Durante dos décadas, investigadores marinos de distintas partes del mundo han sido testigos de algo que parece sacado de un cuento: orcas salvajes que se acercan a personas —ya sea buceadores, científicos o simples observadores en la costa— para ofrecerles animales muertos. Peces, rayas, aves, incluso tortugas y medusas. Algunas veces, los mamíferos marinos sostienen el cuerpo con la mandíbula, lo sueltan frente a un humano, esperan unos segundos… y luego lo recogen de nuevo si no obtienen respuesta.
Este comportamiento, registrado en 34 ocasiones entre 2004 y 2024, no es anecdótico ni aleatorio. Es parte de una investigación liderada por Jared R. Towers, Ingrid N. Visser y Vanessa Prigollini, publicada en junio de 2025 en la revista Journal of Comparative Psychology. El estudio, titulado “Testing the Waters: Attempts by Wild Killer Whales (Orcinus orca) to Provision People (Homo sapiens)”, propone una hipótesis provocadora: estas orcas podrían estar explorando formas de comunicación y cooperación con los humanos, motivadas por un tipo de altruismo inter-específico que hasta ahora se creía casi exclusivo del ser humano y ciertos primates.
Un fenómeno global y poco común
Los eventos documentados ocurrieron en diferentes océanos: desde las frías aguas de Alaska y Noruega hasta las costas templadas de Nueva Zelanda, Argentina y el Pacífico tropical. En todos los casos, los investigadores aplicaron criterios estrictos para considerar que el comportamiento era un verdadero intento de “ofrecer” algo: las orcas debían acercarse voluntariamente, soltar el objeto a corta distancia y esperar alguna reacción humana antes de recuperarlo o dejarlo atrás.
Los objetos compartidos no eran siempre presas recién cazadas. Aunque en la mayoría de los casos se trataba de animales muertos —peces, mamíferos marinos, aves marinas, rayas o tortugas—, también hubo gestos más simbólicos, como un ejemplar de alga marina.
Resulta particularmente llamativo que en el 97 % de los casos, las orcas esperaron a ver qué hacían los humanos con lo que les habían dejado. Algunas incluso repitieron la acción varias veces. En un caso registrado en Nueva Zelanda, un ejemplar apodado “Funky Monkey” ofreció reiteradamente una raya colocándosela en la cabeza como si fuera un sombrero grotesco, quizás en busca de atención o de algún tipo de interacción.

¿Una muestra de altruismo?
Compartir comida entre miembros del mismo grupo social es una conducta bien documentada en orcas. Viven en sociedades complejas, en las que cooperan para cazar y comparten sus presas con familiares o compañeros de grupo. Pero extender este comportamiento a los humanos es algo radicalmente distinto.
La investigación sugiere que este comportamiento podría ser una forma de altruismo generalizado: un acto desinteresado de beneficio hacia otra especie, sin esperar nada a cambio. En el reino animal, este tipo de altruismo es raro, y aún más cuando no hay una relación previa con la otra especie.
Lo que observamos en estas orcas podría ser un comportamiento emergente de su elevada inteligencia. Se sabe que su cerebro, altamente desarrollado, tiene características comparables a las de los grandes simios y los delfines. Además, su estructura social, longevidad y capacidad de aprendizaje les permite acumular tradiciones culturales, como técnicas de caza o vocalizaciones únicas de cada grupo.
¿Juegan o investigan?
Aunque algunos eventos podrían interpretarse como juego —una forma habitual de aprendizaje entre juveniles—, no todos los individuos eran jóvenes, y muchos de los “regalos” eran presas intactas, valiosas desde el punto de vista energético. Además, cuando los humanos ignoraban los objetos, las orcas a menudo los recuperaban para consumirlos o compartirlos con sus congéneres. Todo esto sugiere que la motivación detrás del gesto es más compleja que el simple entretenimiento.
Los investigadores consideran que la curiosidad y la exploración podrían ser motores de este comportamiento. Las orcas podrían estar probando cómo reaccionan los humanos ante ciertos estímulos, en una especie de experimento social inter-específico. El simple acto de observar la reacción humana podría ser en sí mismo un tipo de aprendizaje para ellas.

Implicaciones éticas y evolutivas
Uno de los aspectos más fascinantes del estudio es que sugiere que las orcas son capaces de reconocer la existencia de otras mentes. En otras palabras, podrían tener lo que los científicos llaman “teoría de la mente”: la capacidad de entender que otros seres tienen pensamientos, intenciones y percepciones distintas a las propias. Hasta ahora, esta habilidad solo se ha atribuido de forma clara a humanos, algunos primates, elefantes, ciertas aves y delfines.
Este descubrimiento plantea preguntas profundas sobre la evolución de la inteligencia, la empatía y las relaciones inter-específicas. Si las orcas pueden identificar en los humanos a un ser consciente, con el que vale la pena interactuar o compartir recursos, estamos ante un ejemplo extraordinario de convergencia evolutiva entre especies que han desarrollado capacidades cognitivas similares en contextos ecológicos muy distintos.
¿Y ahora qué?
Aunque estos encuentros resultan emocionantes y aparentemente inofensivos, los investigadores piden cautela. No es recomendable intentar establecer relaciones cercanas con orcas salvajes ni devolverles los regalos. La interacción directa entre humanos y grandes depredadores marinos conlleva riesgos —para ambas partes— y puede generar consecuencias inesperadas si se convierte en una práctica habitual.
Sin embargo, estos casos ofrecen una ventana única para comprender mejor la mente de estos enigmáticos animales y reflexionar sobre nuestra relación con el resto del reino animal. Quizá, como sugiere el estudio, estamos ante un primer indicio de una forma rudimentaria de comunicación entre especies. Un puente tendido por criaturas que, bajo las olas, llevan siglos observándonos con tanta atención como nosotros a ellas.
Referencias
- Towers, J. R., Visser, I. N., & Prigollini, V. (2025). Testing the waters: Attempts by wild killer whales (Orcinus orca) to provision people (Homo sapiens). Journal of Comparative Psychology. Advance online publication. doi:10.1037/com0000422
Cortesía de Muy Interesante
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