¿Un gigante en el ejército romano? Hallan la sandalia de un soldado del número 49, de hace 2.000 años

En las excavaciones arqueológicas, a veces los hallazgos más pequeños son los que cuentan las historias más humanas. Y, en otras ocasiones, lo que aparece bajo tierra es, literalmente, enorme. Así fue el caso en el fuerte romano de Magna, al norte de Inglaterra, donde los arqueólogos descubrieron una sandalia de cuero tan grande que corresponde a un número 49 europeo. Un objeto cotidiano, olvidado durante siglos en un foso defensivo, que ha reavivado el interés por quienes eran, cómo vivían y qué aspecto tenían los soldados que protegían la frontera norte del Imperio Romano.

Este descubrimiento forma parte de las campañas de excavación del proyecto Magna 2025, dirigidas por el equipo del Vindolanda Trust. Según el diario oficial del proyecto, la sandalia fue hallada intacta en el fondo de un foso profundo y estrecho, conocido como “rompe-tobillos”, un elemento defensivo diseñado para atrapar a los enemigos que intentaban cruzarlo. La suela del zapato mide 32 centímetros, lo que se traduce en una talla moderna 14 US o 13 UK, equivalente a una talla 49 en el sistema europeo. Un hallazgo excepcional que plantea nuevas preguntas sobre la diversidad física entre los legionarios romanos.

La importancia arqueológica de una sandalia

Las condiciones únicas del yacimiento de Magna han permitido conservar objetos orgánicos que en otras excavaciones suelen desaparecer con el paso del tiempo. En este caso, la falta de oxígeno en las capas más profundas del suelo evitó que el cuero se descompusiera, preservando no solo la forma del calzado, sino también detalles de su construcción. La sandalia gigante, junto a otros fragmentos hallados, ofrece información directa sobre las técnicas de manufactura de calzado en el ejército romano.

“Varias capas de cuero formaban la suela, unidas con tiras, costuras y clavos”, se explica en el diario de excavación. Este tipo de construcción robusta no solo aseguraba la durabilidad del zapato, sino que también se adaptaba a las exigencias del terreno británico, húmedo y pedregoso. Además, la presencia de clavos (hobnails) en la suela reforzaba la tracción al caminar.

El hecho de que uno de los zapatos esté completamente conservado desde la puntera hasta el talón lo convierte en una pieza única. El equipo de arqueólogos expresó su asombro en el momento del hallazgo: “La suela de 32 cm provocó exclamaciones impresionadas de todos los presentes”, se relata en la entrada del diario fechada el 21 de mayo.

Fuente: Magna Dig Diary 2025

Un foso lleno de sorpresas

El calzado fue encontrado en lo más profundo de un foso conocido como “ankle-breaker”, una estructura diseñada para atrapar o lesionar a soldados enemigos. Este tipo de trinchera estrecha y profunda, al llenarse de agua, quedaba oculta a la vista, de modo que quien la pisara podía torcerse el tobillo y quedar inmovilizado. En el fuerte de Magna, este foso estaba segmentado y, según los arqueólogos, su diseño era más inusual que en otros asentamientos romanos, lo que sugiere adaptaciones tácticas locales.

A lo largo de las campañas de excavación, el foso ha revelado numerosos objetos de uso cotidiano, desde pequeñas cuentas de vidrio hasta peines de madera, fragmentos de cerámica, restos de animales y otros zapatos, incluidos algunos de tamaño infantil. Esto indica que en la zona vivían no solo soldados, sino también mujeres, niños y trabajadores civiles, aportando una visión más completa de la vida en torno al fuerte.

La excepcional conservación de estos restos orgánicos también ha encendido las alarmas del equipo científico. El cambio climático, con sus efectos sobre la humedad del suelo y el nivel freático, amenaza con acelerar la degradación de estos materiales. “Las condiciones anaeróbicas están desapareciendo”, explican los investigadores, “y los materiales como el cuero o la madera pueden deteriorarse rápidamente si no se recuperan a tiempo”.

Fuente: Magna Dig Diary 2025

¿Quién usaba una talla 49 en el siglo II?

En Europa, la talla media de calzado masculino se sitúa entre el 42 y el 43. La talla del zapato encontrado —tamaño 49 europeo— no solo resulta impresionante para los estándares actuales (lo tienen menos del 1 % de la población), sino que también lo es en el contexto romano. Aunque el ejército romano contaba con reclutas de distintas regiones del imperio, con diferentes complexiones físicas, una talla así sugiere un individuo excepcionalmente corpulento. Es posible que se tratara de un soldado de gran estatura o de un rol específico dentro del ejército, como un portador de equipo pesado o un guardia de élite.

Sin embargo, los arqueólogos son cautos a la hora de especular. El zapato se analizará próximamente con la ayuda de especialistas en cuero para intentar determinar su procedencia, su fecha exacta y, con suerte, obtener pistas sobre quién pudo haberlo usado. La morfología del calzado, su nivel de desgaste y los restos que lo acompañaban pueden ofrecer datos valiosos sobre el rango social o el origen geográfico del propietario.

Este hallazgo se une a otros similares en el norte de Inglaterra, donde se han descubierto centenares de sandalias romanas en los últimos años, gracias a las excavaciones en Vindolanda y ahora en Magna. Pero ninguna hasta ahora alcanzaba este tamaño. Los responsables del proyecto se preguntan si no estarán ante el zapato más grande de toda la colección del Vindolanda Trust.

Un peine encontrado en Magna. Fuente: Magna Dig Diary 2025

Excavaciones y ciencia ciudadana

Uno de los aspectos más singulares del proyecto Magna es su carácter participativo. Las excavaciones se realizan en colaboración con voluntarios, muchos de ellos sin formación previa en arqueología, que trabajan bajo la supervisión del equipo técnico. Esta iniciativa de ciencia ciudadana ha permitido no solo avanzar en el estudio del yacimiento, sino también acercar la historia romana al público general.

Los relatos del diario de excavación, disponibles públicamente, recogen testimonios de estos voluntarios, como el de Jo, quien encontró una de las sandalias y comentó: “Un zapato es un objeto tan personal, que realmente te conecta con la gente que vivía en el fuerte”. Esta dimensión humana es una de las claves del éxito del proyecto, que ha conseguido renovar el interés por la arqueología romana en la región.

Además de los trabajos de excavación, el proyecto incluye actividades de análisis medioambiental, seguimiento de los niveles de humedad del suelo y charlas divulgativas sobre cómo el cambio climático está afectando a los restos arqueológicos. La combinación de ciencia, participación y comunicación ha hecho de Magna un referente en la arqueología pública europea.

¿Qué otras historias puede contar el suelo de Magna?

La sandalia gigante no es un hallazgo aislado, sino parte de una serie de descubrimientos que están reconstruyendo la vida en la frontera norte del Imperio Romano. Cada capa de tierra removida revela nuevos objetos que, en conjunto, forman un mosaico de la cotidianeidad romana: herramientas, adornos, utensilios, restos alimentarios. Algunos son banales, otros, extraordinarios. Todos cuentan algo.

El reto ahora es conservar estos objetos y seguir excavando antes de que el deterioro natural los haga desaparecer para siempre. La tecnología juega un papel clave, pero también lo hace el compromiso social y la financiación. Mientras tanto, la historia del soldado con el número 49 de pie ya ha capturado la atención de miles de personas, y con razón: nos recuerda que la historia no está hecha solo de emperadores y batallas, sino también de pies grandes, zapatos resistentes y huellas olvidadas en el barro.

Referencias

  • Vindolanda Trust. “Magna Dig Diary 2025”. Vindolanda Project.

Cortesía de Muy Interesante



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