
Muy pronto la prensa que cubre la fuente presidencial encontró el modo de usar a su favor la tómbola de la primera línea, en especial los periodistas que ven en la conferencia diaria en el Salón de Tesorería un trampolín para su agenda personal o la promoción de su imagen.
Mientras que con Andrés Manuel López Obrador quienes se lucían eran personajes como Lord Molécula, Hans Salazar o Lady Keniana, con el formato de una tómbola para dejar a la suerte la primera fila de la mañanera cambiaron las cosas, y la oposición encontró su lugar (Dalila Escobar de Proceso, como ejemplo de este lado de la información).
Contando 15 días después de cuestionar a la presidenta Claudia Sheinbaum en promedio tres preguntas por persona, el periodista en cuestión volvía a tener la posibilidad de intervenir en la conferencia de prensa diaria más importante del país, a la que están atentos los aliados de la 4T para recibir instrucciones y los opositores para montar una nueva campaña negativa.
Un simple conteo del número de preguntas que responde Sheinbaum Pardo en contraste con los tres periodistas que despachaba AMLO en su momento, dan un número altísimo de cerca de 40 interacciones diarias entre la prensa y la presidenta de México. Una oportunidad de oro para la operaciones mediáticas que la oposición no desaprovechó en nueve meses.
Los tiempos y las fechas para preguntar fueron tan precisos, como la propia agenda de Sheinbaum, que periodistas que usualmente no disputan la palabra ni aparecen en las fotografías de las funciones mañaneras se sintieron cómodos de participar en la tómbola, es el caso de Arturo Páramo de Grupo Imagen, Israel Aldave de Radio Fórmula o Eduardo Ortega de El Financiero.
Sin embargo, la titular del Ejecutivo quedó expuesta más de una vez luego de tener que responder “lo vemos con tal secretario” o “se lo hacemos llegar a la secretaria tal”. Varios de los momentos más tensos en la mañanera de Claudia Sheinbaum los ha protagonizado con ataques obliquos contra actos o declaraciones de funcionarios federales de su administración, gobernadores en funciones y, desde luego, políticos heredados de la época de AMLO.
La sonorense Reyna Haydee, Nayeli Roldán de Animal Político y, el más reciente, el independiente Ernesto Ledesma de Rompeviento, intentaron poner contra las cuerdas a la presidenta en distintos momentos y por diferentes asuntos, pero lo que lograron es que apareciera la cara más dura, menos amable y más contundente de Sheinbaum. La que no pone con los mañaneros que contrató hace años Jesús Ramírez Cuevas.
Esta semana los periodistas mañaneros llegaron a Palacio Nacional con la noticia de que debían firmar un nuevo acuerdo con el que se terminaba la rifa tal y como se conoció en estos meses. Ahora serán 16 números (ocho hombres y ocho mujeres) que entrarán a la tómbola para tener la preferencia de sentarse hasta adelante, sin importar el formato del medio que se represente aunque sin la garantía de que la presidenta pregunte solo a la primera fila como hasta ahora.
De acuerdo con el nuevo formato, la presidenta dará la palabra a periodistas de en medio y de atrás. Esto no preocupa a los mañaneros pro-4T, pues personajes como Juan Hernández de Grupo Cantón, Carlos Guzmán Martín, Janet Galindo de La Chispa o El Chapucero están en boca de Sheinbaum cuando se trata de la cobertura de su trabajo. Quienes podrían verse
Cortesía de La Política Online
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