Poner un gato hidráulico para cambiar una llanta parece sencillo, pero si lo haces mal, podrías dañar la carrocería de tu coche o, peor aún, ponerte en peligro. No se trata solo de levantar el vehículo, sino de hacerlo en el lugar correcto, en el momento adecuado y sobre la superficie adecuada. Aunque la mayoría lo ha intentado, pocos saben cuál es el procedimiento correcto. Pero no te preocupes, estás a punto de conocerlo.
Todo comienza con un imprevisto. Imagina que mientras manejas de pronto escuchas un golpe seco. La dirección se siente extraña. Te orillas, bajas, y sí: llanta ponchada. En ese momento no importa si sabes o no de autos, lo que importa es saber qué hacer. Y aunque muchos creen que solo es cuestión de sacar el gato y darle vueltas, hay varios pasos clave que podrían evitar accidentes.
Lo primero es elegir bien dónde detenerte. El terreno debe ser firme y plano. Nada de pasto, tierra suelta o coladeras. El lugar más seguro es un estacionamiento, pero si vas en carretera, busca salidas o acotamientos amplios. El gato no funciona bien si el suelo se hunde o si el auto queda inclinado. Si eso pasa, el vehículo puede caerse en cuanto levantes más de la cuenta.
Con el coche detenido, el motor apagado y el freno de mano activado, necesitas asegurarlo. Si tienes un ladrillo o una piedra cerca, ponlo debajo de la llanta contraria a la que vas a cambiar. Esto evita que el coche se mueva. Si hay pasajeros, lo mejor es que bajen. No es obligatorio, pero sí más seguro.
Lo primero es elegir bien dónde detenerte.
Después debes encontrar el punto exacto donde va el gato. No es en cualquier parte del chasis. Los autos tienen zonas reforzadas justo detrás de las ruedas delanteras y delante de las traseras. Son como costillas metálicas debajo de los estribos. Si colocas el gato en otro sitio, puedes doblar la carrocería. El manual del propietario tiene un diagrama con los puntos correctos. Vale la pena revisarlo.
Ya con el gato hidráulico bien posicionado, empieza a subir el coche. Hazlo con calma, gira la manivela despacio. La rueda solo necesita despegarse del piso un par de centímetros. Si el gato se empieza a ladear o se ve inestable, detente. No sigas. Revisa que esté bien colocado. Si lo usas para cambiar aceite o meterte debajo del auto, siempre pon un soporte de seguridad adicional o una torre. El gato por sí solo no es suficiente.

Diagrama de puntos de apoyo para gato hidráulico de un Honda CR-V.
Ultimos pasos antes de lograr tu misión
Al terminar de cambiar una llanta ponchada, baja el coche con cuidado. Hazlo mientras giras la manivela en sentido contrario a las agujas del reloj. Asegúrate de que el neumático toque completamente el suelo antes de quitar el gato. No olvides recoger todo, incluido el objeto que usaste como cuña. Es curioso pero mucha gente arranca sin quitarlo y cree que algo anda mal con el freno de mano.
Cambiar una llanta no es ciencia espacial, pero hacerlo bien puede ahorrarte un mal rato o daño costoso. La próxima vez que saques el gato hidráulico, ya sea de patín, botella o tierra, recuerda que más vale hacerlo con calma y precisión, que rápido y con consecuencias.
Foto de portada | Flickr
Cortesía de Xataka
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