Un hallazgo arqueológico sin precedentes ha permitido, por primera vez, reconstruir el perfil osteobiográfico de las poblaciones medievales del noroeste de Túnez. Un reciente artículo, publicado en Archaeological and Anthropological Sciences, ha analizado los datos procedentes del yacimiento de Koudiet er Rammadiya, en la región del Wadi Serrat, cerca de la frontera argelina. Gracias a una investigación interdisciplinaria llevada a cabo entre 2016 y 2022, el equipo internacional que firma la investigación ha logrado obtener valiosa información sobre las prácticas funerarias, la salud, la dieta y el origen geográfico de los individuos enterrados en este enclave islámico medieval.
Un yacimiento singular en el paisaje del Alto Tell
Koudiet er Rammadiya es una colina artificial —conocida como una rammadiya o escargotière— que destaca en la llanura aluvial del Wadi Serrat. Se trata de un montículo de unos 6 metros de altura y 60 metros de diámetro compuesto por acumulaciones de cenizas, conchas terrestres y restos humanos y animales. Estos depósitos son el resultado de la actividad humana desde épocas prehistóricas. A pesar de su potencial como fuente arqueológica, el sitio no se identificó hasta finales de los años 2000 y solo comenzó a excavarse de manera sistemática a partir de 2016.
Durante las campañas de excavación, se localizaron cinco sepulturas completas y varios restos humanos dispersos. El análisis osteológico permitió identificar un mínimo de diez individuos, entre los que se incluyen tres mujeres jóvenes y dos fetos en el último mes de gestación.
La datación y la cronología de uso como cementerio
Mediante las dataciones radiocarbónicas, los investigadores han establecido que el uso funerario del sitio se extendió durante dos fases principales. La primera data de entre los siglos VII y XI, mientras que la segunda cubre el período entre los siglos XIII y XV, lo que sugiere un uso discontinuo del yacimientoa lo largo de la Edad Media. Los enterramientos más antiguos se localizaron en la cima del montículo. Los más recientes, por su parte, se hallaron en las laderas, lo que apunta a un patrón de expansión funeraria conforme se agotaba el espacio central.
Las prácticas funerarias islámicas en contexto rural
Los cinco enterramientos completos identificados presentan características típicas de los rituales funerarios islámicos. Siguiendo la tradición musulmana, los cuerpos se inhumaron en posición lateral derecha, orientados al suroeste-noreste y con el rostro hacia el este.
Las tumbas carecían de estructuras arquitectónicas visibles y, en algunos casos, estaban delimitadas por la disposición de piedras. En dos de ellas, se hallaron fetos en fase prenatal avanzada. Su presencia parece responder al cumplimiento de la práctica islámica de enterrar a los no nacidos una vez alcanzado el estado de animación, es decir, el momento en el que se considera que el feto ya ha adquirido su alma.

Una población local sedentaria
Para determinar el origen geográfico de los individuos, se analizaron las proporciones isotópicas de estroncio (⁸⁷Sr/⁸⁶Sr) en el esmalte dental y el colágeno óseo. Los resultados se compararon con muestras de roca, suelo, agua y plantas tomadas del entorno. Así, se confirmó que los valores isotópicos coincidían con los del entorno local, lo que indica que los individuos eran originarios de la región, muy probablemente del cercano poblado bereber de Sidi Abdelkader, ubicado en la orilla opuesta del wadi.
¿Qué comían los pobladores de Koudiet er Rammadiya?
Los análisis de isótopos estables de carbono, nitrógeno y azufre (δ¹³C, δ¹⁵N y δ³⁴S) revelaron que la dieta de estos individuos se basaba en alimentos terrestres, con predominancia de plantas C₃ como el trigo y la cebada. Sin embargo, los niveles elevados de nitrógeno apuntan a un consumo moderado de proteínas animales y, quizás, de recursos acuáticos de agua dulce. Los valores de azufre confirmaron la escasa presencia de productos marinos.

Huesos que hablan: los indicadores de salud y actividad entre las mujeres
Los perfiles osteobiográficos reconstruidos de las tres mujeres jóvenes y los dos fetos ofrecen una panorámica de las condiciones de vida y salud de esta comunidad rural medieval. Dos de las mujeres adultas (catalogadas por los arqueólogos como H2 y H5) mostraban signos de haber padecido enfermedades periodontales, hipoplasias del esmalte y patologías vertebrales como la espondilolisis, que pueden causar dolor lumbar crónico. Estas lesiones podrían tener un origen congénito o estar relacionadas con actividades físicas intensas realizadas desde edades tempranas, como sugieren los marcadores de estrés mecánico presentes en los huesos.
La presencia de inserciones musculares desarrolladas en el cráneo, la clavícula y las extremidades superiores, además, apunta a que estas mujeres, pese a su juventud, realizaban labores físicas exigentes, en línea con las tareas agrícolas y de pastoreo documentadas en la región. Los desgastes extramasticatorios en los dientes, por otro lado, podrían reflejar el uso de la dentición como herramienta en actividades como el tejido de redes o el trenzado de fibras vegetales.
Mortalidad perinatal y vulnerabilidad materna
La aparición de restos fetales en una fase gestacional avanzada destaca la vulnerabilidad de las mujeres en edad fértil. En contextos arqueológicos, la mortalidad femenina suele concentrarse en el periodo reproductivo. De hecho, las complicaciones durante el embarazo o el parto eran causas comunes de fallecimiento. Las condiciones de vida difíciles, agravadas por crisis documentadas como las hambrunas y los conflictos tribales en el noroeste tunecino entre los siglos XI y XIV, pudieron tener un fuerte impacto tanto en la salud materna como en la supervivencia infantil.

Indicios de parentesco y transmisión genética
Un aspecto destacable del estudio apunta a la posible relación de parentesco entre algunos individuos. Este hipótesis se apoya en la presencia compartida de rasgos epigenéticos como los forámenes supratrocleares (perforaciones óseas en el húmero), los huesos wormianos (huesos adicionales en las paredes craneales) y la espondilolisis (fractura vertebral).
Si bien el tamaño reducido de la muestra impide establecer afirmaciones concluyentes, estos indicios —combinados con los resultados isotópicos que apuntan a un origen común— permiten plantear la hipótesis de que lo individuoss enterrados pertenecieran a un mismo grupo familiar. Las normas matrimoniales tradicionales en las sociedades rurales musulmanas, basadas en la endogamia y la supervisión parental, reforzarían esta posibilidad.
Un referente para el estudio de la Edad Media en el Magreb
La excavación del cementerio medieval de Koudiet er Rammadiya constituye un hito para la bioarqueología en el norte de África. La integración de arqueología, antropología física, paleopatología e isotopía ha permitido reconstruir con notable detalle la vida y muerte de una comunidad rural medieval, marcada por el trabajo físico, las limitaciones sanitarias y las exigencias del entorno
Se trata, además, del primer estudio que proporciona datos osteobiográficos detallados de las poblaciones medievales en Túnez, un país donde la legislación islámica dificulta la exhumación de tumbas. Este trabajo no solo llena un vacío historiográfico, sino que establece una base metodológica y comparativa para futuras investigaciones en el Magreb islámico.
Referencias
- Micarelli, I., Di Matteo, M., Touj, F. et al. 2025. “The medieval burial assemblage from Koudiet er Rammadiya, Northern Tunisia. An interdisciplinary bioarchaeological investigation”. Archaeological and Anthropological Sciences, 17.97. DOI: https://doi.org/10.1007/s12520-025-02209-3
Cortesía de Muy Interesante
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