Primero fue trampa en el deporte, ahora apunta a ser una terapia para todos: así ve la ciencia al “dopaje fecal”

En 2019, investigadores de la Universidad de Harvard estudiaron la flora intestinal de 15 corredores del maratón de Boston y observaron un notable aumento de bacterias Veillonella una semana después de la competencia. Estos microorganismos, que viven en el intestino de los seres humanos, son famosos por su capacidad para descomponer el ácido láctico y reducir la fatiga. Pero que el ejercicio altera la microbiota no era un secreto para nadie.

Por eso los investigadores fueron más allá y trasplantaron muestras de esas bacterias en ratones. Como resultado, estos animales lograron aumentar su resistencia física de forma significativa. Desde entonces, la gente ha tratado de sacarle provecho a dicho descubrimiento y usar el intestino para potenciar el rendimiento deportivo. Ahora, un equipo francés ha hecho nuevos hallazgos al respecto.

Un tesoro en el intestino

Según un estudio publicado en Cell Reports, el equipo francés quería saber si había diferencias notables entre la composición de la flora intestinal y su funcionalidad en atletas de élite y personas sedentarias. Observaron que entre más se ejercitaban, menor era su microbiota. Pese a que esto suele asociarse con personas poco saludables, en este caso todo parecía indicar que, al ser sometida a ambientes más exigentes, la flora intestinal tiende a regularse para funcionar de manera más óptima.

Los científicos también trasplantaron las heces de ambos grupos a ratones y observaron a los roedores durante varios días. El resultado, de acuerdo con SMC España, mostró que “la capacidad de esfuerzo aeróbico en los ratones está condicionada por la microbiota“. El experimento comprobó además que los ratones tienen bacterias similares a las de las personas. Esto se debe al consumo de glucógeno, buen control de azúcar y producción ácidos grasos de cadena corta producidos por las bacterias.

¿Cuáles son las implicaciones?

Esto tiene bastantes implicaciones. Desde hace años, las agencias antidopaje luchan contra el llamado “dopaje microbiómico“. La razón es que hay indicios de que el trasplante fecal es una práctica habitual en ciertos círculos del deporte de alto rendimiento. Sin embargo, la verdadera pregunta es si se podría “afinar” la microbiota para mejorar la salud de las personas.

Por ahora, la ciencia avanza con cautela. Aunque los trasplantes fecales muestran resultados prometedores, su aplicación masiva aún está lejos de ser realidad. Mientras tanto, el boom de los probióticos ha puesto en jaque a la industria farmacéutica al inundar el mercado con mucha pseudociencia.

De momento, lo único que tenemos en claro es que cada vez entendemos mejor lo que pasa en el intestino humano y también fuera de este. Tal vez el secreto para mejorar la salud y ser mejores deportistas se encuentra más cerca de lo que se suele pensar: en el sistema digestivo.

Cortesía de Xataka



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