Fuente de la imagen, Marcus Neudigate
-
- Autor, Karen McHugh
- Título del autor, BBC Travel*
Konstantine Vlasis nunca imaginó que una sola canción de un álbum de Sigur Rós lo llevaría a estudiar el deshielo de los glaciares de Islandia.
Pero una década después de escuchar por primera vez Lækurinn (“El arroyo”), un tema de la banda de 2013, Vlasis se encontró en las cimas más altas de Islandia, grabando sonidos del agua de deshielo para un doctorado sobre la vida sónica de los glaciares.
A medida que el cambio climático acelera el deshielo en todo el mundo, los glaciares islandeses, que cubren el 10% del país, están desapareciendo rápidamente. Los científicos estiman que podrían perder la mitad de su volumen para el año 2100.
Para las generaciones futuras podrían sobrevivir solo como pequeños casquetes polares en las montañas más altas, razón por la cual la ONU ha declarado 2025 como el año de la preservación de los glaciares.
Vlasis espera que el sonido pueda ayudar a las personas a comprender este cambio ambiental de una manera nueva.
“El sonido puede enseñarnos mucho sobre los glaciares”, explicó. “No se puede ver el movimiento de los glaciares en tiempo real, pero se puede escuchar”.
Como percusionista formado en el concepto de paisajes sonoros -que integran las ideas de sonido y paisaje-, Vlasis aborda la comunicación climática a través de la escucha.
Su doctorado, financiado por la Universidad de Nueva York y la Fundación Leifur Eiríksson, explora cómo los sonidos de los glaciares pueden revelar lo que podríamos pasar por alto con solo la vista.
Con más de 2,3 millones de viajeros que visitan Islandia cada año para contemplar los impresionantes glaciares del país, el impacto potencial de su trabajo se extiende mucho más allá de la comunidad científica.

Fuente de la imagen, Getty Images
“Ecología humana”
La canción que despertó su curiosidad inicial forma parte de un álbum llamado Rímur, que incluye canciones folclóricas tradicionales islandesas. A Vlasis le intrigó que el único acompañamiento de la canción fuera el sonido de un arroyo. Escuchó la metáfora de la letra sobre envejecer y volver a casa, y entonces comenzó a preguntarse: “¿Qué es este arroyo que estoy oyendo?”.
Si rastreas el origen de los sistemas fluviales en Islandia, verás que muchos se alimentan de glaciares. “¿Qué sucede cuando el arroyo no es una metáfora, sino el reflejo directo del hielo que se transforma en agua líquida?”, se preguntó.
Su curiosidad se convirtió en una misión: rastrear corrientes tanto literales como metafóricas, desde el deshielo de los glaciares hasta las canciones tradicionales.
En Islandia esto implicó viajar por todo el país, escalar glaciares con micrófonos para captar el sonido ambiental y hablar con los lugareños para comprender cómo los glaciares han moldeado la cultura islandesa. En cada excursión el investigador recopila un registro de sonido y de historias que pronto podrían desaparecer.
Vlasis llama a esto la “ecología humana” de los glaciares: una forma de comprender no solo el hielo, sino también cómo las personas interactúan con él.
La naturaleza no es algo separado de nosotros, afirma: “Estamos moldeándola e impactándola de muchas maneras diferentes”.
Al amplificar los sonidos de los glaciares, Vlasis espera encontrar una forma de escuchar el calentamiento global en tiempo real. “Consideramos el derretimiento de los glaciares como un símbolo visual del cambio climático. Quería conocer las historias que contaban esos sonidos y cómo la gente había escuchado a los glaciares a lo largo de la historia”.

Fuente de la imagen, Marcus Neudigate
El reto de grabar los sonidos
Entonces, ¿cómo se escucha un glaciar? Cada movimiento que realiza un glaciar crea un sonido, explica Vlasis.
Un glaciar fluye pendiente abajo por su propio peso, y se pueden oír crujidos y estruendos a medida que el hielo se desplaza y se mueve. “Tiene ritmo, tempo y dinámica”, comenta con entusiasmo.
“En el hielo del glaciar hay burbujas de aire que son casi como un archivo de la composición atmosférica pasada. Y cuando ese hielo se derrite, se puede oír el estallido, el burbujeo y el chirrido de las burbujas de aire al fundirse con el agua y los lagos”.
Grabar esos sonidos es un reto. Vlasis va hasta los glaciares aproximadamente una vez al mes para ampliar su biblioteca de sonidos, utilizando diferentes tipos de micrófonos como micrófonos de cañón y omnidireccionales. Algunos los deja allí durante meses.

Cortesía de BBC Noticias
Dejanos un comentario: