Durante décadas, Denisova fue una cueva más en el vasto paisaje de Siberia. Hoy, gracias a uno de los trabajos científicos más ambiciosos sobre evolución humana, se ha convertido en el epicentro de una revolución arqueológica que está reescribiendo la historia de nuestros orígenes. En una investigación publicada en Nature Communications, y liderada por un equipo internacional, se ha reconstruido con una precisión sin precedentes la historia completa de ocupación humana y faunística de esta cavidad durante los últimos 300.000 años. Esta nueva cronología no solo arroja luz sobre cuándo vivieron allí los Denisovanos, Neandertales y humanos modernos, sino que también plantea preguntas inquietantes sobre cómo convivieron, se desplazaron… y se extinguieron.
Un laboratorio natural de la evolución humana
La Cueva Denisova, situada en los montes Altái del sur de Siberia, es el único lugar del mundo donde sabemos con certeza que coexistieron tres especies humanas: los Neandertales, los Denisovanos y los Homo sapiens. El estudio recientemente publicado se centra en la Cámara Sur, una de las tres secciones de la cueva —junto a la Principal y la del Este— y hasta ahora la menos explorada.
Este nuevo trabajo, que combina dataciones ópticas, análisis de ADN antiguo y el estudio microestratigráfico de los sedimentos, ha sido clave para completar la cronología de las ocupaciones humanas. La nota de prensa del Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology, uno de los centros líderes del proyecto, destaca que se han datado 150 capas sedimentarias y analizado 963 muestras para ADN mitocondrial de homínidos y fauna, lo que ha permitido trazar una historia continua del lugar.
Los primeros habitantes: Denisovanos y la vida en la Edad de Hielo
La historia de Denisova comienza mucho antes de lo que se pensaba. Los análisis de ADN extraídos de los sedimentos más profundos de la Cámara Sur revelan la presencia de Denisovanos hace unos 250.000 años. No hay restos óseos humanos de esa antigüedad, pero la información genética muestra una ocupación prolongada y reiterada.
Este linaje humano, emparentado con los Neandertales pero genéticamente distinto, dejó huellas en toda Asia. A pesar de su escasa representación en el registro fósil, sabemos que vivieron desde Siberia hasta el Tíbet, pasando por Indonesia y posiblemente Filipinas. Incluso, muchos humanos actuales en el sudeste asiático y Oceanía llevan parte de su ADN.
Durante la mayor parte del Pleistoceno, los Denisovanos fueron los principales ocupantes de la cueva. Herramientas de piedra, restos de fauna y artefactos como un colgante de diente de ciervo perforado apuntan a una cultura que combinaba habilidad técnica con sensibilidad simbólica. Este colgante, por cierto, contiene restos de ADN de una mujer Homo sapiens, lo que lo convierte en el primer ornamento prehistórico vinculado genéticamente a su portador.

La llegada de los Neandertales: alternancia o conflicto
Hace unos 200.000 años, aparece por primera vez el ADN de Neandertales en la cueva. La evidencia indica que ambas especies —Denisovanos y Neandertales— no solo coexistieron en la región, sino que pudieron compartir el espacio de manera alterna, probablemente en función de las condiciones climáticas.
El análisis de los sedimentos muestra una sorprendente alternancia de ADN de una especie u otra, lo que sugiere cambios poblacionales ligados al clima. Durante los periodos más templados, la cueva fue más propicia para los Neandertales; en los más fríos, los Denisovanos regresaban.
No hay indicios claros de confrontaciones violentas, pero sí evidencia de una hija de padres de ambas especies, el famoso fósil “Denisova 11”, lo que prueba que hubo al menos un grado de mestizaje.
Homo sapiens: el último en llegar
Los humanos modernos no aparecen en la cueva hasta hace unos 25.000 años, ya en pleno Último Máximo Glacial. Para entonces, tanto Denisovanos como Neandertales habían desaparecido del registro. Esta cronología desafía la idea de una convivencia entre Homo sapiens y Denisovanos en esta cueva, y sugiere que nuestra especie pudo haber ocupado el vacío dejado por la extinción de las otras dos.
En la Cámara Sur, el ADN moderno se ha localizado en los niveles superiores, junto con restos de huesos trabajados, cuentas, herramientas y los mencionados colgantes. Todo indica que, más allá de un simple refugio, la cueva fue un lugar significativo en términos culturales y simbólicos.

¿Qué provocó la desaparición de los Denisovanos?
Uno de los hallazgos más intrigantes del estudio es que no hay una correlación directa entre el cambio climático y la desaparición de los Denisovanos. La fauna de la cueva permanece estable durante los periodos en que este grupo desaparece del registro, lo que apunta a otros factores.
¿Fueron desplazados por los Neandertales o los humanos modernos? ¿La competencia por recursos llevó a su desaparición? Aunque no hay respuestas definitivas, el estudio apunta a que la llegada de Homo sapiens pudo haber desencadenado un cambio irreversible.
El hecho de que los humanos modernos hayan ocupado la cueva justo después del último registro Denisovano podría indicar que, más que la naturaleza, fue otra especie humana la que los empujó a la extinción.
Uno de los grandes logros del estudio es el uso pionero del ADN sedimentario para reconstruir ocupaciones humanas sin necesidad de fósiles. Gracias a esta técnica, es posible saber qué grupos estuvieron presentes en un lugar a través de trazas genéticas dejadas en la tierra, incluso cuando no hay huesos.
Este enfoque ha permitido ampliar el registro de ocupación Denisovana en más del doble respecto a lo que se conocía hasta ahora, proporcionando una línea de tiempo mucho más rica y continua.
Un nuevo paradigma en la prehistoria
El estudio liderado por Zenobia Jacobs, Matthias Meyer y Richard Roberts ha marcado un antes y un después en la paleoantropología. Más allá de Denisova, demuestra que podemos reconstruir complejas historias humanas incluso en ausencia de fósiles. También confirma que el devenir de la humanidad no fue lineal, sino compartido, competitivo y, en muchos casos, trágicamente selectivo.
Hoy, Denisova ya no es solo una cueva remota en Siberia: es el espejo de una humanidad diversa que, durante milenios, buscó refugio, convivió, se mezcló… y desapareció.
Referencias
- Jacobs, Z., Zavala, E.I., Li, B. et al. Pleistocene chronology and history of hominins and fauna at Denisova Cave. Nat Commun 16, 4738 (2025). doi:10.1038/s41467-025-60140-6
Cortesía de Muy Interesante
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