Graciela Alfano: a los 72 años se puso más cachonda, sexy y radiante en otro aviso sobre la artrosis

El contenido autobiográfico de las publicidades de Graciela Alfano nos oxidan los ojos. Cada tanto la satanista criolla que licúa su sangre con nylon de microbikini deja de lado su estado de ocio habitual para decirnos que la artrosis no es otra cosa que las canas de los huesos.

Hace un año y pico el salto del tigre de Infiltrex la tuvo como protagonista absoluta de una publicidad junto a Miguel Habud (de Los Habuds de la Nada), ex coprotagonista innato del ratoneo de amas de casa con Magiclik. El aviso fue pieza clave del prime time de Telefe, especialmente.

Juntada con amigos adultos mayores y una suerte de Sarah Jessica Parker que dice Nueve semanas y media. Grace baila hot mientras el personaje de Habud -su pareja en la ficción- no se entiende bien qué hace. Es un living y claramente estamos en una situación de Dígalo con mímica. De eso trata Osteo Infiltrex, secuela del comercial de Infiltrex, el Mad Max que irrumpió hace un par de años para aliviar los dolores articulares.

En la primera parte, dos veranos atrás, Graciela estaba radiante: deck lleno de viejitos piolas y sensibles comportándose como si después de la tercera edad viniera el jardín de infantes. Además, la publicidad sirvió para que se supiera qué era de la vida de don Miguel Habud. ¿Te acordás, mami? Estuvo de novio con Valeria Lynch, trabajó en Chiquititas, en Son de Diez.

Ahí fue lo del salto del tigre (trending topic en enero 2024). La expresión no necesitaba traducirse para centennials porque el comprimido de venta libre con cúrcuma y pimienta negra le habla a un segmento integrado por reservas morales.

Como sea, Graciela Alfano es la pesadilla interminable del género femenino. Cuando se habla de “bellezas diversas” aparece esta mujer y, admitilo, se te ponen los ruleros de punta.

Habud pronunciará una sola palabra. Dirá “no” y ella tapará su boca para que no nos distraigamos y sigamos viéndola. A los 72 años Graciela sigue siendo responsable de los sueños húmedos de una civilización cada vez más confundida.

Encima es más linda ahora que antes, porque se inventó un mundo unimembre donde la única competencia sería Teté Coustarot.

“Mi secreto es el ADN”, nos dice en confianza. “Mamá nadaba a los 95 años y yo salgo a correr 16 kilómetros todos los días. No digo 72 años, digo 27 porque yo tengo la edad que se me antoja“.

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El nuevo comercial hot de Graciela Alfano y la artrosis

Al envejecer, se sabe, uno pretende encontrar sabiduría. Nada se ha escrito sobre el Caso Alfano. Su edad real conjetura a una abuela haciendo sopa de osobuco y armando rompecabezas. Falso de toda falsedad: “El secreto de mi juventud, tengo varios, es mi energía. Estoy hecha un resorte. Culo parado, cerebro amueblado“.

La sola mención de su nombre provoca discordia. Todo ella es un cuestionamiento a la naturaleza, la fama y el porvenir. Si le gustara almorzar con entrada y postre sería el reemplazo ideal para Mirtha Legrand, si algún día se retirara. Algún presidente más, alguno menos, prácticamente los mismos recuerdos.

Habud es la pareja de las microficciones de la Alfano. Su tarea consiste en hacer de viejo choto aunque tenga 12 años menos que la estrella de la saga. “Dejame decirte que ésta es una edad divertida -tira Grace a Clarín– y por eso la publicidad tiene ese humor de adultos“. ¿Es un aviso con mensaje? “Sí, desestructurar la artrosis es el mensaje. Darse cuenta de que la buena vida es poder seguir adelante“.

Mirando la tele uno entiende que hay un público lesionado: hemorroides, infecciones, hongos vaginales, problemas hepáticos, arrugas, artrosis, paspaduras. Y como somos mucho más que eso, también mala digestión, hígado graso, olor a pata.

El nuevo comercial de la Alfano dura 30 segundos. No hay spoiler que valga cuando algo dura tan poco. Tenemos que descubrir qué película que ella actúa sin hablar encierra la intriga. Tampoco es Bajos Instintos, pero la cadera batiente conduce a un remate ingenioso y simpático: “50 sombras de Grace”.

Tanto éste como el primer comercial de Graciela beboteándole a la artrosis estuvieron dirigidos por Ariel Winograd, realizador de películas como El robo del siglo. ¿Es una campaña sucia? Puede ser. Que ella necesite el coso quiere decir que toda la humanidad estará condenada a Farmacity.

Cortesía de Clarín



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