen hospitales, ambulancias, trabajadores sanitarios y pacientes. Yo estuve trabajando en Gaza el 2009 cuatro meses, cuando Israel llevaba a cabo la operación Plumo Fundido. Estuve en el hospital Al-Shifa y pude ver la destrucción, porque esto no empieza el 7 de octubre. Ya en el 2009 fui testigo de la destrucción de la infraestructura, de la muerte de 1.400 palestinos, entre ellos 340 niños. El Al-Shifa tenía 400 camas y hoy está totalmente destruido.

–Como es lógico, nadie se hizo cargo del ataque con drones al buque.

–Claro. Pero existen evidencias muy concretas de que pocas horas antes un avión Hércules estuvo circulando alrededor del espacio aéreo maltés. Es un avión Hércules israelí y evidentemente eso es una firme sospecha de cuál es el origen del ataque. Que por otra parte, no es nada nuevo. Lo que me llama mucho la atención es que esto –que generalmente se desarrollaba en países cercanos a Israel– ahora ha tenido lugar en pleno Mediterráneo, frente a las narices de los pueblos europeos, frente a Sicilia. Malta está rodeada por los países europeos y no pasa absolutamente nada. No podemos permanecer ajenos al asesinato y el hambre que estamos viendo.

–¿Qué lo mueve a usted a arriesgarse a que el barco pueda ser hundido en altamar?

–En el 2010 uno de los intentos de la Flotilla de la Libertad con el buque Mavi Marmara terminó de forma trágica, abordado por un comando israelí en aguas internacionales y el asesinato de diez de los tripulantes. O sea que ahora sabíamos que estábamos enfrentando riesgos, pero luego de haber sido testigo personal de la experiencia de 2009 en Gaza, para nosotros es una obligación ética y moral, decir que esta barbarie tiene que parar y que no hay ninguna explicación lógica. Quedarse callados es ser cómplice.

Cortesía de Página 12



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