Xiaomi da marcha atrás y eliminará la actualización del SU7 Ultra que limitaba la potencia para evitar accidentes

Xiaomi desató una tormenta entre los entusiastas de sus autos eléctricos en China tras lanzar una actualización que recortaba drásticamente la potencia de su superdeportivo SU7 Ultra. El software versión 1.7.0 restringía el acceso a los 1,526 caballos de fuerza que la marca había presumido como una de sus principales cartas frente a Tesla y Porsche. La reacción no se hizo esperar. Usuarios, foros y redes sociales estallaron en críticas que obligaron a la marca china a dar marcha atrás.

La actualización modificaba el comportamiento del SU7 Ultra en condiciones normales de manejo. En lugar de desplegar toda su potencia, el sistema limitaba la entrega a unos 887 caballos de fuerza, salvo que el conductor realizara una vuelta rápida en circuito bajo el llamado “modo clasificación”. Además, la función de launch control fue condicionada a una cuenta regresiva de 60 segundos, algo que muchos vieron como una barrera absurda para un vehículo que promete acelerar de cero a 100 kilómetros por hora en apenas 1.9 segundos.

Desde la marca justificaron los cambios en nombre de la seguridad. Argumentaron que alcanzar los niveles máximos de rendimiento solo debería permitirse en entornos controlados, con neumáticos y preparación específica, según información de Car News China. Pero el problema no fue técnico, sino de expectativas. Xiaomi había vendido el SU7 Ultra como una máquina sin compromisos, un escaparate de potencia y tecnología. Y de pronto, sus propios dueños descubrieron que esa potencia estaba encerrada tras una muralla de condiciones digitales.

El precio del SU7 Ultra no es menor: 529,900 yuanes, cerca de 73,000 dólares, aproximadamente 1,437,460 pesos. En teoría, quienes invirtieron esa suma lo hicieron atraídos por cifras récord, no por limitaciones ocultas bajo una línea de código. La presión colectiva surtió efecto. Xiaomi eliminó las restricciones y prometió mayor transparencia para futuras actualizaciones. Fue un golpe de realidad para una empresa que, si bien domina el mercado de smartphones, apenas comienza a entender las implicaciones emocionales de vender autos deportivos.

Lei Jun, CEO de la compañía, había posicionado al SU7 Ultra como un rival directo del Taycan y como una vitrina de todo lo que Xiaomi podía lograr en su incursión automotriz. Pero en cuestión de días, la narrativa cambió. Lo que se presentó como una apuesta por la seguridad terminó generando desconfianza. Y lo que pretendía ser un vehículo revolucionario estuvo a punto de convertirse en el ejemplo perfecto de cómo el software puede desactivar lo que antes se consideraba sagrado: la conexión entre conductor y máquina.

Xiaomi SU7 Ultra.

Xiaomi: de los teléfonos inteligentes a los vehículos eléctricos superdeportivos conectados

La actualización que limitaba la potencia del superdeportivo eléctrico llegó días después de que un ejemplar se estrellara en la provincia china de Anhui. El auto se incendió al instante. Dentro viajaban tres estudiantes universitarias que no lograron salir.  El caso, reportado por Economic Observer, se volvió viral en cuestión de horas. No solo fue el primer accidente mortal con este modelo, sino también un golpe directo a la narrativa de seguridad que Xiaomi había construido desde su lanzamiento en marzo de 2024.

Estos episodios expone un dilema creciente. A medida que más funciones críticas dependen del software, los fabricantes de vehículos eléctricos superdeportivos conectados deben decidir hasta dónde controlar el comportamiento de sus autos. Xiaomi ha aprendido con el SU7 Ultra que los autos no son teléfonos. Y que sus usuarios, cuando pagan por potencia, no esperan que el coche los cuestione antes de usarla.

Cortesía de Xataka



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