Investigadoras del Museo Biológico del Parque Científicos de Butantan, en Brasil, lograron demostrar que la boa esmeralda amazónica (Corallus batesii) se alimenta de aves. De acuerdo con Gizmodo, el consumo se aves ya se había registrado en otras especies del género Corallus. Sin embargo, este no era el caso de la C. batesii, pese a que sus características físicas indican que este animal puede capturar pesas grandes.
También conocida como “serpiente loro“, esta criatura perteneciente a la familia Boidae está emparentada con las boas constrictoras y las anacondas. Tiene una intensa coloración verde y amarilla, puede medir hasta dos metros de largo y suele vivir en las copas de los grandes árboles, a una altura de entre 12 y 15 metros. Tiene una cabeza grande y unos finos dientes curvados hacia atrás, por lo que ya existían sospechas de la presencia de aves en su dieta.
Un descubrimiento inesperado
El hallazgo fue publicado en la revista científica Herpetology Notes y fue tan relevante que uno de los mayores expertos mundiales en este tipo de serpientes, Robert W. Henderson no dudó ese mismo día a sus autoras, Circe Cavalcanti de Albuquerque y Silvia Regina Travaglia Cardoso. “Sabía que con el tiempo alguien documentaría el consumo de aves de la Corallus batesii. ¡Felicidades por ser las primeras!”.
De acuerdo con un comunicado de la institución, todo comenzó en febrero de 2023, cuando el Instituto Brasileño del Medio Ambiente (IBAMA) rescató varios animales y los envió al Museo Biológico de Butantan, entre ellos una boa esmeralda. Mientras se encontraba en cuarentena para recibir atención veterinaria, la serpiente pasó dos meses sin alimentarse. Cuando finalmente defecó, las investigadoras notaron la presencia de plumas en sus heces.
Recolectaron el material biológico en alcohol al 70 % y consultaron a tres ornitólogos para identificar la especie ingerida. Sin embargo, la digestión había dañado tanto las plumas que fue imposible saberlo. El estudio sugiere que la serpiente comió a su presa mientras aún vivía en la selva. El estrés y la deshidratación causados por el tráfico ilegal podrían haber retrasado su proceso digestivo, lo que explicaría por qué las plumas se conservaron parcialmente.
Además de la satisfacción del descubrimiento, para las investigadoras fue emocionante recibir las felicitaciones de un investigador que es un referente en su campo. “Fue una sorpresa muy agradable. Nuestro papel como científicos es producir conocimiento, y lo que me alegra es que siempre estamos aprendiendo. Saber que contribuimos al conocimiento científico es muy gratificante“, dijo Circe en el comunicado.
Más datos sobre la boa esmeralda amazónica
Aunque la boa esmeralda amazónica pasa gran parte del día sobre las copas de los árboles, esta criatura tiene hábitos nocturnos, por lo que suele bajar de su escondite al anochecer para cazar y alimentarse de criaturas como marsupiales, roedores y hasta murciélagos, además de aves. National Geographic señala que sus pupilas verticales están adaptadas para ver mejor en la oscuridad y regular la luz.
Pese a que su color verde esmeralda es una de sus características más destacadas, no siempre presenta ese color. Esto debido a su capacidad de camuflaje. Cuando son jóvenes e incapaces de subir a los árboles, estos animales tienen un color anaranjado que los ayuda a esconderse entre las ramas delgadas más bajas. A medida que crecen y alcanzan las partes más altas y frondosas, se vuelven cada vez más verdes.
Cortesía de Xataka
Dejanos un comentario: