El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, protagonizó este miércoles un tenso encuentro con su par sudafricano, Cyril Ramaphosa, en la Casa Blanca, durante el cual proyectó un video para denunciar un supuesto “genocidio” contra la minoría blanca afrikáner, una acusación que Ramaphosa rechazó categóricamente. La reunión tuvo lugar después de que EE.UU. acogiera como refugiadas a varias familias afrikáners (sudafricanos blancos descendientes de colonos neerlandeses) que denunciaron una persecución racial en su país. La reunión en el Despacho Oval fue la más conflictiva desde la visita en febrero del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, quien abandonó la Casa Blanca tras una acalorada discusión con Trump.
El cruce entre los presidentes
Trump abrió el encuentro de este miércoles calificando a Ramaphosa como alguien “muy respetado en muchos círculos, aunque polémico para algunos”, mientras el mandatario sudafricano le ofrecía un apretón de manos y proponía “reiniciar” las relaciones bilaterales. La tensión estalló cuando la prensa preguntó por la reciente llegada de refugiados afrikáners a EE.UU.. Trump insistió en su teoría de que esta minoría sufre una persecución y, sin presentar pruebas, exigió explicaciones a su interlocutor.
“En general son agricultores blancos que huyen de Sudáfrica, y es muy triste verlo. Espero que podamos tener una explicación”, declaró Trump ante los medios. Ramaphosa respondió con firmeza que no existe ningún “genocidio afrikáner”, e instó al presidente estadounidense a escuchar al pueblo sudafricano para desmontar esa narrativa. “Si realmente hubiera un genocidio contra los agricultores afrikáners, te aseguro que estas personas no estarían aquí, incluido mi propio ministro de Agricultura”, afirmó Ramaphosa señalando a su delegación, que incluía a miembros de esa comunidad.
Trump insistió en que existen “miles de historias” que confirman la persecución y ordenó la proyección de un video de casi cinco minutos que mostraba a políticos africanos dando discursos a favor de la violencia contra los blancos e imágenes de montículos de tierra y cruces que, según Trump, representan más de mil agricultores asesinados. “Me gustaría saber dónde es eso, porque yo no lo he visto”, comentó el presidente sudafricano tras observar, incómodo, las imágenes.
Ramaphosa subrayó que, si bien la delincuencia es un problema en Sudáfrica, la mayoría de las víctimas de la violencia “no son blancos, sino negros”, y recordó que aunque la Constitución protege la “inviolabilidad de la propiedad de la tierra”, su gobierno también tiene el derecho de expropiar terrenos para uso público. Durante el régimen racista del apartheid (1948-1991), los sudafricanos negros fueron despojados por la fuerza de sus tierras, que fueron entregadas a la minoría blanca que, tres décadas después, continúa poseyendo más del 90 por ciento de la propiedad de la tierra pese a representar el 20 por ciento de la población.
“Nelson Mandela nos enseñó que siempre que hay problemas, la gente debe sentarse a la mesa y conversar”, dijo Ramaphosa, quien en un momento de la discusión llegó a bromear afirmando que no tiene “un avión para darle”, en referencia al regalo que Qatar le hizo a Trump y que Estados Unidos aceptó este miércoles formalmente. La tensión solo empezó a disiparse tras la intervención de los emblemáticos golfistas afrikáners Ernie Els y Retief Goosen, quienes formaban parte de la delegación sudafricana y evitaron respaldar las denuncias de genocidio.
Dudas sobre la presencia de EE.UU. en el G20
La llegada, la semana pasada, de un primer grupo de 49 afrikáners a Estados Unidos en calidad de refugiados fue el último episodio en una serie de tensiones diplomáticas entre ambos países. En marzo, Trump suspendió toda ayuda y cooperación exterior con Sudáfrica, alegando que el país confisca tierras a granjeros blancos y mantiene una postura hostil hacia Israel en la Corte Internacional de Justicia, donde Pretoria denunció un genocidio en Gaza.
La ley de expropiación de Sudáfrica fue promulgada a principios de año para intentar revertir las desigualdades raciales heredadas del apartheid y permite expropiar tierras sin pagar compensación en casos de interés público. También en marzo fue expulsado de Estados Unidos el entonces embajador sudafricano en Washington, Ebrahim Rasool, designado como persona ‘non grata’ por sus críticas contra Trump.
Mientras Washington considere que existe discriminación contra los afrikáners, Trump reiteró que Estados Unidos no participará en ningún evento del G20, que este año acoge Sudáfrica. Tras el choque de este miércoles con Ramaphosa, volvió a poner en duda su asistencia a la cumbre de presidentes del G20 que se celebrará en Johannesburgo, el 22 y el 23 de noviembre. “Creo que, sin Estados Unidos, (la cumbre) realmente no es muy importante porque ya no es la misma reunión”, declaró Trump.
La visita del gobernante sudafricano era una oportunidad para suavizar las relaciones diplomáticas luego de que Trump y su asesor de origen sudafricano, el multimillonario Elon Musk, también presente en el Salón Oval, denunciaran sin fundamento un genocidio. Elon Musk, dueño de Tesla y Space X, acusó a Pretoria de impulsar leyes “abiertamente racistas”, en referencia a políticas post-apartheid para empoderar a la población negra e interpretadas por el multimillonario como un obstáculo para la concesión de licencias a Starlink, otra de sus empresas.
Cortesía de Página 12
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