Extraordinario hallazgo revela un comportamiento ‘inteligente’ nunca visto en hormigas: despejan el camino antes de que llegue la comida como si pudieran prever el futuro

En los suelos arenosos, entre piedras y hierbajos aparentemente comunes, ocurre un fenómeno que podría parecer sacado de una mente visionaria. Pequeñas hormigas, con cerebros más diminutos que una semilla de amapola, se organizan para hacer algo que hasta hace poco se creía imposible en su mundo: anticipar el futuro.

Un reciente estudio publicado en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience revela un comportamiento sorprendente en la especie Paratrechina longicornis, conocidas como hormigas “locas” por sus desplazamientos erráticos. Investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias, en colaboración con científicos suizos, documentaron cómo estas hormigas no solo transportan de forma cooperativa grandes trozos de comida hacia su nido, sino que además limpian el camino antes de que la carga llegue allí.

Lo que comenzó como una observación casual se convirtió en una investigación meticulosa que incluyó más de 80 experimentos controlados con obstáculos artificiales y comida atrayente. El descubrimiento no solo desafía las nociones tradicionales sobre la capacidad cognitiva de los insectos, sino que abre la puerta a entender cómo puede surgir una forma rudimentaria de planificación sin que ningún individuo comprenda realmente el objetivo global.

Inteligencia sin conciencia

A simple vista, una hormiga no parece el tipo de criatura que podría anticiparse a lo que ocurrirá. Con apenas un millón de neuronas (por comparación, un ser humano tiene 86.000 millones), sus acciones suelen atribuirse a instintos básicos o respuestas automáticas. Sin embargo, lo que observaron los científicos es algo mucho más sofisticado.

Cuando un grupo de hormigas comenzaba a arrastrar un trozo grande de comida –como un pellet de pienso para gatos– otras hormigas, que ni siquiera habían tocado la comida, empezaban a retirar piedrecillas que obstruían el paso hacia el nido. Es decir, despejaban el camino por anticipado.

Esta limpieza no era aleatoria: se enfocaban en una franja de unos 40 milímetros frente al alimento, siempre en dirección al nido, y retiraban los obstáculos hasta unos 50 milímetros de distancia antes de dejarlos a un lado. Uno de estos ejemplares llegó a mover 64 piedrecillas seguidas. Todo esto ocurría mientras la comida aún no se acercaba.

Detalles del montaje experimental y del sorprendente trabajo en equipo de las hormigas
Detalles del montaje experimental y del sorprendente trabajo en equipo de las hormigas. Fuente: E. Fonio/D. Mersch/O. Feinerman

El poder de las feromonas

¿Cómo saben las hormigas dónde y cuándo actuar? La clave está en la química. Las hormigas no necesitan ver el problema ni haber participado en el transporte de comida. Lo que las activa son las feromonas depositadas por sus compañeras cuando encuentran un alimento.

Estas señales químicas –pequeñas gotas que liberan con el abdomen cada fracción de segundo mientras corren de forma errática– sirven como mensajes invisibles. Si una de estas marcas aparece cerca de un obstáculo, otras hormigas entran automáticamente en “modo limpieza”, sin comprender que están ayudando a sus compañeras con una tarea futura.

Este mecanismo permite a la colonia comportarse como si tuviera una mente colectiva capaz de planear y actuar de forma organizada. Ninguna hormiga planea nada, pero el resultado global parece deliberado. Se trata de un ejemplo fascinante de cognición emergente, en la que comportamientos complejos y eficientes surgen de la interacción de agentes simples.

Eficiencia colectiva

La utilidad del comportamiento fue demostrada en una serie de experimentos adicionales. Cuando el paso hacia el nido estaba bloqueado con cuentas de plástico del tamaño de media hormiga, el transporte cooperativo de comida se volvía 18 veces más lento. Solo cuando las cuentas eran retiradas, el equipo de transporte podía avanzar sin trabas. En cambio, si el alimento estaba troceado y podía ser llevado por hormigas individuales, estas simplemente esquivaban los obstáculos sin necesidad de que se limpiara el camino.

Este detalle refuerza la idea de que la colonia responde de forma adaptativa según el contexto. No hay desperdicio de energía: la limpieza solo ocurre cuando es necesaria.

Para los autores del estudio, lo más sorprendente no es que las hormigas parezcan planear, sino que no lo hacen. Cada una de ellas solo responde a señales locales y muy simples. Pero juntas, sin jerarquías ni líderes, consiguen un objetivo común con una eficiencia que muchos sistemas humanos envidiarían.

Este fenómeno tiene paralelismos sorprendentes con el funcionamiento del cerebro. Neuronas individuales no son conscientes del pensamiento, pero su actividad coordinada genera ideas, planes, recuerdos. De forma similar, las hormigas no “piensan”, pero su interacción genera comportamientos inteligentes.

Hormigas longicornis despejan obstáculos antes de transportar alimentos
Hormigas longicornis despejan obstáculos antes de transportar alimentos. Foto: Istock/Christian Pérez

Implicaciones más allá del hormiguero

El hallazgo no solo es fascinante desde el punto de vista etológico. Tiene implicaciones para la robótica, la inteligencia artificial y la organización de sistemas complejos. Comprender cómo se puede lograr un comportamiento orientado a objetivos sin una mente central puede inspirar nuevos modelos de colaboración distribuida, desde drones hasta redes logísticas.

Además, el estudio reaviva una pregunta fundamental: ¿es necesaria la conciencia para la inteligencia? Las hormigas demuestran que la respuesta puede ser no, al menos si lo que entendemos por inteligencia es la capacidad de resolver problemas en grupo y adaptarse al entorno de manera eficiente.

En un mundo donde a menudo asociamos inteligencia con grandes cerebros y capacidades individuales, el humilde hormiguero nos recuerda que hay otras formas de sabiduría. Más silenciosa, menos visible, pero igual de poderosa. No hace falta ver el futuro para prepararse para él; a veces basta con responder al presente de forma coordinada.

El estudio ha sido publicado en la revista Frontiers in Behavioral Neuroscience.

Cortesía de Muy Interesante



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