En ocasiones, los hallazgos más valiosos no se producen en laboratorios ni excavaciones arqueológicas, sino en lugares tan cotidianos como un desván familiar. Eso fue lo que ocurrió con un conjunto de documentos firmados por Alan Turing, uno de los científicos más influyentes del siglo XX. Durante años, estos papeles descansaron en silencio dentro de una bolsa de supermercado, sin que nadie supiera que se trataba de auténticas piezas fundacionales de la ciencia moderna. La historia podría haber sido muy distinta: estuvieron a punto de acabar triturados por error.
Lo más asombroso es que no se trata solo de papeles con valor sentimental o biográfico. Entre ellos se encuentra la tesis doctoral de Turing, su primer artículo publicado y la obra que sentó las bases de la computación universal. Es decir, estamos ante documentos que no solo ayudaron a definir una disciplina científica, sino que también influyeron en el desarrollo de las tecnologías que usamos a diario. Ahora, a punto de ser subastados, salen a la luz con todo su peso histórico, intelectual y simbólico.
Un descubrimiento fortuito que pudo no haber ocurrido
La historia de este hallazgo comenzó tras la muerte de Norman Routledge, un matemático británico y amigo íntimo de Alan Turing. Tras su fallecimiento en 2013, sus hermanas comenzaron a vaciar la casa familiar, y entre los objetos personales encontraron una gran cantidad de papeles. “Los papeles yacieron inactivos hasta que ella se mudó a una residencia casi una década después”, explica una de sus sobrinas. Fue entonces cuando se plantearon deshacerse de ellos. Por suerte, antes de actuar, decidieron consultar con otros familiares.
Durante una reunión familiar en 2024, los documentos fueron llevados en una bolsa común. Nadie imaginaba lo que había dentro. Una de las primas reconoció el nombre de Turing y pensó que aquello podía ser de interés para coleccionistas o investigadores. Acudió entonces a una jornada de tasación organizada por Hansons Auctioneers. Lo que descubrieron allí dejó a todos perplejos. “Nos dejaron sin palabras las valoraciones y el entusiasmo del equipo especializado”, afirmó la familia.

Los escritos: de la lógica matemática a la biología del desarrollo
Entre los textos más importantes de la colección está la tesis doctoral de Turing, titulada Systems of Logic Based on Ordinals (1938-39). Este trabajo, firmado por el propio Turing, está valorado entre 40.000 y 60.000 libras. El texto trata sobre cómo extender los métodos de la lógica formal utilizando ideas matemáticas avanzadas, como los números ordinales. Fue uno de los esfuerzos más profundos del autor por entender la naturaleza de la demostración matemática, anticipando cuestiones que décadas después serían exploradas por la teoría de la computabilidad.
Otro de los documentos rescatados es On Computable Numbers (1936-37), el trabajo en el que introduce su famosa “máquina universal”. Este concepto, que hoy conocemos como la máquina de Turing, fue la primera formulación teórica de lo que hoy consideramos un ordenador. A pesar de su simplicidad, esta idea es capaz de simular cualquier algoritmo computacional, y por ello ha sido descrita como el “primer manual de programación de la era digital”.

Una vida marcada por el genio y la tragedia
La figura de Alan Turing no se entiende únicamente desde su genio matemático. También está marcada por las circunstancias personales y sociales que lo rodearon. Fue uno de los principales criptógrafos de Bletchley Park durante la Segunda Guerra Mundial, clave en la ruptura del código Enigma. A pesar de su contribución decisiva al esfuerzo bélico, en 1952 fue procesado por su homosexualidad, considerado un delito en la Inglaterra de la época.
Como alternativa a la prisión, Turing fue sometido a un tratamiento hormonal que hoy se reconoce como una forma de castración química. Dos años más tarde, murió a los 41 años por envenenamiento con cianuro. Aunque oficialmente se dictaminó que fue suicidio, su madre, Ethel Turing, expresó otra versión en una carta enviada a Routledge: “Estoy convencida de que fue accidental, ya que el experimento de electrólisis de coque —que olía a cianuro— había estado en marcha durante semanas… Creo que se le quedó algo en los dedos y pasó a la manzana que solía comer en la cama”.

La importancia de los “offprints” y el valor de lo tangible
Los documentos encontrados son conocidos como offprints, copias separadas de artículos científicos que los investigadores solían distribuir entre colegas. Estas versiones no eran parte de una revista o libro, sino que circulaban en círculos reducidos, casi siempre por correspondencia directa. Hoy en día, estos documentos son auténticas rarezaspara los coleccionistas, ya que representan la primera edición separada de una obra relevante.
Este detalle les otorga una doble importancia. Por un lado, su rareza física. Por otro, su valor histórico e intelectual. Jim Spencer, director de Rare Book Auctions, explicó con claridad lo que sintió al catalogarlos: “Estas aparentemente simples hojas —perfectamente conservadas en sus sobrias cubiertas académicas— representan los fundamentos de la ciencia informática moderna y de la computación digital”. También afirmó que era el archivo más importante que había tenido entre manos.
Un legado que sigue vivo
Además de los trabajos de lógica y computación, la colección incluye un texto menos conocido pero de gran valor científico: The Chemical Basis of Morphogenesis (1952). Este artículo, publicado poco antes de su muerte, es considerado una piedra angular de la biología matemática. En él, Turing propone un modelo matemático para explicar cómo se forman los patrones en organismos vivos, como las rayas de un tigre o las manchas de un leopardo. Estos patrones, conocidos hoy como “patrones de Turing”, siguen siendo una referencia fundamental en biología teórica.
La vigencia de este trabajo fue confirmada recientemente. “Tan recientemente como en 2023, un estudio confirmó la hipótesis del modelo matemático de Turing”, señaló Spencer. En otras palabras, no estamos solo ante una pieza de museo, sino ante trabajos que aún hoy generan investigaciones y nuevas aplicaciones.
Una subasta con valor simbólico y futuro incierto
El conjunto de documentos será subastado el 17 de junio de 2025 por Rare Book Auctions, con pujas abiertas a nivel mundial. Cada pieza será ofertada por separado, lo que dificulta prever su destino. “Predecir el precio es como adivinar el futuro. Cualquier cosa vinculada directamente con Turing es extremadamente deseada y casi imposible de encontrar”, declaró Spencer. Se espera que Silicon Valley muestre interés, pero también se desea que alguna institución pública pueda conservarlos y hacerlos accesibles a todos.
Este tipo de hallazgos nos recuerdan que los objetos físicos, en plena era digital, conservan un poder especial. Nos conectan con personas, contextos e ideas de forma directa. En este caso, permiten que la obra y la figura de Turing sigan vivos. No solo como parte del pasado, sino como parte activa del pensamiento científico del presente y del futuro.
El silogismo de Routledge: cuando el prejuicio distorsiona la lógica
Entre los papeles de Turing, las matemáticas, la lógica y el sufrimiento personal se cruzan de forma especialmente punzante en una de las frases más recordadas que el científico escribió a su amigo Norman Routledge. En una carta privada fechada en 1952, poco antes de su juicio por homosexualidad, Turing expresaba con claridad su angustia por lo que estaba a punto de vivir. Lo hacía con su característica mezcla de precisión intelectual y vulnerabilidad emocional. La carta termina con una reflexión irónica pero devastadora, formulada como un silogismo que él mismo anticipaba que otros harían en su contra:
Turing cree que las máquinas pueden pensar.
Turing se acuesta con hombres.
Por lo tanto, las máquinas no pueden pensar.Alan Turing
Este “silogismo” fue bautizado después como el silogismo de Routledge, aunque no lo creó él, sino que lo recibió en esa carta. Lo que Turing apuntaba no era una verdad lógica, sino una parodia de cómo el prejuicio social sustituye a la lógica real. Es un silogismo falaz, construido como crítica mordaz a la homofobia: una inferencia errónea que enlaza dos hechos independientes para invalidar el argumento central que dio origen a la informática teórica moderna.

La fuerza del enunciado radica en mostrar cómo la orientación sexual de una persona —irrelevante desde el punto de vista científico— podía ser utilizada para desacreditar sus ideas, incluso las más revolucionarias. Es, por tanto, una denuncia del razonamiento viciado por el sesgo social, disfrazado de lógica. En este sentido, el silogismo trasciende el plano personal: es una crítica estructural, lanzada con lucidez por alguien que estaba siendo aplastado por el sistema.
Durante décadas, Routledge no habló públicamente de su amistad con Turing. Solo en su vejez confesó su propia homosexualidad y reveló aspectos de esa relación. El miedo no era solo al juicio moral o al descrédito profesional, sino al dolor físico y la represalia institucional. Como diría años más tarde: “mi temor no era al ninguneo académico, sino al dolor corporal. A lo que le hicieron a Alan”.
Este silogismo, tan aparentemente absurdo, ha pasado a la historia como un resumen del clima de intolerancia que marcó la vida y muerte de uno de los científicos más brillantes del siglo XX. Hoy, recordarlo es también una manera de preservar el legado intelectual y humano de Alan Turing, y de reconocer la importancia de quienes, como Norman Routledge, guardaron en silencio fragmentos clave de esa historia.
Referencias
Cortesía de Muy Interesante
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