Durante más de un siglo, el origen del Valle de Yosemite ha sido objeto de debate entre geólogos. Mientras que la mayoría de las teorías apuntaban al levantamiento tectónico y la acción glacial como los grandes escultores del famoso paisaje, una nueva investigación plantea un giro radical en esta historia: un antiguo sistema fluvial, alimentado por una cadena de volcanes ahora borrada del mapa, habría sido el verdadero protagonista de la profunda incisión que caracteriza a Yosemite.
Este nuevo enfoque, publicado en abril de 2025 en la revista científica Geosphere por el geólogo Emmanuel Gabet de la Universidad Estatal de San José, propone que hace entre 5 y 10 millones de años existió un río hoy desaparecido, que canalizaba caudales provenientes de erupciones volcánicas masivas al norte del actual parque. Ese río fantasma, al unirse con los cauces que hoy conocemos como Tenaya Creek y el Merced River, habría multiplicado su energía erosiva hasta abrir el profundo tajo que es hoy el Valle de Yosemite.
Un paisaje esculpido por fuerzas olvidadas
El estudio no sólo pone en duda el papel exclusivo del levantamiento tectónico en la formación del valle, sino que también ofrece una explicación para varios enigmas geológicos que hasta ahora no tenían respuesta convincente. Por ejemplo, en el actual lecho del río Merced, en la llanura del Valle Central de California, se han identificado enormes volúmenes de sedimento volcánico que no tienen una fuente visible en las montañas cercanas. Lo lógico sería pensar que provinieron de un origen mucho más lejano.
La propuesta de Gabet es que una antigua red hidrográfica, ahora desmantelada por millones de años de erosión, conectaba directamente esa zona con una cadena de volcanes en el norte de Sierra Nevada. Esta red transportó enormes cantidades de lodo volcánico —conocido como lahares— hacia el sur, donde se unieron al Merced y al Tenaya, ampliando su capacidad de incisión sobre el granito extremadamente duro que caracteriza la región.
Un valle demasiado profundo para su río
Uno de los puntos más reveladores de la investigación es el análisis morfológico del Cañón Tenaya, un estrecho y escarpado cañón que desemboca en el Valle de Yosemite. Hoy, este cañón está recorrido por un arroyo tan pequeño que puede saltarse de una orilla a otra. Sin embargo, el relieve del lugar revela una incisión de cientos de metros en la roca, algo imposible de atribuir al arroyo actual.
La hipótesis del río fantasma explica esta paradoja: en su momento de máxima actividad, esa corriente fluvial habría canalizado una cantidad de agua y sedimentos que multiplicaba varias veces la capacidad actual de Tenaya Creek. Al desaparecer ese aporte, el caudal volvió a su tamaño natural, dejando tras de sí un cañón desproporcionado para el flujo que lo recorre.

Utilizando modelos digitales de elevación, Gabet y su equipo trazaron patrones de puntos de quiebre abruptos —conocidos como knickpoints— en los perfiles de los ríos Merced, Kings y Kaweah. Estas discontinuidades indican zonas donde hubo cambios bruscos en el régimen erosivo. En muchos casos, las alturas de estos knickpoints no corresponden a un levantamiento tectónico progresivo, sino a eventos locales, como una reorganización del sistema fluvial provocada por colmatación de valles o desvíos catastróficos.
Este fenómeno se repite en otras cuencas del sur de Sierra Nevada, donde se observa una incisión localizada y rápida en zonas donde los abanicos aluviales son inusualmente grandes, lo que sugiere que en algún momento esas cuencas recibieron un volumen de agua mucho mayor que el actual.
La investigación también identificó evidencias de paleocanales abandonados, antiguos cauces elevados que ya no forman parte del sistema fluvial actual. Estos “fantasmas hidráulicos” se encuentran a cientos de metros sobre los ríos modernos y están rellenos de sedimentos volcánicos que datan del Mioceno y el Plioceno, lo que respalda la teoría de un antiguo sistema de drenaje reconfigurado.
Este tipo de reorganización fluvial —conocida como captura de cuenca— no es inusual en la historia geológica, pero su papel en la formación de un paisaje tan emblemático como Yosemite había sido subestimado hasta ahora.
Una nueva forma de mirar Yosemite
Lo más fascinante de esta hipótesis no es sólo que plantea una explicación más coherente para varios aspectos del relieve del parque, sino que abre una ventana hacia un paisaje completamente desaparecido. La cadena de volcanes que alimentó el antiguo río, los flujos de lodo que sellaron valles enteros y las conexiones fluviales que unieron cuencas hoy separadas son ya parte del pasado geológico. Pero sus huellas, aunque enterradas y fragmentadas, aún pueden leerse en las rocas y en la topografía.
Este tipo de enfoque interdisciplinar, que combina modelado digital, análisis geomorfológico y estratigrafía volcánica, permite reconstruir piezas de un rompecabezas que parecía irresoluble. La idea de que el parque más visitado de California deba su forma no a fuerzas tectónicas lentas y predecibles, sino a la violencia olvidada de un río y un volcán desaparecidos, convierte a Yosemite en un testigo silencioso de un pasado mucho más dinámico de lo que creíamos.

Un legado aún por descifrar
Actualmente, el equipo de Gabet trabaja en la reconstrucción detallada del antiguo paisaje fluvial de la región mediante simulaciones geográficas inversas. El objetivo es mapear cómo habría fluido el agua a través de Sierra Nevada antes de que los volcanes colapsaran, los valles se llenaran de sedimentos y los ríos cambiaran de rumbo.
Este tipo de investigación no solo reescribe la historia de un parque nacional, sino que también ofrece herramientas valiosas para comprender cómo cambian las cuencas hidrográficas ante grandes alteraciones, ya sean naturales o inducidas por el ser humano.
La próxima vez que contemples el esplendor de Yosemite, recuerda que bajo sus laderas y cúpulas de granito yace la memoria geológica de un río fantasma y un volcán borrado por el tiempo. Su legado es invisible, pero está ahí, tallado en la piedra.
Referencias
- Emmanuel J. Gabet; Is drainage reorganization a plausible explanation for late Cenozoic incision of Yosemite Valley and within the Kings and Kaweah watersheds (Sierra Nevada, California)?. Geosphere 2025; doi: 10.1130/GES02726.1
Cortesía de Muy Interesante
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