¿Te has preguntado por qué tu gato ronronea tanto? Los científicos acaban de descubrir la respuesta

El ronroneo de los gatos ha sido, durante siglos, un misterio envuelto en una melodía suave. Asociado al placer, al consuelo o a la simple compañía, su verdadera función ha sido materia de especulación tanto en el ámbito doméstico como científico. Pero ahora, un nuevo estudio publicado en PLOS ONE podría haber descifrado parte de ese enigma. Un equipo de investigadores japoneses ha identificado una conexión directa entre un gen específico y el comportamiento vocal de los gatos, arrojando luz sobre por qué algunos felinos ronronean —y maúllan— más que otros.

La investigación, liderada por el Wildlife Research Center de la Universidad de Kioto, se centró en un fragmento del gen receptor de andrógenos (AR), conocido por estar implicado en conductas como la agresividad en diversas especies. El foco estuvo puesto en una sección del gen que contiene repeticiones de glutamina, una cadena de aminoácidos cuyo número puede variar de un gato a otro.

Analizando el ADN de 280 gatos mestizos castrados —145 machos y 135 hembras—, el equipo descubrió ocho variantes distintas del gen, con entre 15 y 22 repeticiones. La clave, sin embargo, estaba en cómo esas variantes se agrupaban: los investigadores las clasificaron como “tipo corto” (18 repeticiones o menos) y “tipo largo” (19 o más).

Los resultados revelaron algo sorprendente: los gatos con el tipo corto mostraban una puntuación significativamente mayor en el comportamiento de ronroneo, según la evaluación de sus dueños a través del cuestionario Fe-BARQ. Pero ahí no acaba la historia. Los machos con este tipo genético también eran más vocales hacia los humanos, mientras que las hembras tendían a mostrar más agresividad hacia extraños.

Un vínculo evolutivo con la domesticación

La investigación no se detuvo en las conductas observadas. El equipo fue más allá, comparando esta región del gen AR con su equivalente en otras especies felinas. El hallazgo fue aún más intrigante: los alelos largos, con 20 a 22 repeticiones, eran exclusivos del gato doméstico. Felinos salvajes como el gato pescador o el gato leopardo, ambos cercanos evolutivamente, solo presentaban versiones más cortas del gen.

Descubren el “gen del ronroneo” en gatos
Descubren el “gen del ronroneo” en gatos. Foto: Istock

Esto sugiere que la expansión del gen —y sus efectos sobre el comportamiento vocal— podría haber sido un subproducto del proceso de domesticación. En otras palabras, a medida que los gatos comenzaron a vivir más cerca de los humanos, aquellos menos dependientes de la comunicación vocal podrían haber tenido una ventaja evolutiva… al menos en ciertos contextos.

El contraste entre gatos de raza y mestizos

Un dato llamativo del estudio es que la mayoría de los gatos analizados eran mestizos rescatados, lo que representa una oportunidad única para estudiar una población diversa. Estos gatos, acostumbrados a ambientes más exigentes, dependían más de la vocalización para sobrevivir: para pedir comida, atención o protección. En cambio, los gatos de raza —cuyas líneas genéticas han sido moldeadas por humanos a lo largo de generaciones— tienden a portar más frecuentemente las versiones largas del gen, y suelen comunicarse menos mediante maullidos o ronroneos.

Este fenómeno recuerda a lo observado en otras especies domésticas. En perros, por ejemplo, ciertas razas europeas presentan variantes del mismo gen asociadas a una menor agresividad, mientras que razas asiáticas o ejemplares salvajes como los lobos tienen mayor frecuencia de alelos cortos, vinculados a comportamientos más intensos. En camellos y caballos también se ha detectado que la selección humana podría haber favorecido genes asociados a una menor reactividad o temor.

¿Un paso hacia la predicción genética del comportamiento?

Aunque el estudio se centró en un único gen, sus implicaciones son amplias. La posibilidad de que una simple variación genética pueda predecir comportamientos como el ronroneo o la agresividad abre la puerta a herramientas genéticas para mejorar el bienestar animal. ¿Podríamos, en el futuro, seleccionar adoptantes adecuados para gatos según su perfil genético? ¿O prever problemas de comportamiento antes de que surjan?

Por ahora, los autores del estudio advierten que estamos aún lejos de aplicar este conocimiento de forma práctica. El comportamiento felino es el resultado de una compleja interacción entre genes, entorno, experiencias tempranas y socialización. Sin embargo, este estudio es un paso importante en esa dirección.

Una muestra poderosa y un enfoque novedoso

El éxito del estudio también radicó en su diseño ético y participativo. Los investigadores recibieron más de 260 respuestas de propietarios en un solo día, lo que demuestra el interés del público por entender mejor a sus animales. El uso de un cuestionario detallado, adaptado al japonés, permitió recoger una gran cantidad de datos en condiciones reales, fuera del laboratorio.

Además, el análisis estadístico se realizó con modelos lineales generalizados, teniendo en cuenta la edad del animal y otras variables que podrían influir en el comportamiento. Las diferencias por sexo fueron particularmente reveladoras, ya que las respuestas al mismo tipo de alelo variaban entre machos y hembras, mostrando un efecto del entorno hormonal y del sexo biológico sobre la expresión del gen.

Comparación de los niveles de ronroneo según el genotipo AR
Comparación de los niveles de ronroneo según el genotipo AR. Fuente: Yume Okamoto/Madoka Hattori/Miho Inoue-Murayama

Gatos que “hablan” más… y otros que prefieren el silencio

En resumen, este estudio revela que el ronroneo, lejos de ser solo una manifestación afectiva, tiene raíces profundas en la biología del gato. Un simple tramo de ADN en el cromosoma X puede explicar por qué algunos felinos son más vocales, más sociables o incluso más territoriales.

En un mundo donde los gatos son cada vez más parte de nuestras familias, entender cómo su genética moldea su personalidad puede ser clave para mejorar su calidad de vida —y la nuestra.

Este descubrimiento no solo redefine lo que sabíamos sobre el ronroneo, sino que también nos invita a mirar a nuestros compañeros felinos con una nueva perspectiva: la de la ciencia del comportamiento genético.

Cortesía de Muy Interesante



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