El presidente de China, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Donald Trump, mantuvieron este jueves una conversación telefónica que duró cerca de una hora y media, en un intento por recomponer las tensas relaciones entre ambos países, en medio de la guerra comercial lanzada por el republicano. La llamada, que finalmente se concretó tras varios anuncios fallidos del entorno de Trump, fue el primer contacto público entre ambos desde el regreso del magnate a la Casa Blanca.
El diálogo se produjo luego de semanas de recriminaciones cruzadas por presuntos incumplimientos del acuerdo de tregua comercial alcanzado en mayo en Ginebra. China acusa a Estados Unidos de aplicar “medidas de supresión extrema”, como restricciones a la exportación de chips y la cancelación de visados para estudiantes chinos. Por su parte, Washington denuncia que Pekín bloquea nuevas licencias para la exportación de tierras raras, insumo clave para la industria tecnológica.
En la llamada, ambos líderes intercambiaron gestos diplomáticos: Xi llamó a “eliminar todo tipo de perturbaciones” para que las relaciones bilaterales retomen “la senda correcta”, mientras que Trump se mostró complacido por el hecho de que “ya no haya dudas” sobre la complejidad del vínculo comercial. La conversación fue calificada como “muy positiva” por ambas partes.
La nueva táctica de Trump
Poco después de lo que calificó como una llamada “muy productiva”, Trump recurrió a sus redes sociales para compartir detalles sobre la conversación, que describió como enfocada “casi en su totalidad” en cuestiones comerciales, dejando de lado conflictos como la guerra en Ucrania o las tensiones con Irán.
“Durante la conversación, el presidente Xi tuvo la amabilidad de invitarnos a la primera dama (Melania Trump) y a mí a visitar China, y yo correspondí”, escribió Trump en su red, Truth Social, donde también afirmó que ambos abordaron “algunos detalles” de las negociaciones comerciales.
Durante la llamada, Trump insistió en resolver la cuestión del acceso a tierras raras chinas, lo que considera un punto crítico en la relación comercial entre ambos. “Ya no debería haber dudas sobre la complejidad de estos productos”, afirmó.
En el mensaje, el presidente anunció que sus equipos comerciales y los de Xi se reunirán “pronto” para discutir los aranceles, en una sede aún por definirse. La delegación estadounidense estará encabezada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y Jamieson Greer, su representante comercial en el exterior.
Trump pareció también moderar el tono respecto a declaraciones anteriores, en las que acusaba a Pekín de violar el acuerdo de tregua y de ser un interlocutor difícil. “Me agrada Xi Jinping, pero es extremadamente difícil hacer un trato con él”, había escrito un día antes.
Esta vez, en cambio, apostó por un discurso más diplomático, subrayando que los avances dependerán de las próximas rondas de negociación. “Como presidentes de dos grandes naciones, esto es algo que ambos esperamos con entusiasmo”, aseguró.
Como presidente, Trump visitó China una sola vez, en noviembre de 2017, al inicio de su primer mandato, antes de que su rivalidad con China se agudizara. Xi, por su parte, lo había visitado en Mar-a-Lago en abril de ese mismo año y volvió a reunirse con el predecesor de Trump, Joe Biden, en tres ocasiones distintas, aunque siempre durante cumbres multilaterales.
Un rumbo firme desde China: diplomacia sí, concesiones no
Por su parte, el mandatario chino subrayó durante la llamada que las relaciones bilaterales deben “volver a la senda correcta” y que para ello es necesario “eliminar todo tipo de perturbaciones, incluso sabotajes”. En declaraciones difundidas por la agencia estatal Xinhua, Xi aseguró que China actuó con “sinceridad” y que el diálogo y la cooperación “son la única opción correcta”.
El líder chino sostuvo que ambas partes deben “aprovechar al máximo” el mecanismo de diálogo económico y comercial establecido el mes pasado en Ginebra y “tratarse con igualdad, respetar las preocupaciones mutuas y buscar resultados beneficiosos para ambos”.
Xi defendió el acuerdo alcanzado en mayo en Ginebra, al que calificó como un “paso importante, bien recibido por ambos países y por la comunidad internacional”, y que demuestra que el diálogo y la cooperación “son el camino adecuado”. Sin embargo, advirtió que Pekín seguirá con atención si Washington cumple lo pactado: “Ahora que hay consenso, ambas partes deben adherirse a él. China hizo su parte. Estados Unidos debe reconocer los avances y cesar las medidas negativas”.
En la conversación, Xi también remarcó la necesidad de manejar con cautela temas sensibles como Taiwán, para evitar conflictos. Además, propuso intensificar los intercambios en “asuntos exteriores, comercio, defensa, cumplimiento de la ley y en otros sectores para aumentar el consenso y la cooperación y reducir los malentendidos“.
“Corregir el rumbo del gran barco de las relaciones chino-estadounidenses requiere gobernarlo bien, establecer su dirección y eliminar interferencias”, concluyó Xi.
Cortesía de Página 12
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