Se dice que la primera vez que la NASA mandó al espacio a una mujer astronauta, allá por los años ochenta, los técnicos de la misión le preguntaron a Sally Ride si 100 tampones eran “suficientes” para pasar una sola menstruación. En siguientes expediciones, hubo quien criticó la participación de mujeres en misiones de larga estancia ya que el uso de tampones y compresas genera grandes cantidades de residuos no reciclables en entornos donde la eficiencia lo es todo. Así fue como, posteriormente, se planteó suministrar tratamientos hormonales a las astronautas para interrumpir su ciclo menstrual durante sus viajes a gravedad cero. Pero esto, según reivindican las astronautas del proyecto Hypatia, no tiene porqué ser así. Las integrantes de la segunda expedición de este proyecto han viajado al campamento marciano de Utah, donde se simulan misiones espaciales, para reivindicar el uso de la copa menstrual en misiones espaciales.
Durante dos semanas, entre el 2 y el 15 de febrero, un equipo de nueve matemáticas, ingenieras y geólogas españolas viajó al famoso simulador de la Mars Society en el que se simulan muchas de las hostiles condiciones que se pueden encontrar en el planeta rojo. Según han explicado las integrantes del proyecto, a lo largo de su estancia no solo se centraron en las tareas de supervivencia y de investigación científica sino que, además, focalizaron buena parte de su tiempo a estudiar “los sesgos de género” propios de la exploración espacial que hasta ahora se habían ignorado y que, además, pueden afectar negativamente a la integración de las mujeres en este tipo de proyectos. Este sería el caso, por ejemplo, de la gestión de los ciclos menstruales.
El equipo explica que se utilizó la sangre menstrual como fertilizante natural para las plantas cultivadas en el simulador marciano
“La nuestra es la primera tripulación de mujeres astronautas que ha utilizado la copa menstrual en una misión simulada“, han explicado las astronautas de Hypatia, capitaneadas por la matemática Ariadna Farrés, durante una comparecencia celebrada este lunes. Las integrantes de la misión afirman que su objetivo era “reivindicar el ciclo natural de la mujer“, “rechazar la visión masculinizada de la exploración espacial” y mostrar que la copa menstrual es compatible con un modelo de “economía circular y de residuo cero”. En este sentido, el equipo afirma que se utilizó la sangre menstrual como fertilizante natural para plantas y se demostró que de esta forma los semilleros “produjeron una mayor cantidad de raíces y brotaron antes que su contraparte no fertilizada”.
Tres astronautas del proyecto Hypatia posan durante una de las “excursiones marcianas” realizadas en el desierto de Utah. / –
Experimentos marcianos
Los diarios de la misión relatan una gran cantidad de experimentos científicos realizados durante el viaje al campamento marciano. En total, las astronautas de Hypatia realizaron 22 salidas extravehiculares de entre tres y cuatro horas de duración durante las cuales no solo se vistieron con trajes espaciales sino que, además, operaron con los mismos protocolos que algún día se podrían trasladar al planeta rojo. Uno de sus trabajos más destacados fue la instalación de un instrumento de la Agencia Espacial Europea (ESA) para calibrar satélites como, por ejemplo, los del programa Copernicys. También se recogieron 12 muestras del desierto con una pistola de fluorescencia de rayos X que permite hacer análisis químicos in situ.
Las aventuras de esta misión se recogerán en un libro infantil, cuyo objetivo es inspirar a las niñas a perseguir una carrera espacial
Más allá de los trabajos científicos, la misión arrancó con la voluntad de “inspirar vocaciones científicas” entre niñas y jóvenes y, justamente para esto, las integrantes de Hypatia han anunciado la publicación de un libro infantil llamado “Las exploradoras de Marte” (editorial Estrella Polar) en el que se recogerán todas sus aventuras. La obra, elaborada por la astronauta Anna Bach, narra las aventuras vividas a lo largo de este proyecto en el campamento marciano. “La esperanza y la emoción de las vivencias en primera persona marcan este libro que quiere inspirar a niñas de entre 7 y 9 años, una edad en la que ya aparece el sesgo de género a la hora de proyectarse como científicas y tecnólogas”, afirma la autora.
El proyecto abre una nueva convocatoria para el año 2027
Tras el éxito de esta última expedición, el equipo de Hypatia también ha anunciado una nueva convocatoria de “astronautas” para viajar al campamento marciano de Utah en 2027. En esta nueva edición, en la que la Fundación La Caixa se suma como colaboradora, contará con un total de nueve integrantes. La ingeniera aeroespacial Estel Blay, del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC), será la nueva comandante, y la ingeniera aeroespacial Laura González y la nanotecnóloga Lucía Matamoros también formarán parte del elenco. Este lunes se abre la convocatoria para escoger a las otras seis viajeras para una nueva aventura marciana.
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Cortesía de El Periodico
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