Un ataque israelí con drones, contra un área de la Franja de Gaza que no estaba bajo orden de evacuación, mató a dos miembros de Acción Contra el Hambre, según informó este viernes la ONG. Mientras tanto, soldados de Israel recibieron la orden de sus comandantes de disparar contra los palestinos que acuden a los centros de distribución de alimentos sin un motivo aparente, según reveló una investigación del diario Haaretz.
Acción Contra el Hambre lamentó la muerte de sus dos miembros. “Mohammed Hussein y Obada Abu Issa murieron como consecuencia de un ataque israelí con drones dentro de una zona muy poblada de Gaza que no había recibido órdenes de desplazamiento”, detalló en un comunicado la ONG. “Ambos trabajadores se encontraban fuera de servicio en el momento del ataque, disfrutando de su tiempo libre”, informó.
Abu Issa, un joven de 30 años con esposa y dos hijos, era asistente del programa de Agua de Acción Contra el Hambre, mientras que Hussein, de 20, trabajaba con la organización desde junio del año pasado. “Desde Acción contra el Hambre reiteramos nuestro llamado urgente a la protección de la población civil, incluyendo los trabajadores humanitarios. La tragedia de estas pérdidas subraya, una vez más, la necesidad de un alto el fuego inmediato y permanente”, consideró la ONG. “Mientras esto no ocurra, las muertes sin sentido continuarán”, remarcaron.
Un total de 72 personas fueron asesinadas ese mismo día debido a los ataques israelíes, según el último balance del Ministerio de Sanidad gazatí. En total, desde el comienzo de la ofensiva, el número de muertos ascendió a 56.331 y el de heridos a más de 132.500. La semana pasada el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) informó de la muerte en Gaza de uno de sus miembros, Mahmoud Barakeh, que trabajaba en el hospital de campaña de esta organización internacional y que fue asesinado el domingo cuando volvía a casa.
Disparos contra los civiles
Respecto al informe de Hareetz, el Estado de Israel repudió al diario. “Estas son mentiras despiadadas diseñadas para desacreditar a las Fuezas de Defensa, el ejército más moral del mundo”, aseveró un comunicado conjunto del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y de su ministro de Defensa, Israel Katz. “El enemigo terrorista se esconde detrás de la población civil como escudo humano, y opera toda una industria de mentiras para socavar la legitimidad del Estado de Israel”, alegó.
“Rechazamos rotundamente la acusación planteada en el artículo: las Fuerzas de Defensa no ordenaron a sus soldados disparar deliberadamente contra civiles, incluyendo a quienes se acercaban a los centros de distribución. Cabe aclarar que las directivas prohíben los ataques deliberados contra civiles”, agregó el Ejército en otro comunicado, en el que dijo que los recientes informes sobre incidentes contra civiles están siendo investigados.
Distintos integrantes del ejército, bajo el anonimato, brindaron testimonios a Hareetz. “Es una zona de matar”, dijo un soldado a ese medio, bajo el anonimato. “En donde estaba, entre una y cinco personas morían a diario. Los tratan como una fuerza hostil: sin medidas de control de multitudes, sin gases lacrimógenos, solo el disparo de balas con todo lo imaginable: ametralladoras pesadas, lanzagranadas, morteros”, precisó.
Los centros de distribución suelen abrir entre media y una hora cada mañana, y no hay comida para todos. Según los soldados entrevistados y que sirvieron en estos centros, las fuerzas israelíes disparan contra quienes llegan antes del horario de apertura –a veces miles de personas, que caminan de noche durante kilómetros– con la finalidad de impedir que se acerquen antes de tiempo, y de nuevo después del cierre de los centros para dispersarlas.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, 549 personas han muerto cerca de los centros de ayuda y en zonas donde los residentes esperaban los camiones de alimentos de la ONU desde hace un mes, el pasado 27 de mayo y día en el que comenzó a operar GHF en Gaza. Más de 4.000 personas han resultado heridas, pero el número exacto de muertos o heridos por fuego de soldados se desconoce.
En múltiples ocasiones, el Ejército israelí ha reconocido haber realizado disparos de advertencia contra palestinos que supuestamente se habían desviado de la ruta establecida, o que según ellos representaban una amenaza. Por su parte, la GHF niega estos incidentes, pese a los vídeos que emergen de estos ataques y el relato de palestinos heridos que acuden en masa a hospitales cercanos; la mayoría con heridas de bala.
“Abrimos fuego temprano por la mañana si alguien intenta colarse a cientos de metros de distancia, y a veces simplemente cargamos contra ellos a corta distancia. Pero no hay peligro para las fuerzas”, describió otro soldado a Haaretz. “Sabés que no está bien. Sentís que no está bien, que los comandantes acá se están tomando la justicia por su mano. Pero Gaza es un universo paralelo”, añadió otro.
“Morir de hambre o arriesgar la vida”
Este mismo viernes, la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) pidió el fin inmediato del sistema de distribución de ayuda humanitaria a través de la empresa GHF. “Este plan es una masacre disfrazada de ayuda humanitaria y debe ser desmantelado inmediatamente”, dijo la organización en un comunicado. “Degrada deliberadamente a la población palestina, obligándola a elegir entre morir de hambre o arriesgar la vida por suministros mínimos”, argumentó.
MSF subrayó que la asistencia no debería estar en manos de una parte beligerante en la guerra (GHF está respladada por Israel y EE.UU. va a financiarla con 30 millones de euros) que busca con ella favorecer sus objetivos militares, entre ellos el desplazamiento de la población gazatí. Por eso, la ONG instó a las autoridades israelíes y a sus aliados a levantar el bloqueo sobre alimentos, el combustible y los suministros médicos y humanitarios y regresar al anterior sistema basado en principios humanitarios, coordinado por la ONU.
Los cuatro centros de distribución de alimento de GHF están ubicados en zonas bajo control del Ejército israelí, en el sur de Gaza (Rafah) y en el centro del enclave (cerca del área militar del Corredor de Netzarim). Según MSF y como pudo comprobar la agencia de noticias EFE en Gaza, estas instalaciones tienen el tamaño de campos de fútbol y están rodeadas de puestos de vigilancia, montículos de tierra y alambre de espino.
Obligar cada madrugada a miles de palestinos a caminar largas distancias para llegar a estos puntos de reparto y luchar por las “sobras de los alimentos” disponibles, es calificado por MSF como un proceso caótico: los lugares impiden a mujeres, niños, ancianos y personas con discapacidad acceder a la ayuda, mientras los que pueden acudir, corren el riesgo de ser asesinados. “Si la gente llega pronto y se acerca a los puestos de control, les disparan. Si llegan a tiempo, pero hay una aglomeración de personas y éstas saltan los montículos y las alambradas, les disparan. Si llegan tarde, no deberían estar allí porque es una ‘zona evacuada’, les disparan”, explicó el coordinador de emergencias de MSF en Gaza, Aitor Zabalgogeazkoa.
El norte del enclave ha quedado excluido de los puntos de distribución de la GHF, lo que ha llevado a una población al borde de la hambruna a saquear los pocos camiones de la ONU que entran, además de provocar peleas entre familias y delincuentes.
Cortesía de Página 12
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