Una nueva investigación sostiene que los linajes femeninos dominaron Çatalhöyük hace 9000 años

Más de 60 años después de su descubrimiento, Çatalhöyük sigue siendo uno de los asentamientos más emblemáticos del Neolítico en Anatolia central y un yacimiento que aún alimenta intensos debates sobre su organización social, sus prácticas rituales y el papel de las mujeres. Ahora, un nuevo estudio paleogenómico realizado por un equipo internacional de científicos y publicado en la revista Science aporta una perspectiva reveladora. Los vínculos genéticos dentro de las unidades domésticas estaban fuertemente mediados por las líneas maternas, lo que sugiere que la estructura social pudo haber sido matrilineal o matrilocal.

Un conjunto de datos sin precedentes

La investigación, basada en el análisis de 131 paleogenomas procedentes del yacimiento de Çatalhöyük Este —ocupado entre el 7100 y el 5950 a. C.—, constituye el mayor conjunto genético recuperado de un solo asentamiento neolítico en Asia occidental. A diferencia de otros contextos neolíticos europeos, donde predominaba la patrilocalidad, en Çatalhöyük no se hallaron pruebas de que las mujeres se trasladaran a la residencia de los varones tras el matrimonio. Por el contrario, los patrones de cohabitación y sepultura indican un fuerte componente materno en la estructura familiar.

Yacimiento de Çatalhöyük. Fuente: Murat Özsoy 1958/Wikimedia

Enterramientos conjuntos y parentesco genético

Uno de los aspectos más destacados del estudio es el análisis de los denominados enterramientos conjuntos, que alude a los individuos enterrados en el mismo edificio. Los datos revelan que, en el periodo temprano del asentamiento (7100–6700 a. C.), el 63 % de los individuos sepultados en una misma vivienda estaban emparentados hasta el tercer grado. Esta tendencia disminuye con el tiempo hasta alcanzar solo un 22 % en el periodo tardío (6500–6300 a. C.), lo que apunta a un cambio paulatino en la organización del parentesco.

Una comunidad no patrilocal

A partir del análisis de la diversidad genética del cromosoma Y y del ADN mitocondrial, los investigadores determinaron que la comunidad de Çatalhöyük no practicaba la patrilocalidad, una forma de residencia postmatrimonial en la que la mujer se traslada al hogar del esposo. Este hallazgo contrasta con lo observado en numerosos yacimientos neolíticos europeos, como el de Gurgy (Francia), donde la baja diversidad del cromosoma Y delata una marcada patrilocalidad.

En cambio, en Çatalhöyük, la diversidad del ADN mitocondrial era más alta que la del cromosoma Y de forma significativa, un indicio claro de una organización social en la que predominaba la permanencia de las mujeres en los hogares familiares. Por tanto, los análisis han confirmado una fuerte línea materna en la transmisión de la pertenencia al grupo.

Reproducción de una vivienda de Çatalhöyük
Reproducción de una vivienda. Fuente: Elelicht/Wikimedia

Simulaciones demográficas y prácticas exogámicas

Los análisis de consanguinidad y los niveles de homocigosidad mostraron una frecuencia sorprendentemente baja de la endogamia. Tal dato sugiere que la comunidad evitaba de manera consciente las uniones reproductivas entre parientes cercanos. Dado que el tamaño estimado de la población reproductiva rondaba los 300 adultos, los autores proponen que se practicaba algún tipo de exogamia o de trazado consciente de linajes biológicos para evitar uniones consanguíneas.

Vínculos maternos en los linajes intergeneracionales

La investigación logró reconstruir varios árboles genealógicos multigeneracionales a partir de los datos genéticos. En muchos casos, los vínculos entre generaciones dentro de una misma vivienda estaban marcados por la línea femenina. Este patrón se confirmó mediante simulaciones informáticas que compararon escenarios matrilocales, patrilocales y mixtos. El modelo que mejor se ajustaba a los datos reales fue el de una sociedad compuesta por un 50 % de residencias matrilocales y un 50 % mixtas, con una participación mínima, casi nula, de estructuras patrilocales.

Tres mujeres
Recreación fantasiosa. Fuente: Midjourney/Erica Couto

Un trato funerario diferenciado para niñas y mujeres

Otro descubrimiento llamativo del estudio apunta al tratamiento diferencial que recibieron las niñas en las prácticas funerarias. Los análisis muestran que las niñas se enterraron con objetos funerarios con una frecuencia cinco veces mayor en comparación con sus pares masculinos. Los investigadores consideran que esta diferencia podría reflejar un reconocimiento social especial o una función ritual o simbólica ligada a la transmisión matrilineal. Entre los objetos hallados, figuran cuentas de piedra, pigmentos y conchas, algunos dispuestos en ajuares complejos.

Además, las niñas muestran patrones de preservación ósea que se acercan más a los de los adultos respecto a aquellos de los niños varones. Esto sugiere que pudieron haber recibido tratamientos mortuorios más elaborados, posiblemente con técnicas de descarne o exposición del cadáver, prácticas documentadas en adultos del yacimiento.

Cambios en los vínculos sociales durante la ocupación

A lo largo de los más de 1000 años de ocupación de Çatalhöyük, los patrones de enterramiento conjunto y de parentesco experimentaron una transformación significativa. En los primeros siglos, la unidad doméstica refleja estructuras familiares basadas en el parentesco biológico, pero, en las fases medias y finales, los enterramientos incluyen con frecuencia individuos no emparentados, sobre todo neonatos y niños.

Los análisis isotópicos de estos neonatos revelan que compartían perfiles dietéticos similares, pese a no estar relacionados genéticamente. Esta evidencia ha llevado a los autores de la investigación a proponer que en el asentamiento de realizaron prácticas de acogida o crianza compartida como mecanismos de construcción del vínculo social. Este fenómeno coincide con un aumento en la independencia económica de los hogares, reflejada tanto en el uso diferenciado del espacio como en la práctica de la ganadería.

Mujer sentada de Çatalhöyük
Figurilla de la mujer sentada de Çatalhöyük. Imagen recortada. Fuente: Nevit Dilmen/Wikimedia

Çatalhöyük: ¿una sociedad matrilineal?

Aunque el debate sobre si existió un “culto a la Diosa Madre” en el Neolítico anatolio sigue abierto, los datos genéticos aportan una nueva dimensión al debate. Suponen la evidencia más sólida hasta la fecha de que la organización social de Çatalhöyük se basó en líneas maternas. Aunque se carecen de bases para afirmar de forma concluyente la existencia de un matriarcado, sí es posible afirmar que las mujeres, y en especial las madres, desempeñaron un papel central en la cohesión social y la articulación familiar en las unidades domésticas.

Nuevas claves para entender una sociedad neolítica compleja

Este estudio, pionero en su enfoque, reconfigura nuestra comprensión de una de las sociedades más complejas del Neolítico antiguo. Çatalhöyük no fue una comunidad regida por la línea paterna, como ocurriría más tarde en muchas sociedades agrícolas europeas, sino un espacio donde los lazos maternos definieron la pertenencia y el linaje. La combinación de análisis genéticos, modelos demográficos y datos arqueológicos ofrece una imagen rica y matizada de un mundo donde la memoria de los ancestros femeninos resultó fundamental.

Referencias

  • Yüncü, Eren et al. 2025. “Female lineages and changing kinship patterns in Neolithic Çatalhöyük”. Science, 388: eadr2915.DOI:10.1126/science.adr2915

Cortesía de Muy Interesante



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