“Netanyahu busca llevar a Trump a la guerra con Irán”

Daniel Kupervaser es un economista argentino que emigró a Israel en 1973, un analista político medular con una mirada muy crítica del círculo guerrerista al que ha llevado Benjamín Netanyahu a su país: dice lo que muy pocos se atreven en tiempos de guerra y ultraderechismo desatado en Israel. La entrevista a la distancia con Página/12 sucede “por etapas” a lo largo de dos días: cuando suenan las alarmas, se tiene que ir al bunker.

–¿Cuál fue la clave geopolítica para decidir el ataque de Israel a Irán? ¿Fue en connivencia con Trump? ¿Fue para sabotear un posible acuerdo de desnuclearización de Irán encabezado por Trump? ¿Trump ordenó a Israel atacar sin hacerlo público para acelerar la negociación con Teherán?

–Netanyahu siempre sostuvo que no se le puede creer a Irán. Dice que tarde o temprano, a escondidas, armarán bombas atómicas. Por ese motivo convenció a Trump en 2018 salir del acuerdo JCPOA de 2015 que Obama firmó con Irán y que limitaba estrictamente el enriquecimiento de uranio por los iraníes, quienes lo cumplieron a rajatabla hasta que Trump salió del acuerdo y lanzó sanciones a Irán, azuzado por Netanyahu. Sobre el ataque a Irán, Netanyahu le avisó seguro a Trump. La versión fue que el norteamericano no lo creía conveniente, pero no se lo prohibía. Eso no quita que en un futuro cercano o lejano, Trump se acople a Netanyahu tal como el israelí se lo pide. Yo creo que el verdadero motivo por el que Trump no se mete militarmente es porque no quiere involucrar a su ejército en guerras por el mundo, si no es extremadamente necesario

–¿Netanyahu busca abiertamente llevar a Trump a una guerra con Irán?

–Sí, inclusive se publicó en estos días un pedido en esos términos.

–Se ha alcanzado el que era el peor escenario posible: un enfrentamiento abierto entre Irán e Israel. ¿Cuál es el peor escenario posible ahora?

–Justamente, que Irán en represalia logre esconder unos 40 kilos de uranio enriquecido al 60% del que dispone hoy, en una semana llevarlo al 90% de pureza y en poco tiempo, a escondidas armar una bomba atómica. Listo, Irán sería potencia atómica.

–¿Y cuál es el escenario más probable?

–No lo sé.

–¿Esta guerra sirve para dejar en segundo plano el genocidio o limpieza étnica en Gaza?

–Puede ser en los medios informativos. En el terreno, todo sigue igual.

–¿Era posible un acuerdo pacífico con Irán para evitar la bomba atómica? De hecho, Obama lo había hecho y Trump lo dinamitó. El republicano hizo campaña como supuesto pacifista y termina siendo un bombero loco.

–Cuando meses atrás comenzaron las negociaciones entre Irán y Trump, las posiciones iniciales implicaban que Irán no estaba en dispuesta a renunciar de manera absoluta al enriquecimiento de uranio. Trump exigía renunciar a todo el proyecto de enriquecimiento en Irán con fines pacíficos. Obama, en 2015, había cedido a esa exigencia de Irán. No sé si Trump está o no dispuesto a ceder en esto. Hoy Irán no se mueve de esa posición.

–¿Qué pasa hacia adentro en la sociedad israelí?

–El gobierno de Israel y Netanyahu en particular, se ocupan de meter en nuestro cerebro que su principal preocupación es la de crear condiciones apropiadas para que podamos disfrutar de una vida tranquila en paz. Su discurso está repleto de consignas y proyectos que muy bien pronostican un futuro paradisíaco. A decir verdad, pareciera que la realidad a las que nos lleva Netanyahu se nos presenta en una versión mucho más compleja y confusa. Repetidamente, Israel opta por una vía que, en un principio crea grandes expectativas positivas, incluyendo operativos de película, aunque por lo general, rápido nos enfrentamos con desilusiones y fracasos. El gran logro del pasado israelí fue el de crear las bases de fuerzas de defensa modernas y sofisticadas que, junto a un servilismo incondicional del liderazgo político de EE.UU., son capaces de garantizar la existencia y progreso del país, aún bajo constantes amenazas. El gran problema es que este proceso condujo a una visión sesgada por la cual los conflictos se resuelven básica o tal vez únicamente, por la fuerza. Bajo esta concepción, nadie se debe sorprender que en la mayoría de los enfrentamientos bélicos, no existe de parte de Israel lo que se denomina una estrategia de salida que permita conducirnos al arribo de un acuerdo político y diplomático que garantice su permanencia en el tiempo. El liderazgo israelí está permanentemente involucrado en crear condiciones de una victoria total, arrasadora y contundente ante enemigos que deben levantar bandera blanca y rendirse, condición que –en estos tiempos– cada día se hace mucho menos factible. El resultado está a la vista. Los conflictos se convierten en eternos, sin perspectiva de una salida consensuada y pacífica.

–Daría la impresión de que la idea de la “victoria total” es un eufemismo para limpieza étnica y genocidio, un escape siempre “hacia adelante” basado en intereses en muchos casos personales para la carrera política de Netanyahu, que no podría terminar sino es en la eliminación parcial o total del otro.

–Ya hace más de un año y medio, Netanyahu promete una victoria total en Gaza con la desaparición de Hamas, liberación de los rehenes y el retorno para vivir en paz de todos los habitantes israelíes linderos con Gaza. En la práctica, el ejército israelí sigue empantanado en Gaza sin poder liberar a los 52 rehenes, en vida y fallecidos, que aún restan en manos de Hamas. Respecto de Irán, Netanyahu prometió arrasar con toda la infraestructura nuclear iraní. La mayoría de los expertos mencionan serias dudas de un posible “final feliz”, sobre todo porque hasta el momento, Israel no dispone de la participación activa de las fuerzas de EE.UU. en este operativo. Las declaraciones de Trump no son del todo claras y no hay ninguna garantía de que esté dispuesto a alinearse con sus soldados al lado de Israel. También en este caso, Israel carece de una estrategia de salida y probablemente lo que vivimos hoy, se convierta en el inicio de una larga guerra de desgaste.

–La guerra estimula el nacionalismo y la sociedad se ultraderechiza aún más. Netanyahu sintoniza perfecto con Trump y Milei. La funcionalidad política de la guerra se comprueba una vez más.

–No olvidar que, más allá de tomar la iniciativa de una guerra contra Irán con el objetivo de desmantelar su infraestructura nuclear, parte importante de la sociedad israelí no puede desligarse de otro proceso que, pese a la situación especial de guerra, no se ha detenido. Se trata del proyecto destinado a modificar las bases de todo el orden institucional del poder en Israel de manera que la reconocida democracia israelí, que fue un ejemplo durante décadas, será sustituida por un orden autoritario sin los frenos y equilibrios de organismos de control como se caracteriza toda democracia.

–Incluso están en duda las elecciones en sí mismas.

–En conferencia de prensa días atrás, Netanyahu se negó a responder si las próximas elecciones generales previstas según la ley para octubre 2026, efectivamente se llevarán a cabo en esa fecha o serán postergadas, tal vez por muchos años. Israel ya no es el mismo. En los dos últimos años cambió drásticamente y no retornará a lo que fue. No sería del todo disparatado suponer que, la continuidad de la guerra en Gaza y la nueva iniciada contra Irán, muy bien puede estar ligada fuertemente al proyecto de crear un nuevo orden institucional que modifique drásticamente la conocida democracia en Israel, basada a partir de ahora en la permanencia de Netanyahu en su función de primer ministro.   

Cortesía de Página 12



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