Trabajar muchas horas no solo resulta agotador para el cuerpo sino que, tal como demuestra un nuevo estudio, también puede alterar la estructura misma del cerebro. Un análisis publicado este martes en la revista científica ‘Occupational & Environmental Medicine’ sugiere que “las jornadas laborales excesivas” podrían estar asociadas a cambios estructurales en regiones clave del cerebro relacionadas con la regulación emocional, la memoria de trabajo y hasta la toma de decisiones. Este fenómeno, según argumentan los investigadores, podría ser especialmente prevalente en el caso de profesiones como los sanitarios en las que se acostumbran a realizar turnos de más de 24 horas seguidas o en quienes acumulan más de 52 horas de trabajo a la semana. “Los resultados subrayan la importancia de abordar el exceso de trabajo como un problema de salud”, afirman los científicos responsables de este trabajo.
La investigación, liderada por un equipo de la Universidad Chung-Ang y otro de la Universidad Yonsei (República de Corea), se ha centrado en analizar el cerebro de un centenar de trabajadores sanitarios de distintas instituciones coreanas. Para entender el impacto de los distintos tipos de jornadas laborales en el cerebro de estas personas, los investigadores seleccionaron, por un lado, profesionales que mantenían un horario laboral estándar y, por otro, personas que trabajaban más de 10 horas al día (o un total de 52 horas a la semana). Todos los participantes se sometieron a una resonancia magnética para poder estudiar la estructura misma de su cerebro. También respondieron a unos cuestionarios para evaluar su nivel de estrés, su carga laboral y, en general, el impacto del trabajo en su vida.
“Los resultados subrayan la importancia de abordar el exceso de trabajo como un problema de salud”
Los resultados fueron reveladores. Según apunta este estudio, los trabajadores que acumulaban largas jornadas mostraban diferencias notables en el volumen de materia gris en varias regiones cerebrales respecto a sus compañeros con un horario más estándar. En concreto, se detectaron aumentos significativos en hasta 17 áreas del cerebro, entre las que destaca el giro frontal medio y superior (implicados en funciones ejecutivas como la atención, la planificación o el control emocional) así como en la ínsula (una estructura clave en la percepción emocional y la conciencia corporal). También se detectó un aumento de hasta el 19% en el volumen del giro frontal medio en los trabajadores con jornadas más extensas (una región del cerebro que actúa como un centro neurálgico para la memoria de trabajo y el procesamiento del lenguaje).
¿Adaptación o señal de alarma?
Los científicos afirman que el aumento de estas áreas del cerebro, lejos de ser interpretado como una mejora, podría deberse a una respuesta neuroadaptativa frente al estrés crónico. Según argumentan los especialistas, es posible que cuando el cerebro se somete a una demanda constante y prolongada de atención y esfuerzo este podría estar intentando reorganizarse para hacer frente a la sobrecarga. Los científicos advierten de que aún no está claro si este fenómeno surge como una consecuencia directa del exceso de trabajo o si, por el contrario, podría tratarse de algo contextual. “El estudio no establece una relación causal firme, pero abre una puerta importante para seguir indagando en cómo nuestro entorno laboral impacta físicamente en el cerebro“, apuntan los autores, quienes recalcan la necesidad de realizar estudios longitudinales que permitan observar la evolución de este fenómeno a lo largo del tiempo.
Los expertos creen que la inflamación de ciertas áreas del cerebro podría deberse a una respuesta neuroadaptativa frente al estrés crónico
Más allá de las imágenes cerebrales y las estadísticas, la investigación incide en la idea de que el exceso de trabajo puede suponer un potencial riesgo para la salud. Estudios previos han demostrado que la carga excesiva de trabajo, así como el estrés relacionado con dicha causa, se relacionan con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos y problemas de salud mental. La Organización Internacional del Trabajo, por su parte, también advierte que las largas horas laborales causan más de 800.000 muertes al año en todo el mundo. “Estos hallazgos refuerzan la necesidad urgente de repensar nuestras políticas laborales”, concluyen los autores de este trabajo.
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Cortesía de El Periodico
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