Toma de rehenes en la GAM: definición, cómo se castiga y recuento de casos recientes a nivel global

La tarde del pasado martes 1 de julio, un gimnasio comunitario de la alcaldía Gustavo A. Madero (GAM), en la Ciudad de México, se convirtió en escenario de una inusual toma de rehenes que terminó con el agresor abatido por la policía capitalina. 

El incidente, poco frecuente en nuestro país, despertó alertas sobre un delito que suele relacionarse con conflictos más bien en el extranjero. 

Los hechos: conflicto laboral, arma de fuego y negociación fallida

De acuerdo con autoridades capitalinas, el agresor, un hombre de 41 años, irrumpió armado en un gimnasio anexo a una iglesia y tomó como rehén a un instructor de crossfit que, según sus declaraciones, lo habría “reemplazado injustamente” tres años atrás. 

El hombre exigía una indemnización de 600,000 pesos como compensación por su despido.

La fiscal general de Justicia de la CDMX, Bertha Alcalde, informó que tras dos horas de negociación, el captor disparó en dos ocasiones e hirió superficialmente a un agente de la fiscalía. 

Al ver que amenazaba con matar al rehén, un elemento del grupo táctico disparó contra él, impactándolo en la cabeza, mientras que el rehén fue rescatado ileso y el policía herido se reportó como estable.

¿Qué es legalmente una toma de rehenes en México?

Aunque no existe una figura penal autónoma con ese nombre, la toma de rehenes se sanciona bajo el delito de secuestro, regulado en la Ley General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro.

Según el artículo 9 de dicha ley:

“Se aplicarán de 40 a 80 años de prisión a quien prive de la libertad a otra persona con el propósito de obtener beneficio, detenerla como rehén o causar daño a terceros”.

La pena se agrava (de 50 a 100 años) si hay violencia, si la víctima es conocida por el agresor o si el hecho ocurre en lugar solitario o público. 

Además, puede alcanzar hasta 140 años de prisión si la víctima muere por causa del secuestro

Casos recientes en el mundo

Aunque poco común en la Ciudad de México, la toma de rehenes sigue siendo una amenaza en otras regiones del mundo, con motivos diversos:

Pakistán (marzo 2025): rebeldes secuestraron un tren con 380 pasajeros. El ejército logró liberar a 354 personas; hubo 64 muertos.

Rusia (2024): internos vinculados al ISIS tomaron rehenes en un penal de Rostov; el incidente terminó con cinco atacantes muertos.

Gaza-Israel (octubre 2023): Durante una operación denominada “Al-Aqsa Flood” (Inundación de Al-Aqsa), Hamas lanzó un ataque masivo coordinado contra territorio israelí. Militantes irrumpieron en comunidades cercanas a Gaza (kibutzim, ciudades y un festival de música), resultando en alrededor de 1,200 muertos entre civiles y militares. 

En ese contexto, secuestraron a unas 251 personas (civiles y soldados) que fueron trasladados a la Franja de Gaza. Desde entonces se ha negociado la liberación de algunos de ellos. 

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió el lunes que traerá de vuelta a todos los rehenes, “los vivos y los muertos”, sin mencionar la propuesta estadounidense de tregua en Gaza a la que una fuente de Hamás había aludido anteriormente.

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Marco internacional: Convención contra la Toma de Rehenes

México es parte de la Convención Internacional contra la Toma de Rehenes, firmada en 1979 y ratificada en 1987. Esta define el delito como:

“El apoderamiento de una persona con amenazas de muerte o daño, para obligar a un Estado, organización o individuo a realizar o abstenerse de realizar un acto”

El tratado obliga a los Estados a castigar este delito con penas severas, facilitar la cooperación internacional y, en su caso, extraditar o enjuiciar al agresor.

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Cortesía de El Economista



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