Los antiguos romanos se han labrado un nombre en la historia por multitud de factores, entre ellos, su capacidad como constructores e ingenieros. Un reciente estudio ha revelado una técnica arquitectónica singular que los ingenieros romanos emplearon para resolver un desafío estructural clave en la construcción de los teatros: contener la presión lateral del terreno que sustentaba las gradas. La investigación, publicada en Journal of Archaeological Science en 2025, proporciona una visión sin precedentes sobre las capacidades de ingeniería romana en las provincias del noroeste del Imperio romano a partir del teatro romano de Augusta Raurica (hoy Augst, Suiza).
El problema estructural de la cavea en los teatros romanos
En el mundo romano, los espectáculos se celebraban en una serie de edificaciones especializadas en el ocio: teatros, anfiteatros, circos y estadios. Aunque inspirados por los modelos griegos, los teatros romanos evolucionaron hacia una forma más compleja, cerrada y arquitectónicamente coherente, en la que el escenario, la orquesta y las gradas (cavea) formaban un conjunto unificado.
A diferencia del modelo griego, que aprovechaba la pendiente natural del terreno, la cavea romana solía construirse sobre una subestructura artificial, en muchos casos una gran terraza de tierra sostenida por muros de contención. Esta práctica, común en las provincias del norte del Imperio romano entre los siglos I y II d. C., implicaba un reto técnico considerable. Se hacía necesario contener la presión lateral ejercida por la masa de tierra bajo las gradas, sin que los muros exteriores colapsaran.
Tres soluciones romanas para un mismo problema
Para mitigar la presión, los romanos desarrollaron tres sistemas principales. En algunas construcciones, recurrieron a muros concéntricos; se trataba de una series de muros anulares que reforzaban la estructura, como en el gran teatro de Pompeya. La opción más habitual, sin embargo, apostaba por muros radiales y anulares combinados, que distribuían la carga mediante una red de compartimentos. Por último, optaron por los contrafuertes semicirculares internos, la técnica menos frecuente y más innovadora, que se usó en Augusta Raurica.
Este último sistema, objeto del estudio, consistía en reforzar los muros de contención mediante una serie de contrafuertes semicirculares adosados de forma interna. Estos funcionaban como bóvedas de cañón verticales capaces de resistir la presión del terreno. Esta solución requería de una menor cantidad de material constructivo que los otros métodos, pero su eficacia y solidez planteaban dudas.

El caso de estudio: el teatro de Augst frente al teatro de Avenches
Para entender las ventajas y limitaciones de esta técnica, los investigadores Linda Dobosi y Dezső Hegyi han analizado dos teatros similares construidos con sistemas distintos: el de Augusta Raurica (Augst), edificado hacia 170-180 d. C., y el de Aventicum (Avenches), levantado unos 80 años antes con técnicas más tradicionales
Ambos teatros compartían dimensiones y diseño similares, con caveas semicirculares y subestructuras artificiales de tierra, pero diferían en el sistema de refuerzo. Mientras en Avenches, se empleó el método clásico de muros radiales y anulares, en Augst, se optó por los contrafuertes semicirculares. Mediante el uso del método de elementos finitos (FEM), el estudio simuló el comportamiento estructural de ambos diseños bajo condiciones de carga reales y procedió a evaluar tanto la resistencia de la construcción como el volumen de materiales empleados.

Resultados del análisis estructural
Aunque la técnica de contrafuertes semicirculares demostró ser funcional, presentaba debilidades en comparación con el sistema tradicional. El diseño de Augst requería menos material (aproximadamente un 79 % del volumen utilizado en Avenches), pero era más propenso a deformarse y no ofrecía la misma estabilidad.
El análisis reveló que el muro interior de Augst, por sí solo, no podía resistir la presión del terreno: requería los contrafuertes para evitar su colapso. Cuando estos contrafuertes estaban presentes, la estructura ganaba estabilidad, aunque con un alto nivel de tensión en la cimentación que podría haber generado asentamientos irregulares. En cambio, el sistema de Avenches, más robusto y compartimentado, distribuía mejor las cargas y reducía la presión lateral mediante el llamado “efecto silo”.
El método de Augst, además, presentaba otra desventaja. Los asientos, construidos con bloques de piedra largos y rectangulares, descansaban directamente sobre el terreno relleno, lo que habría favorecido hundimientos desiguales a medida que el terreno se asentaba.

Una innovación restringida geográficamente
A pesar de su ingenio, esta técnica constructiva no se generalizó en el imperio. De los diez edificios documentados con contrafuertes semicirculares en sus subestructuras, la mayoría se concentran en el norte de Italia y las provincias galas entre finales del siglo I y finales del siglo II d. C. El teatro de Augst es el único que se ha excavado en su totalidad, lo que lo convierte en el mejor ejemplo conservado donde está presente esta solución estructural.
La ingeniería romana, un ejemplo de adaptación
El análisis muestra que los ingenieros romanos aplicaban una lógica empírica de prueba y error que les permitía adaptar las soluciones según las condiciones locales, los recursos disponibles y los conocimientos técnicos. La elección de una técnica más o menos innovadora podía depender tanto de factores económicos como de la experiencia previa con problemas similares.
Aunque el uso de contrafuertes semicirculares representa una muestra de la creatividad estructural romana, su escasa adopción sugiere que sus desventajas —sobre todo la menor robustez y los problemas de consolidación del terreno— superaron sus beneficios.
El teatro de Augusta Raurica representa uno de los ejemplos más claros de innovación estructural en la arquitectura romana, al emplear un sistema de contrafuertes semicirculares para contener la presión de la tierra bajo la cavea. Esta solución, si bien elegante y más económica en términos de materiales, no ofrecía la misma fiabilidad que los métodos tradicionales y terminó convirtiéndose en una rareza arquitectónica.
Referencias
- Dobosi, Linda y Dezső Hegyi. 2025. “An innovative construction technique in Roman theatres: The structural analysis of the cavea substructure in the theatres of Augusta Raurica (Augst) and Aventicum (Avenches)”. Journal of Archaeological Science, 180: 106273. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jas.2025.106273
Cortesía de Muy Interesante
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