
En MAIA Contemporary, chefs plant-based como Eddie Garza e Iván Castro unen gastronomía ética con activismo ecológico y social, acompañados por Animal Heroes, organización dedicada al bienestar animal. La experiencia fusiona sabores ancestrales y compromiso colectivo para impulsar un cambio real. Paralelamente, la exposición de arte urbano celebra la memoria y resistencia cultural, subrayando el poder transformador de la creatividad.
Podría sonar trillado, pero es la realidad: hoy más que nunca la escena del arte en México está alcanzando su pico de madurez, uno que puede ser un verdadero catalizador de cambio y encuentro internacional.
MAIA Contemporary no es solo un espacio ni un evento puntual; es un punto de encuentro que consolida una comunidad donde el arte, la gastronomía y el activismo convergen para dialogar y despertar conciencia desde distintos lenguajes: la cocina ética y el arte urbano.
La gastronomía plant-based, representada por chefs como Eddie Garza e Iván Castro, se despliega como un acto de memoria afectiva, justicia social y compromiso ecológico. Garza, uno de los chefs plant-based más influyentes del mundo, comparte su historia de transformación personal: de una dieta cargada de carne y lácteos a un profundo compromiso con el bienestar del planeta y los animales, un llamado a la acción colectiva.
Eddie Garza e Iván Castro.
“Hace más de dos décadas, pasé de una dieta poco saludable a una basada completamente en plantas por razones de salud. Perdí la mitad de mi peso y entendí que mi cambio también beneficiaba al planeta y a los animales”, cuenta Garza.
Para él, cocinar es un acto de amor y activismo: “Si puedes recrear un platillo en versión plant-based respetando su sabor y esencia, puedes llegar a millones”.
Su cocina, que rescata sabores y técnicas ancestrales como el ceviche tropical con chapay —una flor que crece en una palma de Chiapas y se asa al fuego con una técnica ancestral—, es un homenaje a su familia y a los valores de cuidado, respeto y cero desperdicio que aprendió desde niño. Esa filosofía se traduce en una invitación abierta a que más personas adopten prácticas culinarias sustentables como parte de un compromiso colectivo.
Iván Castro, chef mexicano radicado en Canadá y galardonado por la Guía Michelin, suma una visión sustentable y ética a esta propuesta. Desde hace más de una década adoptó la filosofía plant-based, desarrollando una cocina con propósito y respeto profundo por los animales y el planeta.
“Hace más de seis años inicié una transición hacia una cocina con propósito… por respeto y amor hacia los animales. Mi enfoque ha evolucionado hacia un uso responsable de ingredientes y cero desperdicio”, comparte Castro.
Este binomio gastronómico, junto con la organización Animal Heroes, conforma una alianza natural: “Unimos pasiones —gastronomía, justicia social y respeto por todos los seres vivos— en una experiencia transformadora”, explica Castro.
Para él, esta colaboración representa un aprendizaje de humildad y creatividad que trasciende el entorno controlado del restaurante para diseñar algo abierto a la comunidad.
Animal Heroes es una organización mexicana dedicada a la protección, rescate y bienestar de los animales. A través de campañas de concientización, rescates de animales en riesgo, educación ambiental y promoción de políticas públicas, buscan construir una cultura de empatía y responsabilidad que transforme el trato hacia todas las formas de vida en México.
La experiencia gastronómica busca recaudar fondos para apoyar las diversas acciones de Animal Heroes, que incluyen rescates en campo, programas educativos, apoyo a refugios y desarrollo de políticas de bienestar animal. Además, contará con la participación del comunicador Marco Antonio Regil, reconocido defensor del veganismo y bienestar animal.
“La gala no celebra solo una moda culinaria, sino un compromiso real. Cada decisión que tomamos impacta en animales, planeta y salud. La gastronomía es una poderosa herramienta de cambio y unión”, reflexiona Garza.
Simultáneamente, la exposición Memories of the Underground recuerda que la memoria también es política y estética. Esta retrospectiva sobre dos décadas de arte urbano y underground fine art invita a reconocer las raíces de un movimiento que, desde la periferia y la marginalidad, cuestionó y reconfiguró los códigos culturales.
La exposición Memories of the Underground.
La muestra, que inició en 2007 con la apertura de Elaboratorio y la aparición de FIFTY24MX, traza un mapa vital de artistas que narran historias personales y colectivas desde el margen. Entre ellos, creadores como Saner, Shepard Fairey, Takashi Murakami, James Jean y Kaws, cuyos trabajos dialogan con la fuerza y diversidad de voces mexicanas y globales. Este arte no solo documenta, sino que crea comunidad, resistencia y sentido compartido.
El contraste con la cocina de la Green Gala es claro: mientras la gastronomía planta semillas para el futuro, el arte urbano rescata memorias para construir identidad y diálogo. Ver a estos creadores en diálogo con artistas mexicanos como Curiot evidencia la potencia de un arte que no teme ser rebelde ni amable, íntimo ni público.
Es un recordatorio de que la creatividad puede detonar resiliencia y ser un timón para la vida colectiva.
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Estos dos eventos, desde ámbitos distintos, me llevan a pensar en la creatividad como un acto radical, comunitario y transformador. Ya sea en la cocina o en el muro, la propuesta es clara: nuestras decisiones cotidianas —qué comer, qué crear, qué recordar— pueden ser actos de amor, ética y memoria con poder real para cambiar estructuras.
Pero para que ese poder se concrete, estas expresiones no pueden quedar confinadas a círculos cerrados de especialistas o entusiastas; deben atravesar todas las mesas, calles y espacios públicos, construyendo comunidad y transformación social.
En un mundo que exige cambios urgentes, estas propuestas me inspiran a ver la creatividad no solo como talento o entretenimiento, sino como una posibilidad real y colectiva de transformación cultural, donde el compromiso y la colaboración son el motor.
Informes IG @greengalamx
Cortesía de El Economista
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