Descubren una tubería de madera romana de 1.800 años bajo una calle de Bélgica: estaba intacta, pertenecía a una red de agua oculta y podría cambiar la historia de Flandes

Bajo el pavimento moderno de la Brusselsestraat, en la ciudad belga de Leuven, arqueólogos han desenterrado un sorprendente testimonio del pasado: una tubería de madera romana que, contra todo pronóstico, ha sobrevivido casi dos milenios. El hallazgo, revelado oficialmente en un comunicado de prensa por el Ayuntamiento de Leuven, es considerado único en Flandes y ha dejado perplejos incluso a los expertos más familiarizados con las infraestructuras antiguas. No se trata de un simple fragmento deteriorado: es una conducción de agua de entre 20 y 30 metros de largo, formada por troncos ahuecados, conservada en un estado excepcional.

La excavación tuvo lugar en el marco de los trabajos previos a la construcción de una residencia de estudiantes. Pero lo que parecía una simple intervención arqueológica de rutina se convirtió en una puerta abierta al pasado romano de esta región. La tubería, situada a unos cuatro metros bajo tierra, ha permanecido intacta gracias a las condiciones húmedas y anóxicas del suelo del valle del río Dyle (Dijle), que impidieron su descomposición. En otros lugares, como Tienen o Tongeren, se habían encontrado rastros indirectos de conducciones similares, pero nunca se había conservado una pieza entera como esta.

Una ingeniería olvidada bajo tierra

Este tipo de conducciones de agua eran habituales en el mundo romano, pero su existencia en el norte de la Galia –lo que hoy es Bélgica– no había sido tan evidente hasta ahora. Los romanos aprovechaban troncos, generalmente de coníferas, que vaciaban y encajaban como segmentos de un tubo. En Leuven, cada tronco mide aproximadamente 1,75 metros, y los arqueólogos han hallado decenas de ellos ensamblados en línea recta, indicando una obra planificada y duradera.

Lo más desconcertante es que, junto a la tubería, han aparecido restos de lo que podría haber sido un sistema de bombeo. Esta posibilidad sugiere que los romanos habrían instalado en la zona un mecanismo más complejo del que se pensaba posible en una localidad secundaria. Hasta ahora, la presencia romana en Leuven se consideraba anecdótica, limitada a algunas casas rurales y caminos secundarios. Pero este tipo de infraestructura plantea un escenario completamente distinto.

La existencia de una red hidráulica indica una planificación urbana, por mínima que fuera, y una población suficiente como para justificar una inversión técnica considerable. En el siglo II d.C., Leuven era apenas una pequeña comunidad en un cruce de caminos, un diverticulum situado cerca de una calzada militar que conectaba con la gran Via Belgica, el eje que unía Colonia (Köln) con Boulogne-sur-Mer. Pero su proximidad al río, en un punto donde podía vadearse, lo convertía en un enclave estratégico.

Tubería hidráulica romana hecha de troncos
Tubería hidráulica romana hecha de troncos. Foto: Ayuntamiento de Leuven

Un milagro de conservación

La preservación del hallazgo es tan insólita como su existencia. La madera, un material normalmente efímero en contextos arqueológicos, suele desaparecer con el paso del tiempo, especialmente cuando está sujeta a ciclos de humedad y sequedad. En este caso, el entorno constantemente húmedo del subsuelo de Leuven actuó como un escudo protector. La tubería quedó sellada bajo una capa de sedimentos, en un ambiente sin oxígeno que detuvo el proceso de putrefacción.

Este tipo de conservación ha sido clave para que podamos estudiar de forma directa la tecnología romana en la región. Además de los tubos de madera, se han encontrado restos de cerámica, tejas e incluso elementos medievales como pozos ciegos y monedas. Esto revela que el lugar estuvo habitado y utilizado durante siglos, lo que complica aún más la estratigrafía y añade capas de historia superpuestas.

La tubería ha sido trasladada con extrema precaución a un taller especializado, donde será sometida a un proceso de conservación mediante congelación por vacío, una técnica que elimina la humedad sin dañar la estructura. También se llevará a cabo un análisis dendrocronológico –el estudio de los anillos de crecimiento de los árboles– para determinar con precisión su antigüedad, que se sitúa entre el siglo I y el III d.C.

Un redescubrimiento que cambia el mapa romano

Este hallazgo no solo aporta datos técnicos, sino que también obliga a revisar la importancia de Leuven en época romana. Hasta ahora, la ciudad apenas figuraba en los mapas arqueológicos del Imperio, eclipsada por urbes cercanas como Tongeren, que fue capital de la provincia de Germania Inferior. Sin embargo, una infraestructura hidráulica como esta sugiere que la presencia romana en Leuven fue mucho más estructurada y estable de lo que se creía.

La existencia de una red de agua implica que había una comunidad organizada que necesitaba abastecimiento regular. Esto cambia por completo la escala de la ocupación romana en la región. Además, la posible existencia de un sistema de bombeo podría indicar que no solo se trataba de una conducción por gravedad, como era común, sino de una instalación más avanzada.

El hallazgo ha reavivado el interés por el pasado romano de Flandes. La ciudad de Leuven planea exponer la tubería al público una vez completado el proceso de conservación, lo que podría convertirla en una nueva atracción cultural. Este tipo de vestigios ofrecen una mirada directa, tangible, a una época en la que el Imperio Romano llegaba hasta las actuales fronteras del norte de Europa, dejando una huella que aún hoy sigue emergiendo desde las profundidades del subsuelo.

Arqueólogos descubren una insólita tubería romana de madera perfectamente conservada bajo una ciudad belga
Arqueólogos descubren una insólita tubería romana de madera perfectamente conservada bajo una ciudad belga. Foto: Ayuntamiento de Leuven

Cuando el progreso no impide mirar atrás

Curiosamente, este descubrimiento no ha paralizado los planes urbanísticos de la ciudad. El proyecto de construcción de una residencia para estudiantes seguirá adelante, como ejemplo de cómo el desarrollo moderno puede convivir con la preservación del patrimonio. Es una muestra de que la arqueología preventiva, esa que se realiza antes de construir, no es un obstáculo, sino una oportunidad.

Cada vez que una pala remueve la tierra en estas regiones, existe la posibilidad de que el pasado resurja. Y cuando lo hace con la fuerza de una infraestructura casi intacta, se convierte en un recordatorio de que las ciudades actuales están construidas sobre capas de historia, a veces olvidadas, otras ignoradas, pero siempre latentes.

Este hallazgo no solo resucita una parte del pasado de Leuven, sino que también alimenta el imaginario colectivo sobre cómo vivían, planificaban y resolvían problemas los romanos en los confines de su imperio. Desde un simple tronco horadado hasta una red hidráulica que desafía el tiempo, la historia se cuela por las grietas del asfalto para recordarnos que todo lo que damos por sentado, ya fue imaginado antes.

El hallazgo ha sido difundido oficialmente por el Ayuntamiento de Leuven a través de su portal de noticias.

Cortesía de Muy Interesante



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