La Tercera Guerra Mundial sobre el escritorio

Las discusiones sobre las políticas de Donald Trump (foto) giran en torno a las posibles consecuencias de sus decretos que han revuelto el planeta. Hay algo que está ausente en los medios dominantes en los análisis académicos, y no son las consecuencias ni las intenciones declaradas, sino el origen de todo. No es un origen histórico; es un origen teleológico, un origen y una causa que está (de forma precaria) en el futuro. Al proceder de esta forma, no sólo encontraremos consistencia en la orgía de aranceles con otras políticas del mismo gobierno, como la guerra contra la inmigración y las universidades, sino también una conclusión dramática.

Estados Unidos tiene déficit comercial y un endeudamiento real, aunque no tan grave como Japón. Los genios de los negocios siempre han basado su éxito, a punta de cañón, en la irresponsabilidad propia y las obligaciones ajenas. Como toda crisis, es usada para el ajuste de los de abajo. Todos tenemos déficit con nuestro supermercado y superávit con nuestro empleador. Sin embargo, la idea anunciada en abril de 2025 (“El día de la liberación”) consistió en una tabula rasa de aranceles mínimos contra todo el mundo.

En 1890 McKinley produjo la mayor recesión del siglo con una política arancelaria. En 1930, Hoover agravó la crisis con más aranceles, produciendo la gran Depresión que obligó al país a socializarse para salir de la catástrofe. Un factor central de esa crisis iniciada en 1929 con el hundimiento de Wall Street se debió a la sobreproducción de productos industriales que no se podían vender porque los obreros no tenían capacidad de compra.

Ahora, imaginemos que se produce un milagro (anacrónico) y Estados Unidos se reindustrializa con salarios que nadie aceptaría hoy. ¿A quién le vamos a vender los productos industriales que nuestra clase media no podrá comprar y tampoco el resto del mundo debido a las barreras arancelarias?

El Objetivo Oscuro necesita esa clase obrera en situación de necesidad perpetua. Para eso se debe radicalizar su pérdida de derechos políticos (como la libertad de expresión) y sus beneficios sociales, como la salud y la educación pública. ¿Qué mejor, para una población sufriente y embrutecida que más circo? La motosierra de Musk es uno de los artilugios de bufón que para nada inventó el presidente argentino. Esta motosierra (DOGE) ahorró 150 mil millones de dólares y, por su propia burocracia, produjo un gasto de 130 mil millones, además de erosionar la producción y el consumo eliminando 280.000 empleos. Un gobierno de los ricos, por los ricos y para los ricos donde el uno por ciento de la población posee el doble del PIB de Estados Unidos. Pero hay que ahorrar quitándole la asistencia médica a los pobres.

Las políticas de deportación indiscriminada son parte del circo y de la clásica incitación fascista, pero también coinciden con el Objetivo Oscuro. Se podría legalizar a esos millones de trabajadores (y consumidores) altamente necesarios y productivos, como hizo Reagan, pero, para el Objetivo Oscuro, no se confía en la sumisión incondicional de extranjeros no caucásicos. Actualmente, en el sector industrial existe medio millón de puestos vacantes, y ese número continúa en aumento. Como no se puede decir que los hispanos son improductivos, se los acusa de asesinos y violadores, a pesar de que la tasa de criminalidad de los indocumentados es, por lejos, inferior a la de los ciudadanos.

Ahora, como la excusa tradicional de “No estamos contra la inmigración, sino contra la inmigración ilegal” (ver “El racismo no necesita racistas”) no son suficientes para el Objetivo Oscuro, se continúa por criminalizar a los inmigrantes legales: profesores y estudiantes extranjeros, usando dos excusas anticonstitucionales: (1) expulsar, desmoralizar o silenciar a los críticos de Israel acusándolos de antisemitas; (2) los chinos son comunistas por nacimiento; un peligro para Estados Unidos. ¿Y los nazis? Bienvenidos, como siempre.

Es el mismo problema de la base laboral, pero en la cúspide: cualquier reindustrialización, aparte de difícil por los salarios nacionales, será doblemente imposible por estas mismas políticas, como la expulsión de estudiantes extranjeros. Para una reindustrialización se necesitan universidades, ciencia, tecnología, pero, en palabras del vicepresidente Vance, “las universidades son el enemigo”. Los mismos estudiantes estadounidenses no quieren ir a universidades sin estudiantes internacionales. Ellos saben que en la diversidad de experiencias y perspectivas radica el progreso científico y académico. También saben que si quieren hacer una carrera más allá de la sobrevivencia animal deben relacionarse con gente de todas partes del mundo. Pero estos “estadounidenses adoctrinados” no importan.

Hace unos años estuve en el MIT invitado por Noam Chomsky para una conversación y, recorriendo sus edificios, encontré una abrumadora mayoría de estudiantes y profesores hablando diferentes idiomas o inglés con acento extranjero. Lo mismo casi cualquier otra universidad. La mayoría de las patentes en Estados Unidos es creada por extranjeros. Pues, justo esa ventaja que sobrevive en este país es la que los propulsores del Proyecto 2025 quieren destruir.

Cuando Eugene Debs y otros antimperialistas comenzaron a dar discursos contra el ingreso a la Primera Guerra, fueron encarcelados por el “delito de opinión”. Ahora, un siglo después (ver P = d.t), cuando el poder tiembla, la tolerancia a la diversidad-disidencia-democracia disminuye de forma proporcional.

La obsesión de Trump de una imposible reindustrialización con obreros con salarios de los 60s, esconde un Objetivo Oscuro: la idea es hacer a Estados Unidos autosuficiente en previsión de una guerra global.

¿Por qué deberíamos llegar a este extremo? Porque, diferente a otras culturas y continentes, Noroccidente se desarrolló por la brutalidad imperial y la fuerza de eliminar la prosperidad ajena con el discurso contrario. El mundo protestante y anglosajón no puede ver a nada ni a nadie sin clasificarlo como ángel o demonio.

Este Objetivo Oscuro (en este momento sobre una mesa de roble y caoba con un nombre más poético) está previendo y promoviendo una masiva guerra internacional en base a datos concretos recogidos de los actuales campos de batalla. Las notas y discusiones sobre Rusia deben ser selváticas en este momento, ya que son una prueba sorpresiva e irrefutable de una economía mediana que logró atravesar un largo conflicto bélico, bajo el bloqueo y acoso unánime de la OTAN. La clave no ha sido solo su poderío tecnológico, que no es superior al de Estados Unidos, sino su autosuficiencia industrial y agrícola―otra advertencia para países como Argentina.

La vocera de la Casa Blanca declaró: “Necesitamos más plomeros y menos graduados en estudios culturales”. Estas ideas repetidas no sólo apelan al manual fascista creando falsas dicotomías para mantener a los de abajo en un permanente conflicto, sino que tienen un propósito doble: Si un plomero no escucha las criticas al sistema que lo mantiene en estado de necesidad, continuará en estado de obediencia y culpará a los críticos de su situación; para el Objetivo Oscuro, los esclavos funcionales serán cruciales.

Gaza es el otro laboratorio donde esta mentalidad psicópata a extremos impensables, estudia cómo reacciona la población mundial ante repetidas matanzas surreales y cómo se controlan la indignación, las protestas y la opinión pública.

Cortesía de Página 12



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