¿Serías capaz de armar este fresco romano de 1.800 años que desconcertó a los arqueólogos durante meses? Un gigantesco puzle que revela el esplendor de una villa romana de élite

En un rincón aparentemente anodino del moderno distrito de Southwark, al sur del río Támesis, un hallazgo arqueológico ha capturado la imaginación de historiadores y curiosos de todo el mundo. Lo que comenzó como una excavación rutinaria en el marco del desarrollo urbanístico del proyecto “The Liberty” acabó convirtiéndose en uno de los descubrimientos más espectaculares de la arqueología romana reciente. Miles de fragmentos de yeso pintado, enterrados desde hace casi dos milenios, han sido reconstruidos con una paciencia monumental hasta revelar el esplendor perdido de una villa romana de élite.

El equipo del Museo de Arqueología de Londres (MOLA) ha protagonizado esta hazaña, encabezada por su especialista en materiales constructivos, Han Li. El comunicado oficial de MOLA describe cómo se identificaron los restos de frescos romanos en un gran pozo, resultado de la demolición planificada de un edificio a finales del siglo II d.C. La magnitud de lo encontrado, sin embargo, no fue evidente al principio: más de 2.000 fragmentos esparcidos, rotos y mezclados entre sí, como un rompecabezas sin bordes ni imagen guía.

Con paciencia casi monástica, Li dedicó meses a clasificar y unir los fragmentos. Las piezas no solo eran frágiles y diminutas, sino que muchas procedían de muros distintos. Sin embargo, poco a poco, surgieron formas reconocibles: instrumentos de cuerda, aves, frutas, guirnaldas, e incluso una figura femenina con lágrimas marcadas en su rostro, posiblemente de la época Flavia. Esta imagen, conmovedora en su sencillez, encierra siglos de misterio y humanidad.

Un rompecabezas que revela una historia desconocida

Estos frescos cubrían originalmente hasta veinte muros interiores de una lujosa residencia romana, lo que sugiere que no nos encontramos ante un edificio cualquiera. Southwark, entonces en las afueras de Londinium, parecía albergar una comunidad acomodada, una suerte de “Beverly Hills” de la antigüedad. Esta interpretación, respaldada por el hallazgo de otros elementos como mosaicos y un raro mausoleo en la misma zona, transforma nuestra comprensión del desarrollo urbano y la vida de élite en la capital romana de Britania.

Los motivos decorativos muestran influencias que se extienden más allá de las islas británicas. Los frescos imitan materiales de alto estatus como el pórfido rojo egipcio y el mármol amarillo africano (giallo antico), enmarcando escenas de inspiración clásica. Lo más sorprendente es el esquema de paneles amarillos: una rareza en territorio británico, solo comparable a los hallazgos en lugares como el fastuoso palacio romano de Fishbourne.

Además, en algunos fragmentos aparece un motivo muy especial: la tabula ansata, una tablilla esculpida en la que se firmaban obras artísticas en el mundo romano. En su interior, un mensaje escueto pero elocuente: FECIT (“lo hizo”). Aunque el nombre del autor se ha perdido por la rotura del yeso, este es el primer ejemplo conocido de una firma artística romana en todo Reino Unido.

Recreación artística del revestimiento mural realizada por Faith Vardy
Recreación artística del revestimiento mural realizada por Faith Vardy. Fuente: MOLA

Graffiti griegos, guías de pintores y un posible comercio marítimo

Pero los frescos no solo hablan de arte y estética. También contienen mensajes del día a día: garabatos, esbozos y trazos dejados por manos romanas hace casi 2.000 años. Entre ellos, destaca una inscripción única: un alfabeto griego completo, grabado con sorprendente precisión. Este tipo de graffiti ha aparecido antes en Italia, y sugiere usos prácticos como listas de control, registros o notas comerciales, más que simples ejercicios de escritura.

Esto ha llevado a los investigadores a considerar que el edificio podría haber tenido una función parcialmente comercial. La ubicación del hallazgo, cerca del puerto romano de Londres, y la existencia de instalaciones de almacenaje en las inmediaciones apuntan a un posible centro de distribución de ánforas y mercancías llegadas por mar desde otros puntos del Imperio.

Otro de los hallazgos más enigmáticos son las marcas de guía utilizadas por los pintores: líneas trazadas con brújulas, flores delineadas que nunca fueron pintadas. Estos “borradores” ofrecen una mirada íntima al proceso creativo de los artistas, que probablemente formaban parte de un taller itinerante que recorría el Imperio decorando villas y edificios públicos.

Paneles amarillos combinados con falsos acabados de pórfido
Paneles amarillos combinados con falsos acabados de pórfido. Foto: MOLA

Una ventana inesperada al Londres romano

El hallazgo en Southwark no solo amplía nuestra visión del arte romano en las provincias, sino que reconfigura la imagen de Londinium como una ciudad dinámica y cosmopolita. A menudo, la narrativa tradicional de la ocupación romana en Gran Bretaña ha enfatizado la dureza del clima, la lejanía de la metrópolis y las condiciones militares. Este descubrimiento, sin embargo, sugiere otra historia: la de una élite local romanizada, con gustos refinados, acceso a materiales exóticos y artistas internacionales.

El trabajo de MOLA no ha terminado. Se continúa investigando la composición de los pigmentos, comparando los frescos con otros ejemplos hallados en Colchester, Alemania o incluso Pompeya. También se están digitalizando los fragmentos para facilitar su conservación, y se prevé su exposición en museos, tanto en muestras temporales como en instalaciones permanentes.

En el rompecabezas de la historia de Londres, estas piezas, ahora rearmadas, no solo completan una imagen perdida: nos obligan a reimaginar todo el mural. Desde el anonimato del subsuelo, los frescos de Southwark emergen como una joya inesperada, un testimonio del arte, la vida cotidiana y la sofisticación de una ciudad que, incluso en los confines del mundo romano, no era menos que grandiosa.

Cortesía de Muy Interesante



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