En medio de su gira por Medio Oriente, Donald Trump firmó en Arabia Saudita el mayor acuerdo por ventas de armas de la historia por un valor de 142 mil millones de dólares. Palantir, la poderosa empresa dedicada a la innovación en tecnología de vigilancia y cuyo nombre mantiene resonancias con la saga de El Señor de los Anillos, fue una de las principales beneficiarias de este contrato.
Palantir es una de las principales compañías tecnológicas, especializada en el análisis de Big Data mediante Inteligencia Artificial, y con aplicación directa en las áreas de seguridad y defensa. Su origen se remonta a los atentados del 11-S cuando el gobierno dispuso una cacería de presuntos terroristas por todo el mundo. Finalmente, fue fundada en 2004, con fondos de In-Q-Tel, la división de capital riesgo de la CIA, y sus primeros clientes fueron el ejército y las agencias de espionaje.
Detrás de Palantir se encuentra una de las mentes más oscuras del establishment empresarial, Peter Thiel, quien previamente había contribuido a crear PayPal, una de las mayores compañías de pago por internet en todo el mundo.
Con un perfil similar al de Elon Musk, aunque sin exposición mediática, Thiel es un empresario de origen germánico y dueño de un capital de más de 20 billones de dólares. No sólo es uno de los principales donantes de Donald Trump: también es el verdadero jefe de J.D. Vance, a quien ha financiado a lo largo de toda su carrera política hasta ubicarlo en el estratégico cargo de la vicepresidencia. Considerado como uno de los principales impulsores de la derecha libertaria, en una entrevista en 2009 Thiel afirmó que la democracia y la libertad no podían ser compatibles, y que mantenía una fe ciega en el mercado como principio ordenador de la economía, pese a que Palantir se convirtió en una mega empresa gracias a sus lucrativos contratos con el Estado.
El “Unicornio Tecnológico” maneja un altísimo nivel de información, con capacidad para entrecruzar datos entre acervos tan distintos como historias clínicas, patrones de inmigración, movimientos de soldados, mapas de delincuencia y rutas de navegación aérea. Su prueba de fuego fue la contribución a la captura de Osama bin Laden en el norte de Pakistán en 2011.
Las herramientas digitales de la corporación hoy son amplias y sus usos van desde la guerra con drones en los más diversos lugares del planeta a la consolidación de sistemas de detención preventiva, lo que derivó luego en acusaciones de racismo institucional, como ocurrió con el departamento de policía de Los Ángeles (California) hasta su renuncia a este software en 2021.
Con el regreso de los republicanos al poder en el mes de enero, la colaboración de Palantir con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) se ha intensificado en este nuevo gobierno de Trump ya que resulta fundamental en el ordenamiento de información para detectar la presencia de los migrantes que primero serán arrestados y luego deportados del país.
Desde hace varios años sus servicios son solicitados por distintos mandatarios, como ahora ocurre ahora con el Primer Ministro del Reino Unido Keir Starmer, en una contratación cuyos procedimientos no habrían sido del todo claros. Las ambiciones de Palantir son innegables: así como en la actualidad resulta un elemento esencial en la gestión informática de la administración Trump, aspira también a brindar el sistema operativo predeterminado del gobierno laborista inglés.
De hecho, su plataforma digital, Foundry, ya sustenta partes importantes del sistema de salud, en una especie de prueba piloto, para luego avanzar en la adecuación informática de la policía y del Ministerio de Defensa británicos, siempre mediante contratos con múltiples cláusulas secretas.
La expansión internacional de Palantir es central en todo el proceso de creciente interrelación entre los ecosistemas tecnológicos pertenecientes a Estados Unidos y Gran Bretaña. Pero, más allá de esta asociación, el campo de operaciones de la corporación tecnológica parece no tener límites. Además del Reino Unido, el software basado en Inteligencia Artificial es cada vez más importante para las áreas de vanguardia tecnológica de la OTAN y resulta clave para el avance israelí en Gaza.
Pero ha sido sobre todo en Ucrania en donde más desarrollo tuvo el unicornio tecnológico. Para mediados de 2023, en plena guerra contra Rusia, más de media docena de agencias ucranianas, incluidos los Ministerios de Defensa, Economía y Educación, utilizaban los productos de la compañía. Palantir estaba tan interesado en demostrar sus capacidades a todo el mundo que las proporcionó al gobierno ucraniano de forma gratuita. Hoy es una de las empresas comprometida con la reconstrucción del país, sobre todo, a cambios de millonarios contratos y convenios.
Con su desenvolvimiento en Estados Unidos y en otras partes del mundo, las previsiones para 2025 son excepcionales: no sólo se calculan ingresos por 4 mil millones de dólares, sino que gracias al intercambio comercial tendría una ganancia de casi un 70% más al inicialmente supuesto.
En medio de la enorme controversia por sus actividades, los defensores de Palantir argumentan que la empresa no posee datos propios, sino que los organiza de acuerdo con los contratos y que son los propios clientes quienes deciden cómo utilizar los recursos proporcionados. En todo caso, la fortaleza de la corporación reside, justamente, en la organización de la arquitectura del poder. Como en su momento lo expresó el director ejecutivo Alexander Karp: “Cuando todo el mundo use Palantir puede que sigamos sin gustarles. Pero no les quedará otra opción”.
La campaña publicitaria de Palantir, lanzada en unas pocas universidades en todo Estados Unidos para reclutar a los futuros cuadros directivos de la organización no deja lugar a dudas: “Ha llegado el momento de ajustar cuentas para Occidente: construimos para dominar”.
Cortesía de Página 12
Dejanos un comentario: