Una ola de calor sin precedentes llevó al sistema eléctrico mexicano a registrar una demanda histórica de casi 52,000 megawatts en mayo de 2023. El margen de reserva operativa —la capacidad adicional disponible para enfrentar imprevistos— estuvo al borde del mínimo técnico. Y aunque el suministro se mantuvo, la señal fue clara: el sistema está funcionando en el límite. El aumento en la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos — sequías prolongadas, olas de calor, lluvias torrenciales — está teniendo efectos directos sobre la operación e infraestructura de la CFE. Las afectaciones van más allá de los daños visibles, implican riesgos operativos, apagones y presiones crecientes en generación, transmisión y distribución. “Tenemos un sistema bastante estresado, está sufriendo bastante para poder atender los picos de demanda que se han presentado”, explica Federico Muciño, socio fundador de la firma Epscon. Señala que el cambio climático afecta al sector eléctrico en tres niveles: la demanda energética, las fuentes de generación y la robustez de la infraestructura.
Cortesía de Unomásuno.
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